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Y ahí venías, como todos los días, con esa sonrisa tan tuya. Saludaste a todas mis amigas, que ahora, eran tambien tus amigas.

Antes de sentarte, delante mío; me viste y me sonreiste como gesto de saludo.

Y yo... tan yo no hice más que mirar en otra dirección "ignorandote".

¡Que estúpida!

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