Fisgón

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Al llegar a casa vi el reloj en la mesa de noche en mi habitación, 11:37 pm.

Sans parecía un poco confundido cuándo cerré la puerta del coset.

-¿Te ha tramando la hermana mayor de Aradia?- dije con cierto tono de burla.

Me tire en mi cama y suspire, vi mi muñeca izquierda y vi que solo quedaba una raya de castigo, Sans se sentó a mi lado y lo mire a los ojos.

-Hoy fue un largo día, ¿no lo crees?- dijo el mientras suspiraba.

Cerré los ojos y de un momento a otro sentí unas fuertes punzadas, en mi cabeza, en mi pecho y vergonzosamente en mi entre pierna. Una ligera corriente eléctrica, me recorrió, mis mejillas enrojecieron y un calor inexplicable se apoderaba de mi cuerpo.

De reojo vi a mi acompañante y él estaba inclinado observando sus manos, ignorando mi situación, me abrace a mí misma y como pude me levante tratando de no mostrar mi vulnerabilidad.

-S-Sans creo que es hora de que v-vuelvas a tu casa- titubee un poco al decirlo.

-¿Estas segura?, no te miras muy bien- pregunto él y yo asentí, abrí la puerta de mi habitación y vi a Momo lavando los platos en la cocina.

-M-Momo, si ya terminaste los quehaceres del hogar de una manera muy atenta te d-doy la noche libre para que salgas a la ciudad pero que no descubran lo que hagas- recalcando lo último el asintió y se acercó asía mí.

-My lady~, disfrutare esta noche de caza~- beso mi mano aspirando un poco de la fragancia que desprendía, al instante abrió sus ojos, levantado sus largas y negras orejas de conejo- oh... lo entiendo querida- salió de la casa cerrando la puerta tras de sí.

-Sans, tú también ve a tu casa- dije con cierto tono de desesperación.

-¿Por qué tengo que hacerlo?, yo quiero quedarme- al decir eso se acercó, haciendo que retrocediera, me trozara cayera por culpa de la alfombra, un leve gemido se escapó de entre mis labios, no podía creer que estas sensaciones me dejaran ser intimidada de esta manera.

-¡S-solo vete!- ya estaba temblando, sintiendo como mi cara ardía y cierta humedad en mi entrepierna.

La forma en que me estaba comportando no era normal, precia una chica enferma, Sans me tomo de los brazos para levantarme del suelo, pues parecía que me costaba moverme. Al tocarlo pude notar cierto alivio de estas sensaciones.

-No estás muy bien como para que te dejen sola- con toda la paciencia del mundo y siendo cuidadoso con lo que hacia me cargó para recostarme en mi cama, solté un quejido que a la vez parecía un gemido y un aroma a cerezas inundo la habitación.

-Sans como mi familiar te ordeno que salgas de mi habitación- dije sin ningún rodeo y sin tartamudeo. Dos delgados aros de luz aparecieron en sus muñecas y estas arrastrándolo fuera del cuarto.

-¡Hey! Eso no es justo, tengo que cuidarte- gruño él.

-Tal vez tú no quieras, pero tú contrato como mi familiar te obliga a ser obediente- me levante, cerré la puerta tras de él y me recargue en esta.

Recordé el "presente" que me había dado la abuela Su, no sabía si ella predijo que pasaría o solo para otros fines. Quería pensar que esto era solo ataque hormonal de mi cuero pero me temía que esto fuera hecho por otra persona.

El sonido de mi teléfono me saco de este enredo de pensamientos,tomándolo con algo de dificultad.

-Hola querida~, aun no disfrutas el regalo que te di~- muy apenas reconocía esa voz.

-¿D-Damara?- escuche una ligera risa.

-¡Din, Din, Din!, acertaste Shin'ainaru~ pero dime, ¿Por qué no te has acostado can alguien?- dijo con cierta decepción.

Vainilla y Cerezas (+18)G!Sansx(____) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora