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.Madison y Mina se encontraban con los hermanos del templo hablando, era sábado y el culto ya había finalizado.
Evy se encontraba recogiendo las ofrendas y diezmos, y los hermanos que dirigían las alabanzas se encontraban ensayando. Las demás hermanas se estaban levantando todo para irse a sus hogares.
Poco a poco la iglesia se iba quedando sola, y Madison los acompañaba hasta el portón del templo y a si quedar completamente vacía. Eran las 8:36 de la noche. Ya solo quedaban Madison, Mina y Evy.
-Madison, ¿cuándo regresa Adelinne y los demás? –pregunto Mina.
-Se supone que hoy a la media noche o mañana en la mañana. Tienen que estar aquí antes del culto del domingo –contesto El Pastor.
-No creo que tarden Pastor, Dios los guarda en sus manos –dijo Evy.
-Amen, hija. Por cierto, prefieres esperar aquí a tus padres o quieres que Mina y yo te llevemos a casa.
-Creo que mejor…
-Yo puedo llevarla si gusta, Pastor –al escuchar esto los tres voltearon a su derecha y notaron que Bruno y Aidan habían llegado de sorpresa. Quien se ofreció a llevar a Evy fue el abogado.
-Buenas noches –saludo Aidan educadamente –Esperamos no haber interrumpido.
-Dios los bendiga –dijo sorprendido- No, hijo de ninguna manera, esta es tu casa. Mejor dicho, su hogar –contesto Madison alegremente –pasen sean bienvenidos.
Los cinco pasaron al interior del templo. Aidan comenzó de alguna manera a sentir ciertos nervios sin saber el porqué. Y Bruno pudo notarlo creyendo que se trataba del lugar, pero… no era por eso.
-Bueno, hijos ¿que los trae por aquí?, puedo ayudarlos –dijo Madison.
-Quiero hablar con usted Pastor… en privado, si no es mucha molestia –menciono Aidan algo tranquilo.
-Me retirare –dijo Mina -Estaré en el comedor preparando algo.
-Pasa, hermana –dijo Madison.
-Yo estaré afuera esperando –dijo Bruno.
-Evy, hija, acompaña al joven abogado por favor –menciono El pastor.
-Si…está bien –dijo algo nerviosa Evy –Vamos abogado.
-Con gusto linda –contesto coqueto para luego retirarse.
-Bien hijo ¿De que quieres hablar? –pregunto el pastor.
-Sobre lo que paso hace días.
-Aidan, hijo...
-Quiero pedirle disculpas por el comportamiento que tuve con usted. Se que no tiene la culpa de que esto me haya pasado, pero deberá entender que me es difícil asimilar todo esto. No es fácil para mi
-Lo se hijo, pero no tienes porque pedirme disculpas. Dios tiene planes y propósitos. Se que contigo su propósito es grande. Sabía que Gina no te diría nada y tarde o temprano tenías que enterarte de tu origen y lo que tus padres solían dedicarse.
-Le agradezco mucho por sus palabras y su atención. Solo que… lo de Dios y Jesús yo... -trataba de hablar en un tono cómodo –No es lo mío. Comprendo que mis padres les haya gustado esto, pero yo… no soy como ellos.
-Puedo entender cómo te sientes -dijo Madison un poco afligido -Pero créeme que cuando Jesús llama, es porque hay algo que ve en la persona. Y tú, hijo, no eres la excepción.
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Lazos de Amor
SpiritualEn ocasiones las circunstancias de la vida nos llevan a tomar decisiones tanto "buenas" como malas, creyendo que estamos haciendo lo correcto, pues el miedo de lastimar a alguien que amamos diciéndole la verdad, le "ocasionaría un mal terrible". Aun...