Hermanitos. (TERMINADA)

51: Nunca fue algo grave.

Pablo narra:

Horas antes del suceso. 

El sol seguía brillando, esta vez un poco más débil de lo que estaba antes. Yo jugaba al frisbee con los demás, y todos estábamos alegres, yo estaba con mi chica, Anavi, por lo cual, eso nada más era una razón para ser feliz. 

Por lo pronto, nadie estaba triste o enojado.

Hasta que...

Los padres (o los que yo creo que son sus padres) de Matt bajaron a la playa, sus caras expresaban preocupación y desesperación, también había una chica detrás de ellos, tal vez sea la hermana de Matt.  Ellos fueron directamente hasta el que parecía más amigable, Josa.

Y le dijeron algo, pero realmente no sé que fue. 

Hasta que Josa nos dijo que nos habían hurtado las cosas, y nadie se dio cuenta de nada. Los padres de Matt estaban comiendo en el restaurante. Y los demás no vieron nada. Las cámaras no indican realmente quienes fueron, ya que no se les ve la cara, pero la silueta parecen de un hombre, y ya, solo un hombre.

Todos entramos a nuestras habitaciones y revisamos las nuestras cosas, supervisando que no falte nada. Pero solo se llevó algunos dólares que tenía en un bolso, parece que busco apurado, porque desordeno todas mis cosas. Al parecer a nadie le falta nada además de dinero. Solo falta por Dalia. A que revise sus cosas. 

Yo estoy tranquila, pero los demás no. Mavi entra a nuestra habitación, jadeando de preocupación y desesperación, así como lo hacían los padres de Matt hace un rato.

- Tenemos que buscar a Dalia.- dice Matt, mientras que yo me fijo como sus pulmones se llenan y se vacían de aire una y otra vez.

- ¿Al menos sabes donde esta?- dice Josa, quien no parece más relajado de lo que debería.

- Dijo que estaría en una plaza o algo así con Matt.- dice Anavi.

- Esta bien. Baja y pide un taxi, yo iré contigo.- le dice Josa a Mavi.

-¿Alguien más desea venir?- pregunta Mavi,

- No, tenemos que traer a Matt y  a Dalia, nadie más cabe.- dice Josa.

- Está bien.- dice Mavi, y se va, casi corriendo.

Yo estoy casi seguro que el ladrón sólo hurtó dinero y nada más, la gente está exagerando un poco todo esto.

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Más tarde...

Ya en el taxi...

Mavi narra:

El cielo ya se estaba oscureciendo, y yo tenía miedo de que no encontraramos a Dalia. Porque conociéndola, se iría a el lugar más recóndito de San Martín. Pero, considerando que están en una plaza, creo que sería un poco más fácil buscarla.

Buscamos en la primera plaza que se nos atravesó, y atravesamos toda la manzana en la misma, no vimos rastro ni su silueta al menos. Segunda plaza, pasamos la manzana y la encontramos casi acostada junto a Matt, parecían escuchar música. Nos bajamos del taxi y le pedimos al conductor que nos esperara.

Corrimos, ellos estaban en el extremo superior izquierdo de la plaza, claro que si lo vez con un drone, o en un avión, entenderías mejor lo que me explico. Corrimos y dejamos atrás a personas que nos veían raro. Hasta que nos detuvimos enfrente de Matt y Dalia y nos miraron fijamente. Sus caras expresaban confusión, y les doy la razón, no deberíamos estar aquí.

- ¿Qué hacen aquí?- dice Dalia, aturdida y se puede decir que hasta enojada.

-  ¡Dalia, han hurtado cosas en el hotel, en todas las habitaciones de nuestro pasillo!- dice Josa, ahorrandome las palabras.

- No me importa.- dice Dalia.

- ¿No te importa saber si nos robaron algo?- casi gritó Matt.

- ¿Tu quieres ir?- dice Dalia, esta vez invitándolo a bajar su tono de voz.

- Pues por supuesto. Mis padres deben estar preocupados.- dice Matt. El se levanta del banco y Dalia hace lo mismo, y corren de vuelta con nosotros. El conductor del taxi parece impaciente en cuanto llegamos.

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Luego del suceso...

Dalia narra:

Cuando entramos en la habitación, los chicos estaban más tranquilos de lo que deberían. Yo no estaba muy preocupada, ya que todo lo que necesitaba y más quería, lo cargaba conmigo, así que... No me importaba mucho que se llevaran otra cosa.

Cuando revise en mi parte del armario, todo estab a desordenado y mi ropa interior estaba regada en donde no debería. Lo único que ya no tenía era unos cincuenta dólares que tenía guardado en una pequeña bolsa de regalo. El dinero lo puedo recuperar fácilmente, realmente, muy fácil. Igual, tenía más dinero, eso solo era de emergencia.

Salí del armario y Anavi me pregunto:

- ¿No te robo nada?

- No, solo dinero.

- ¿Cuanto?- esta vez pregunta Josa.

-Solo cincuenta dólares, nada de que preocuparse.- le contesto.

-Esta bien, si tu lo dices.

Sigo caminando hasta afuera de la habitación y me dirigí a la habitación de Matt, allí veo a los sus padres, preocupados, los dos sentados en la cama y Matt, algo relajado y despreocupado. Su hermana no parece importarle ni un poco. 

Matt viene hacia mi y pone su mano en mi hombro, acariciandolo suavemente.

- ¿Que ha pasado con tus cosas?- me pregunta.

- Pues, solo me robaron cincuenta dólares. No es para tanto. - le digo.

- Pues a mis padres le robaron cien dólares y un reloj de mi padre.- dice él.

- Wow, eso si que es una cantidad alta de dólares.- le digo.

- Si lo sé, pero podremos resolverlo.- dice Matt.

No quería que lo que pasó pasara, pero paso.

- ¿Ella es la chica, Matt?- pregunta su madre desde el fondo de la habitación. Yo asiento con la cabeza, aceptando de que le diga.

- Sí madre.

- Pues que venga, quiero conocerla.- dice su madre.

Matt agarra mi mano y me guía adentro de su habitación, el cual está perfectamente ordenada, solo hay dos camas matrimoniales, por lo que creo que Matt duerme con su hermana, y me fijo más allá entre sus cosas, veo otra mochila que le pertenece a Matt, una cámara, unos zapatos y algunos libros. Además del pequeño radio que llevo a nuestra cita.

Cuando estoy enfrente de los padres de Matt, su padre solo se limita a verme pero su madre extiende una sonrisa cálida, ella extiende su mano y yo la aprieto con una sonrisa forzada en mi rostro.

- Hola, un gusto. Me nombre es Dalia.- le digo a la madre de Matt.

- Hola, encantada. Yo me llamo Veronica. 

- Yo realmente no quería conocerlos en estas circunstancias.- les digo.

- Si, es terrible.- dice Verónica.

- Esperemos que todo se arregle pronto.- le digo.

- Pues, ojala...

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