Decido ser feliz

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Comienza un nuevo día, es hora de ponerse a sonreír, sin dejar que nos afecten las cosas que ni siquiera queremos nombrar como lo que me pasó ayer.  Así que me levanté de la cama preparé mis cosas para ducharme y después ir a desayunar. El trabajo estaba yendo estupendo,  Javier que así se llamaba mi jefe estaba súper contento conmigo y no tenía ni una queja. A la hora de desayunar mamá me preguntó que si me sentía bien,  yo le dije que si tras una sonrisa de oreja a oreja, sabéis aunque en verdad estaba un poco jodida no quería que mamá se preocupara,  bastante tiene ella con lo suyo. Recogí el desayuno y me fui a trabajar, allí Javier me esperaba con el uniforme y una gran sonrisa, la jornada era de seis hora de trabajo siempre empezaba a las nueve hasta las tres de la tarde y después comía y a las cuatro me iba a la universidad,  así de ajetreados eran mis días. Ese día hubo mucha clientela,  sobre todo cuando vino Marisa una chica joven de lo más prepotente, siempre me hacía buscarle algo que estaba a simple vista y cuando se lo daba ya no lo quería,  pero esto es lo que toca si quiero seguir trabajando, y es injusto ya lo sé pero tampoco le puedo decir nada a Javier ya que es una clienta y no le puede decir nada, terminé súper cansada de la jornada laboral, subí a casa lentamente ya que me dolían hasta las piernas, comí lo que mamá preparó sopa de verduras con pollo estaba riquísima, además me devolvió el alma al cuerpo. Mientras iba de camino a la universidad pensé en pasar por el centro comercial para comprar unas cuantas cosas para mi habitación y un poco de ropa. Llegué  a la universidad me encontré con Lucas y fuimos juntos para la clase, hoy ambos teníamos las mismas clases, menos mal que me senté junto a él, es un chico encantador me cae súper bien y además me ayuda muchísimo, incluso me quiso acompañar a comprar después de clase, yo obviamente no me negué me hacía mucha falta tener un amigo en estos momentos tan difíciles. Pasamos por matemáticas, psicología, inglés y por fin salimos de la universidad, mi carrera me gustaba bastante pero a veces era demasiado intenso sobre todo con el trabajo y todo acababa muy cansada,  pero bueno sé que tarde o temprano tendrá su recompensa. Lucas y yo nos fuimos al centro comercial.

-LUCAS: Ven Valeria, cojo el coche y nos vamos al centro comercial.

-¿Coche? No sabía que tenías, pensaba que íbamos en bus.

-LUCAS: Anda ya, como vamos a ir en bus, y bueno supongo que no lo sabías porque no solemos hablar de eso.

Ambos sonreímos nos montamos en el coche, la verdad que era grande, amplio y muy bonito. Una vez en el centro comercial compré mis cosas, aunque parezca mentira Lucas me ayudó con la ropa y aunque a veces se veía un poco cansado, ya sabéis esto de que a los hombres les aburre comprar ropa. Me lo pasé genial con él y creo que él conmigo igual, tuvo que ser así porque hasta me invitó a cenar, es demasiado mono Lucas, de verdad era justo lo que necesitaba, un amigo increíble y maravilloso, siempre tenía una buena palabra y un gesto de cariño, y no, no penséis mal simplemente es un amigo, justo lo que no necesito ahora son complicaciones,  ojalá todo siga igual de bien. Cenamos muy rico en un restaurante italiano del centro, mientras cenábamos hablamos de la universidad, de sus fabulosas clases de matemáticas y de todos los planes que ambos teníamos para después.

Nunca os lo he dicho pero yo soy una chica corriente como yo lo llamo, soy una chica de pelo castaño con ojos azules, y con unos cuantos kilos de más, sí, soy gorda, no lo había dicho antes porque lo primero que no me gusta definirme asÍ, y lo segundo no creo que ese dato fuera existencial. A veces era tan desconfiada que no sabía como una persona como Hugo que fue mi novio y Lucas que es mi amigo podrían estar tanto conmigo, ya sé que es una chorrada pero la desconfianza a veces es una mala compañera de viaje, aunque yo no intento pensar así,  tengo demasiadas cualidades para fijarme sólo en un físico,  a partir de hoy decido ser feliz.

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Chic@s mil gracias por todo una vez más gracias a las 441 personas que somos y a los que llegan,  gracias por darle tanto amor a la novela,  y a Valeria que tanto lo necesita,  solo puedo decir MIL GRACIAS!!  Nos vemos pronto

La señal del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora