En ocasiones las circunstancias de la vida nos llevan a tomar decisiones tanto "buenas" como malas, creyendo que estamos haciendo lo correcto, pues el miedo de lastimar a alguien que amamos diciéndole la verdad, le "ocasionaría un mal terrible". Aun...
El Pastor Madison visitaba a Gina varias veces a la semana, cuando vivían aun en Fresno para ver al niño y convencer a Gina a que cambiara de opinión y dejar que le enseñara a Aidan el camino de Dios, así como sus padres hubiesen querido.
Ella no acepto pues el dolor, la culpa, además del resentimiento que tenía con ellos era suficiente como para dejar en claro su decisión.
Un día estando con Gina llego Tanner y lo saco muy agresivamente, fue cuando el Pastor Madison dejo de frecuentar el lugar, para evitarle problemas a Gina y al niño. Aunque eso le preocupaba, solo quedaba dejar todo en manos de Dios.
Gina se mudó tiempo después a San Francisco por orden de Tanner, llevándose a Aidan consigo. Después de que sus padres lo dejaron al tener el accidente, ellos siguieron con su vida. Gina era su madre y lo educo como hijo propio, enseñándole valores y la mejor educación que le pudiera dar y ¿Tanner? Podría decir que su "tio", casi no estaba, se la pasaba en Chicago trabajando en su empresa... así que el cariño hacia su sobrino no era muy bueno que digamos, mas sabiendo de quien era hijo.
Tanner tenía un corazón muy duro y un carácter muy frio. Él tuvo otra historia. Gina nunca pudo tener hijos, Tanner no podía dárselos, y aun así Gina acepto... lo amaba en ese entonces ciegamente, aunque en parte no era muy feliz.
Todo era "perfecto" pero hubo algo que Gina olvido mencionar al pequeño. Jamás le dijo a Aidan que sus padres eran cristianos, el modo en que murieron y por qué... oculto la verdad diciéndole que al regresar del trabajo fueron asaltados y en ese momento perdieron la vida. Cuando el preguntaba Gina le cambiaba la conversación. Pero tarde o temprano Aidan tendría que saber la verdad. Él iba creciendo, sus dudas aumentaban y cada dia se hacía más independiente...
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"porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado, ni escondido, que no haya de ser conocido, de salir a luz " (Lucas 8,17)
