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No podía creer la pregunta que brotó de sus labios.

Sabía que Lance solo coqueteaba con chicas, pero hacer una pregunta tan estúpida. Realmente ponía a pensar en si era una burla o iba en serio.

De nuevo tenía un impulso enorme de correr y besarlo.

No podía, no así. Respiró profundo y se acercó caminando hasta el.

—¿Es algún tipo de broma Lance?

El moreno se sonrojó aún más.

—Lo siento, no pensé en nada más, ayer tú...

No terminó de decir y apartó la mirada.

—Bueno, no eres muy listo, supongo que lo soy —levantó los hombros y cruzó los brazos.

Lance volvió a verlo.

—¿Qué hay de ti?

La pregunta lo tomó por sorpresa.

—Ambos —sonrió un poco avergonzado.

Hablar de orientación sexual en pleno pasillo no era de lo más cómodo y romántico que se pudiera esperar.

—Respecto a lo de ayer...

Comenzó a hablar Keith.

—¿Te gusto? —interrumpió el ojiazul conectando sus ojos con el contrario.

Keith estaba a punto de decir que aquello no había significado nada, y con una pregunta tan directa se sentía aún peor.

Se observaron unos segundos a los ojos.

De nuevo tenía el impulso de besarlo, lo tenía tan cerca, quería una respuesta sincera y eso era lo que le daría.

Sin esperar jaló su sudadera hacía el y lo besó de nuevo.

Había mordidas por parte del pelinegro, gruñidos que escapaban de su boca. El moreno se dejaba llevar un poco y lo llevó dentro del cuarto, cerrando la puerta y separándose de él.

—¿Eres idiota?

Keith se sobresaltó ante la pregunta, para luego sonrojarse y desviar su rostro como respuesta.

Sabía que lo había molestado con otro beso sin respuestas.

—¿Cómo se te ocurre besarme en mitad del castillo? —exclamó cubriendo su rostro.

El contrario levantó la mirada, comprendiendo la verdadera causa de su molestia.

—Lance

—¡No puedo creer que hicieras eso! ¿Si alguien nos ve qué diremos? —lo regañaba con pinta de tomate.

—¡Lance!

—Eres tan desvergonzado, a pesar de que solo hice una pregunta —comenzó a hacer berrinche y se lanzó de nuevo a su cama.

—¡LANCE!

El mencionado volteó.

—¿Yo te gusto?

Hubo un corto silencio.

—Sí

Keith sintió como su pulso se aceleraba, tenía a Lance frente a él, en un lugar cerrado, podía volver a besarlo cuantas veces lo deseara.

Se acercó hasta la cama y se sentó junto a él.

—Creo que —hizo una pausa para tragar saliva —que también me gustas.

—Me lo esperaba.

—¡Oye! ¡no te creas mucho porque me declaré! —gruñó cruzando de nuevo los brazos.

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