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- Hey... Te estoy hablando, ¿Qué tanto mi...?- Y de pronto, por unos segundos, nadie habló. Se podía escuchar el sonido del aire susurrar, sin embargo nosotros no emitimos ningún sonido.

Entonces, sucedió algo aún más inesperado para mi:

- Necesito hablar con ella, ¿Nos dejarías un momento?- le habló a mi amiga. La peli-rojo me miró, lo miró y asintió.

Gracias, buena amiga. ¿Ahora si puedo decir que tengo la peor suerte?

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