•O5•

300 45 17
                                    

Al día siguiente todo era demasiado silencioso.

El castillo estaba muy tranquilo desde en la mañana, la preocupación de los que desayunaban era evidente. Ayer no habían conseguido información, y aunque pensaban en eliminar alguna base galra para conseguir la ubicación de Lotor, después notaron que era inútil, ya que el príncipe hacía todo a espaldas del imperio.

Tal era su preocupación, que no notaron la razón del silencio en la nave. No era un silencio total.

Keith fue el primero en notarlo.

Hunk el primero en preguntar.

—¿Saben donde está Lance?

—No lo he visto desde que fue a buscar a Keith el día de ayer—habló Shiro dirigiendo la mirada hacia el pelinegro.

—Hunk y yo lo vimos con él la última vez también —agregó Pidge.

Ahora las miradas estaban fijas en Keith.

—Estuvimos hablando, luego fui a entrenar con Shiro, es todo—dijo para volver a dar un bocado a su comida.

—Quizá siga en su habitación—intervino Coran—los leones están en sus respectivos lugares al igual que sus naves.

—No tendría motivos para salir de todos modos—habló Allura.

—Podría estar enfermo—se levantó Hunk preocupado—iré a verlo.

Salió corriendo en dirección a su habitación.

—Será mejor que vaya yo también, debe ser malo para que no esté quejándose por ahí—se levantó Shiro y se dirigió con Hunk.

Keith frunció el ceño y terminó molesto su desayuno. Estaba seguro que era por el beso. Probablemente no tenía ganas de verle en lo absoluto. Se sintió triste sin saber la razón, y solo se molestó aún más debido a ello.

Se levantó de su asiento con un gruñido—iré a entrenar—dijo antes de salir de la cocina en dirección a su cuarto.

Estaba furioso, quería golpear lo que fuera. Y no detuvo su impulso, se detuvo en seco y golpeó la pared. Realmente le dolió.

Se mordió el labio inferior lleno de rabia. No entendía porqué cuando se desahogaba solo se sentía peor. Era su estúpida imprudencia al actuar, pero se negaba a aceptar que era su culpa.



~*~



—Lance ¿estás aquí?—había hablado antes de abrir la puerta.

El aludido estaba envuelto en sus sábanas. Se limpió el rostro antes de descubrirse.

—¿Qué sucede amigo?—preguntó frotando sus ojos como si hubiese despertado.

El azabache no respondió y comenzó a inspeccionarlo de pies a cabeza con rápidos movimientos. Luego abrió su boca, y miró rápidamente su nariz y orejas, lo miró a los ojos y lo aprisionó en sus brazos como una madre sobreprotectora.

—¡Estás bien!—sonrió aliviado sin soltarlo.

No le había dado tiempo al ojiazul de reaccionar —estoy bien—respondió sonriente casi sin respirar.

—Me alegra oír eso—habló Shiro desde la entrada.

Ambos miraron en su dirección.

—¿Me das un momento Hunk?

—Claro—aceptó —hablamos luego Lance—se despidió y salió cerrando tras de si.

Shiro se acercó al menor y se sentó junto a él.

—¿Pasó algo?

Lance apartó la mirada.

—Shiro, tú...—tragó saliva avergonzado—¿qué sabes de amor?—preguntó llevando una mano a su nuca al tiempo que se sonrojaba.

—No creo que esto sea por una chica, pero sé algunas cosas—respondió sonriendo con cierta preocupación hacia él.

—¿Qué sucedería si alguien que te gusta desde hace mucho tiempo en secreto, un día te besa pero tu estás asustado y te alejas, y después esa persona solo se va sin decirte nada?

El mayor se sorprendió ante la pregunta. Intercambiaron miradas y después Shiro comenzó a reír.

Lance se sintió un idiota al haberle contado. El mayor paró de reír y sostuvo el hombro del moreno, haciendo que este lo viera.

—Quizá también estaba asustado, seguramente entró en pánico cuando lo rechazaste y no tuvo el valor de confesarse ante la situación

Los ojos de Lance se cristalizaron y se lanzó a los brazos del contrario.

—¿Lo crees?—habló nervioso.

—No lo creo, conozco a Keith lo suficiente para estar seguro

El castaño rápidamente se separó para verlo a los ojos.

—Tranquilo, es demasiado fácil de notarlo, y claro lo digo por Kogane—sonrió con complicidad.

Lance le devolvió la sonrisa cariñoso.

—Gracias Shiro.



~*~



Keith caminaba sosteniendo su mano, aún dolía. Su mano, su cabeza, su pecho. Podía asegurar que su corazón estaba siendo aplastado.

Había estado rondando inconscientemente por el cuarto de Lance. No iba a negar que estaba preocupado por él, y que definitivamente quería disculparse. Pero este último pensamiento cambió cuando vio a Shiro saliendo de su habitación.

Se había girado de vuelta al interior y Lance lo había abrazado sin previo aviso. Shiro le devolvió el gesto con una sonrisa y después sacudió el cabello del menor.

Keith estaba a punto de estallar frente a las acciones de ambos. Pero siguió su caminó como si no hubiera visto nada todavía. Dio media vuelta esperando que ya hubiera cerrado su puerta, pero encontró su mirada azulada clavada en él, sus labios temblorosos, sus mejillas y orejas cada vez más rojas, y unos dedos juguetones que no paraban de deslizarse nerviosos.

Lo único que pudo pensar fue "mierda".

Sin darse cuenta se había detenido y sus miradas no se desapegaban por nada. Estaba comenzando a sudar frío.

—Keith...

El pelinegro esperó a que continuara sin saber que iba a decir.

—Tú...

Quería que lo escupiera de una buena vez, estaba ansioso, no tenía idea de que carajo iba a decirle.

—¿Eres gay?

Y el silencio se hizo presente de nuevo.

Todo lo que podía pensar el ojinegro era:

"De toda la mierda que pudo decir, ¡¿en serio...ACABA DE PREGUNTARME ESO?!"

S W E E T ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora