Un día más

18 2 0
                                    


El despertador molesto

anuncia que ya es la hora

de ir a donde detesto,

bien vestida y sin demora.

Abro los ojos, confusa.

Por dentro sigo dormida.

Veo de reojo mi blusa

aún pensando en la comida.

Esa que ayer derramaron

en mi ropa inmaculada,

y tan sucia la dejaron

que hasta me atacó una arcada.

Ahora está limpia, sin dudas,

porque tarde me acosté

lavando todas las mudas

de ropa que me encontré.

Furiosa estaba de veras,

con todos, y más con él.

¡Maldito chico de cera!

Zonzo, torpe, ciego y cruel.

—Perdón —me dice el idiota.

—¿Perdón? —le digo—. ¿De qué?

¿De pisarme con tu bota

o echar sobre mí el puré?  

Pero se sigue excusando

y lo dejo hablando solo.

Yo me alejo, rezongando.

—Quisiera marcharme al polo. 

Otra vez veo el uniforme,

me tengo que levantar.

Hoy me esperan mil informes.

¡Cómo odio este lugar!

Hastío Laboral ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora