Capitulo 3

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*Selena*

Los rayos de sol entraban por mi ventana y mis ojos se estremecían al sentir como se colaban por mis párpados. Con cuidado y aún con los ojos cerrados me incorporé en la cama . Me sentía agotada y algo mareada, no recordaba haberme quedado dormida,ni siquiera ir a mi cuarto . Es más, aún seguía con la ropa del día anterior que tarde poco en cambiarme por una falda vaquera,y una camiseta roja de manga corta, luego me senté en la butaca de al lado de mi cama y me puse unas deportivas. Mi madre no volvió a parecer en todo el día,ni siquiera una llamada o mensaje,era como si ya ni siquiera estuviese en la ciudad, así que después de horas buscándola sin ningún resultado decidí irme a casa a la hora de cenar, solamente me preparé algo de comer como pude cogiendo algunas sobras y senté en el sofá mientras veía la tele. Es lo últimos que recuerdo,no sé en qué momento el sueño se apoderó de mí pero no me volví a despertar por el resto de la noche. ¿Dos veces seguidas sin despertarme ni una sola vez? Demasiado extraño. Todo tuvo más sentido cuando la puerta de mi habitación se abrió de un golpe y apareció mi madre con su típica sonrisa de oreja a oreja.
- Selena, que bien que ya estés despierta, ayer te quedaste frita y no quise despertar te.¡Feliz cumpleaños mi vida!- gritó con toda su energía mañanera.
¡Es verdad! Había olvidado por completo que hoy era mi cumpleaños. Cosas como estás solo se me olvidan a mí.
Seguido me abrazó lo más fuerte que pudo y regaló 2 besos en cada mejilla. Todo como si nunca se hubiese ido. Como si nunca hubiese pasado nada. Como si nunca hubiese visto nada.
- Espera, espera. -La aparté de mí con seriedad y levanté de un salto de la cama, quedando así a su altura. - No puedes irte un día entero así como así,haciéndote la desaparecida y luego volver sin explicación alguna. Esto no funciona así ¿Sabes? - repliqué.
Ella me cogió de las manos y me miró indiferente.
- Tenía un buen motivo para irme. No me ha gustado quedarte aquí sola  , pero era necesario. - parecía sincera,pero eso a estas alturas no me servía.
- Bueno,pues entonces cuéntame cuál era el motivo  por el qué te has ido dejándome sola después de ver lo que vi. ¿Que era tan importante ?- necesitaba respuestas. ¿Porqué ahora no me las daba? ¿Es que ya no confiaba en mí?.
- Para mí tampoco ha sido fácil dejarte aquí sin saber si cuando volviera te iba a encontrar aquí sana y salva o...-
Se quedó callada unos segundos mirando cada mínimo detalle en mí y a continuación me soltó las manos.
- Deberías vestirte,vas a llegar tarde a tu primer día de clases. - sentenció.
Me dejó ahí con las palabras en la boca mientras iba a la pequeña cocina para darme un trozo de tarta.
-No te entiendo. Solo te pido respuestas. ¿Ya no confías en mí?, ¿Es eso?. Ya soy mayor de edad,tengo responsabilidades, superaré sea lo que sea que me esté pasando.-
- ¡No! No lo superarás. Solo quiero protegerte . Entiéndelo. - dijo en un hilo de voz. Parecía que esto también le estaba afectando.
- ¡Entiéndelo tu!  Merezco saber porque me siento así, porque por las noches nunca puedo dormir, porque a veces veo cosas que los demás no. ¿Estoy loca?,¿Es eso?- me acerqué a ella  y esta vez pareció reaccionar por que se giró hacia mí y dejo de prepararme el desayuno.
- Esta bien, eres una cabezota. Esta noche te diré donde estuve ayer. Pero tienes que prometerme que en cuanto terminen las clases vendrás y no saldrás está noche a ningún lado. - me dijo intentando convencer me.
¿Se creía que así podría quedarme satisfecha? Es el típico truco de las madres. Haz esto y luego si eso yo te cuento lo demás. Pero estaba muy equivocada . Es mi vida ella no iba a decirme cuándo tenía o no que salir.
- ¿Sabes? Creo que por regalo de cumpleaños pediré la verdad - no pensaba rendirme.
-Esta noche,ven y hablaremos. Aunque no te prometo nada. -
- En ese caso yo tampoco te prometo nada. Ahora creo que me iré por esa puerta y luego veré si regreso o no.- cogí la mochila pequeña que tenía en la mesa y salí de casa corriendo. Sólo la escuché replicar y amenazarme para que está noche volviese temprano como ella me había dicho.
Andaba hacia la escuela,que al contrario que a las demás personas a mí me caía cerca. La universidad estaba muy a las afuera de la ciudad,pero yo vivía al lado,en un pequeño barrio dónde el bosque  me separaba de la ciudad.
No tenía ganas de ir ,la verdad. Pero todo era mejor que estar en casa. Para mi desgracia iba a ir a la universidad con la mayoría de mis vecinos,chicos y chicas que me hacen la vida imposible desde primaria. Nunca fui muy popular que digamos,me cuesta relacionarme con la mayoría de la gente. Siempre me he sentido una extraña fuera a donde fuera.
Miré el reloj y no pude tener más mala suerte. ¡Eran las 10! ¡Hace más de una hora que debía haber empezado las clases! Mi madre ni siquiera me ha avisado.¿En qué mundo vive está mujer?.
Corría lo más rápido que podía.
Ahora que lo pienso,nunca he podido tener una conversación espontáneamente con nadie pero ayer eso cambió al hablar con aquel chico,¿como se llamaba? ¡Así! Devin,es un nombre bastante raro,como él.¡Mira que decirme esas cosas! Aunque hay que reconocer que me hizo reír,y es bastante atractivo,aunque su mirada...cada vez que le miraba sentía que en cualquier momento me podía  caer.
¡Por fin había llegado! Entré corriendo en el edificio haciendo bastante ruido y me puse a buscar mi clase que debería estar al fondo del pasillo.
Bueno no le volveré a ver,así que debería olvidarme de él , cómo de aquel chico que vi en la ventana. Quizás lo soñé,pero algo me dice que no puedo permitirme olvidarle .
Entonces llame dos veces seguidas a la puerta y entre en la que debía de ser mi clase .
-¡Ya estoy aquí! ¡Siento llegar tarde!-dije a toda prisa mientras recuperaba el aliento. Oí las carcajadas de la mayoría de las chicas de la clase.
Alcé la vista, efectivamente seguían allí las mismas personas que venían dispuestas a hacerme la vida imposible,todo era igual....bueno, todo no.... seguí recorriendo la clase con la mirada mientras mi profesora me reñía y entonces...le vi. Creía que nunca más le volvería haber pero no.
Estaba allí sentado en una esquina del fondo mirándome con esa pícara sonrisa que me erizaba la piel.


Mi Ángel AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora