No sé como ni cuando comenzó, no recuerdo bien desde que punto de mi vida empecé a sentirme así. Trato de seguir con mi vida de manera normal, ir al trabajo, volver a casa a comer, y luego más trabajo. La rutina común del ciudadano promedio de mi edad.
Todo está bien, al menos es lo que se puede ver desde afuera. Pero es todo un circo de apariencias. Mi mayor miedo y preocupación es la bestia, la cual me asecha noche y día, al despertar, a lo largo de mi rutina y al irme a dormir. El mal nunca descansa, me sigue a cada paso, cada latido, cada respiro, incluso en mis sueños, transformándolos en pesadillas. Me despierto debido a esto cubierto en sudor y sangre, en cualquier desconocido lugar, en medio de la noche y la oscuridad, debiendo solo y perdido a mi hogar regresar, sin que nadie de nada de lo ocurrido vaya a sospechar.
Perturbado y lleno de dudas me vuelvo a acostar, para intentar, cerrar mis ojos y milagrosamente estar en la mañana siguiente, para poder disfrutar de algo de compañía, y así mis traumas opacar, al menos por un rato. Ya que la criatura no me va a liberar, no tiene sentido imaginarme algo que es imposible de realizar. De esta situación no podré escapar.
A cada momento percibo su presencia, nunca me deja en paz, llenando mi mundo de sombras y depresión. Como moverme de la forma que lo hacen los demás, si no soy como ellos, ni si quiera soy lo que ellos ven. Soy solo una farsa, una mentira, simulo que todo está correcto en el exterior, pero mis traumas me aprisionan y atormentan. No me dejan ser quién debería ser. Quién me imagino poder ser, o haber poder sido en otra realidad, diferente a la que vivo.
No puedo entender, por más que trate de razonar y repensar, como algo que desconozco puede causarme tanto daño. Es una continua tortura que me hace replantearme si hay algún motivo por el que deba continuar. Y renunciar a la idea de mi vida acabar.
Lo he asumido y aceptado en varias diferentes ocasiones, pero cuando el acto de suicidio estoy por concretar, una fuerza más allá de mi comprensión, lo puede evitar, es el animal infernal. En esta tortura me logra mantener, y así obligarme a continuar. Incluso en contra de mi voluntad, aquella que nunca me perteneció, desde que la maldad es mi dueña.