Hay ruido fuera de la casa. Son personas gritando mi nombre, pero me aterra salir... No he abandonado mi habitación, sin embargo camino hacia la ventana para echarle un vistazo a la situación. Es una multitud, tienen carteles, bates, rocas y algunas otras cosas a las que no presto demasiada atención.
— ¡ASESINA, SAL Y MUESTRA LA CARA O ENTRAREMOS POR TI! —gritaba quien encabeza el movimiento.
Una mujer de aproximadamente cuarenta y varios años, cabello rubio retocado, alzada, la Sra. Harper presidenta del grupo de padres de familia de la universidad.
"Culpable, culpable, culpable, culpable..."
El resto forma el armonioso coro una vez que ella termina de hablar. Aprieto mis labios y me muevo fuera de la ventana para evitar las miradas. Toco mi pecho e intento respirar profundo, me puse nerviosa. Desde pequeña no había tenido ataques de asma y parece que hoy volveré a esos días del pasado.
—Necesito a... mi-i papá... —hablo con dificultad mientras abandono mi habitación.
El primer lugar donde se me ocurre buscar es en la cocina y sala de estar, no hablo pero sé perfectamente que no está porque no puedo verlo y no existe lugar en el que pueda esconderse fácilmente...
¿Y por qué lo haría?
— ¡Papá, pá, papá! —Levanto solo un poco la voz, porque no quiero darle motivos a la gente que se encuentra afuera de entrar a buscarme. La distracción de buscar a mi papá me ha calmado un poco, respiro aún con dificultad, sin embargo la desesperación es menor.
Me dirijo hacia la habitación de mi padre y me doy cuenta de que tampoco está allí. Nadie está allí, sus cosas no están y me atrevo a hurgar en sus cajones, sólo para darme cuenta de que están vacíos.
¿Me dejó?
El pánico aumenta, pero no me dejo llevar sólo por los cajones vacíos. Voy hacia su closet, su baño, sus cosas personales que podrían estar regadas por la casa y no hay absolutamente ninguna de sus pertenencias... Es como si jamás hubiese vivido aquí.
Me dejó.
Comienzo a llorar y el aire me falta. Respiro con fuerza y dificultad, intento hacerlo de manera profunda mientras busco algún inhalador en mi habitación.
"Culpable, culpable, culpable, culpable..."
— ¡POR TU CULPA ESTÁN MUERTOS, MIENTRAS TE OCULTABAS EN UN BAÑO TODOS MURIERON, COBARDE! ¡DA LA CARA! —Es lo único que puedo escuchar.
Entro al baño que está en mi habitación y humedezco mi cara con un poco de agua. Cierro los ojos para concentrarme únicamente en mi respiración, pero el ruido que escucho produce que se enciendan todas mis alarmas de pánico, de terror.
Alguien ha roto la ventana de mi habitación con un golpe, los cristales han salido disparados como si se hubiese tratado de una explosión, los golpes en la madera también me hacen saber que mi casa comienza también a ser golpeada... ¿Traían hachas o son sólo los bates? Ignoro las respuestas cuando comienzo a buscar mi celular en la habitación, debo llamar a la policía.
Apenas tengo el teléfono en las manos, comienzo a escuchar otras de las ventanas de mi casa siendo rotas, me asusta pensar que no sea sólo vandalismo e intenten algo más. Marco el 911.
— 911, ¿cuál es su emergencia? —Responde la voz calmada y amigable de una mujer.
—Alguien intenta entrar en mi casa. —digo sin más, mirando a mis alrededores para comprobar que sigo sola.
Crac.
Es el sonido de la madera romperse, me asomo por la puerta de mi habitación y consigo ver como se hacen espacio en la madera para poder entrar e inmediatamente cierro mi puerta con seguro aunque algo me dice que no los detendrá por mucho tiempo. Sin prestarle atención al teléfono, arrastro una silla conmigo para bloquear la puerta con el respaldo de ella y sin más, entro al baño, manteniendo la puerta un poco abierta para ser testigo de lo que pudiera ocurrir.
Mi respiración es agitada, nuevamente siento pánico, pero ahora se siente diferente, es ese miedo que te prohíbe pensar unos segundos, que te hace actuar, que despierta ese salvaje instinto que sólo busca salvarte el trasero.
— ¡Señorita! —Me sorprende la operadora del 911 aun esperando del otro lado de la línea.
Vuelvo a poner el teléfono en mi oído y respondo a su pregunta, proporcionándole los datos exactos de la dirección de mi casa.
— Consiguieron entrar en mi casa, me encuentro encerrada en el baño... Por favor. —añado en voz suplicante.
— El 911 fue una línea de emergencia creada 1963 para el auxilio de personas en riesgo. No apoya riesgos potenciales, como usted, Ailann Wood. —La voz se distorsiona progresivamente, hasta que mi nombre es pronunciado por la voz de un hombre o alguna monstruosa criatura.
Fuerte, profunda y grave que provoca que me estremezca. Pero aún soy consciente de mi situación. La puerta de mi habitación está siendo golpeada con fuerza y cuando veo que el bate la atraviesa, sé que es momento de encerrarme en el baño. Comienzo a hiperventilar.
¿Voy a morir?
"Asesina, asesina, asesina..."
Proviene de la bocina del teléfono. La sangre se siente fría recorriendo mi cuerpo, tal vez son sólo mis manos que están frías o la mala circulación de sangre por la falta de oxígeno. Es imposible que alguien en sus cinco sentidos bote un celular, pero yo me siento agradecida de que se me hubiera caído. Me aparto de la puerta del baño cuando esta comienza a ser golpeada. Golpean con furia y ansiedad.
Voy a morir.
La perilla de la puerta comienza a ser girada con tanta insistencia que siento que la van a romper. Retrocedo hasta que mi cuerpo toca la fría pared y me hundo. Me dejó caer sentada, abrazando mis rodillas, ¿a dónde se fue el miedo que quería salvarme?
Voy a morir.
Cierro los ojos porque no quiero ver el último momento de mi vida antes de morir. Respiro profundo para calmar mi hiperventilación, me comprimo convirtiéndome en un pequeño bulto tembloroso en el suelo y finalmente...
Han entrado.
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El Crimen de Ailann Wood
Mystery / ThrillerAilann solía ser una chica invisible para cualquiera, nunca había intentado ser popular y sabía que hacerlo sería un fracaso. Ser invisible tenía sus ventajas no tenía que preocuparse por lo que dijeran de ella... Sin embargo, después de la fiesta d...