Cinco chicas entran nuevas en el instituto Sweet Amoris tras haber sido expulsadas de su anterior instituto y obligadas a salir de la ciudad por diversos motivos...
Puede que físicamente no se parezcan pero todas tienen algo en común, algo que no de...
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-¡Llegamos!- Exclama Leo emocionado
Nos asentamos más o menos cerca de la orilla y extendemos las toallas una al lado de la otra. Después nos sacamos la ropa para dejar ver nuestros bañadores. Leo empieza a ir hacia la orilla pero le cojo de un brazo a tiempo y le enseño un bote blanco con la otra mano
-La crema solar- La agito en la mano de lado a lado
-Luego me la pondré...
Leo empieza a protestar pero Lara le agarra por el otro brazo y le sonríe triunfante mientras yo le pongo la crema
-¡Basta! Puedo ponérmela yo solo –Se revuelve como puede
-Sabes que tienes la piel muy sensible, Leo –Comienzo a decir- Y hay que extenderla bien
Lara se ríe de las caras de su hermano y éste le fulmina con la mirada. Cuando he acabado sale corriendo hacia el mar y no se para ni a pensar en si el agua esta fría o no.
-¿Vamos nosotras? –Pregunta Lara después de extenderse la última gota de crema
-Yo me voy a quedar leyendo un rato, después iré- Dice Alice
-Pero puedes hacer eso despuééés...-Lara le hace un puchero a Alice- Por fa, démonos el primer baño juntas
-Ahora no me apetece mojarme –Dice mientras saca un libro de su mochila- Además alguien tiene que quedarse a vigilar las cosas
-Eso es cierto
Lara nos mira a las dos con reproche, pero al final accede a dejarla sola. Caminamos hacia la orilla a paso ligero, la arena quema demasiado bajo nuestros pies. Lara pierde el equilibrio por un momento y le sujeto como un acto reflejo. Le mantengo cerca de mí con una mano en su cintura y la otra en su brazo. Ella me observa a través de sus ojos grandes y siento como su corazón se acelera por la cercanía. Se aparta un poco brusca y desvía la mirada
-Había mucha arena ahí y mi pie pisó muy profundo-Consigue decir tras su cara sonrojada
Suelto el aire que había estado reteniendo y, a pesar de que no hice ruido, ella lo escucha. Su don es poder escuchar más allá de lo que soporta un oído humano. Recuerdo cuando la llevamos al hospital tras rescatarla de las garras de sus padres, se tapaba las orejas todo el tiempo y se arañaba la piel por el estrés. Supongo que oír miles de voces y de ruidos a la vez le volvía loca, pero con el tiempo consiguió enfocar ese sentido sólo en lo que ella deseaba. Y me alegro de que al fin lo controle.
De repente pasa una mancha marrón corriendo por el rabillo de mi ojo, y me giro en su dirección. Lara me imita. Es un perro.