"Todo por el Todo"

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Revise mi aliento por quinta vez. El reloj marcaban las 7:30 de la noche. La luna iluminaba perfectamente la azotea, el lugar favorito de Azul. 

Las luces colgadas en un arco y las velas puestas en el centro iluminan la pequeña mesa de mantel rojo puesta en una esquina. ¿Me preguntó si le gustará la lasaña que preparé para los dos?

Mi cuerpo tiembla no se si es el frió o los nervios lo que lo provocan. Faltan segundos para que Azul entre por esa puerta. Mi pecho sube y baja a gran velocidad, giro mi mirada para distraerme un poco. La noche es tranquila, el viento sopla suave y delicado.

—Caleb ¿estas aquí?— escuchó su dulce voz llamándome. Giró enseguida para ver a mi ángel azul acercarse. "Todo estará bien" me repito una y otra vez en mi mente. Se ve realmente hermosa. Cualquiera que la conozca sabría porque es que estoy perdidamente enamorado.

Me acerco hasta ella y la tomo de la mano, ella sonríe "la sonrisa más adictiva". —Estas rosas azules son para ti... pensé que como tu nombre son únicas, raras y hermosas— digo entregándole un ramo. Ella suelta una risita reprimida. ¿soné muy cursi? Creo que eso fue tonto.

La guió hasta la mesa. Nos sentamos uno frente a otro permitiendome ver sus ojos azules. Ese azul que me embriago un día, ese azul que me transporta al mar ahogándome en ellos.

—tu tía Amy dijo que tenías algo preparado para mi... ¿a qué debo el honor?— pregunto tímidamente.

—T-tengo algo que decirte y pre-preparé toda esta cena para ti— ¡Rayos! estaba demasiado nervioso, las palabras se atoraban al querer salir. No se ni como empezar.

—No puedo ver exactamente lo que preparaste para mi por obvias razones... ¿podrías decirme como se ve?

Le describí el lugar, la mesa puesta, las decoraciones, la vista a la luna, las luces de colores que nos rodean. Mientras lo hacía una gota chocó contra mi frente, luego otra y otra, caían lentamente amenazando algo que me temía.

¡Por favor Dios no!

De un momento a otro la lluvia se hizo presente. Las velas se apagaron ahogándose, la comida comenzaba a inundarse, toda la mesa y las decoraciones estaban cayéndose.

Maldije internamente ¿tanta mala suerte puedo tener? pregunte al cielo reprochando la situación.

Me levante enseguida.

—Lo siento mucho Azul yo... yo no sabía, esto no era lo que quería— hablé en tono frustrado mientras la lluvia se hacia presente con más fuerza.

Ella me busco y me tomó del brazo, me llevo al centro de la azotea y dijo:—nada es como lo planeamos... la vida es perfectamente imperfecta— sonrió como solo ella lo sabe hacer. La lluvia mojo su vestido haciendo que se pegue mas a su cuerpo, su cabello castaño goteaba, su piel blanca y tersa completamente mojada tenía el aspecto de ser brillante, la luz de la luna se podía ver en sus ojos haciéndolos cristalinos y mas profundos.

Mis ansias desaparecieron, mi frustración se esfumo, mi enojo dejo de existir. Solo era ella en mi mente, en mi corazón, en mi mirada. Solo ella frente a mi.

Di un paso lento acercándome, nuestras narices se tocaron en un milésimo centímetro, nuestros alientos chocaron uno contra el otro. Un mechón le caía en el rostro, lo aparte suave, ella cerro los ojos. La lluvia seguía mojándonos. Solté mi ultimo aliento y junte mis labios con los suyos. La besé, la besé como tantas veces desee hacerlo, sus labios se movían al compás de los míos, encajando perfectamente uno con el otro. Eran suaves, carnosos, dulces. El beso era tierno, delicado y lento, disfrutando cada segundo que nuestros labios se tocaban, disfrutando cada segundo de perdernos en el. 

Cielo Azul (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora