Estoy lista para irme de aquí, aunque no con las manos vacías, tomo algunas fotos del lugar "destruido", y aunque tengo ganas de llevarme alguna prueba de que Cameron estuvo aquí, sé por experiencia que cuida esos detalles, en otras palabras, usa guantes.
No me siento decepcionada por irme sin ninguna prueba tangible, al contrario, estuve cerca de descubrir algo mucho más grande de lo que yo había venido a buscar.¿Ahora qué?
Era sin dudas una muy buena pregunta, y ahora que daba una oportunidad para reflexionar mi reciente descubrimiento, no había otro paso que enfrentar a Cameron y exigirle respuestas. No podía culparlo por no saber nada de él, eso había sido culpa mía, jamás había demandado saber más de lo que se limitaba a decir.
Agh.
Sin más, me levanto y salgo de este lugar sin detenerme un sólo segundo más a reprocharme cuán inútil era. Yo de sobra sabía que no me enfrentaría a Cameron, por lo menos no aún.
No, no tenía miedo, era algo más.
Me deshice de los guantes apenas salí y en un acto vandálico que apenas reconocía en mi misma, les prendí fuego. Se habían derretido como cualquier objeto plástico, y mi presencia en ese lugar se había dispersado en el ambiente como el penetrante humo negro que despedía mi "obra"....
Entré a mi habitación del mismo modo que había salido, por la ventana. Aquí me esperaba algo peor que el regaño del hombre que me había procreado y que estaba a cargo de mi cuidado.
Estaba sentado sobre el buró izquierdo de mi cama, la ventana permitía el acceso de luz lunar que invalidaba parte de la oscuridad total. Podía distinguir el brillo en sus ojos verdes, las comisuras de sus labios que mostraban una sonrisa.
Escalofriante. No dejaba de verme mientras yo me deshacía de la mochila, dejándola caer a pie de la cama.—Cam... —Saludé con timidez, con un tono incontrolablemente sumiso.
—Estuviste fuera, ¿de qué me perdí? —habla cruzándose de brazos. La sonrisa había desaparecido de sus labios, ahora se hallaba una línea recta.
—Estaba cansada de estar encerrada y salí a dar un paseo. —Mentir se me había dado bien de repente y lo agradecía bastante. — ¿Qué hay de ti, hay algo nuevo? — Añado mientras camino hacia mi clóset, dónde guardo la sudadera que apenas me quitaba.
—Quería verte. —habla mientras se pone de pie y camina hacia mí. Se esto porque escucho sus pasos.
Cuándo siento su presencia quemarme desde atrás, bajo un poco la cabeza y suspiro con un poco de pesar. Me molesta su jueguito psicópata, dónde se muestra interesado por mí y después me amenaza.
—Sé que he estado un poco insoportable y esa es la situación de mi hermana. —Se explica mientras que una de sus manos toma mi brazo para hacerme girar.
Lo consigue.
—Hoy me siento un poco mejor, más tranquilo y quería, no sé, dar una vuelta por ahí contigo. —Continúa.
—Estoy algo cansada, quería revisar un poco más está situación en calma y a solas... —estas últimas palabras cortan toda armonía en su ser, se congela, siento el respingo de su cuerpo y después de un tenso momento en el que siento que sus manos se vuelven duros puños dispuestos a destruir cualquier obstáculo en su camino, se va sin decir una sola palabra.
Unos momentos después de que se ha ido, siento como el calor inunda mi cuerpo y lo llena nuevamente de vida, dispersando la repentina oscuridad que me había envuelto. Soy consciente de que respiro y me apresuro a cerrar mi ventana, colocando el seguro. Permanezco frente a la ventana intentado descifrar ese mensaje que ocultan las sombras, la luna y el movimiento de los árboles contra la oscuridad de la noche. Cierro los ojos y recargo mi frente en la helada ventana.
— Algo no está bien. — Pronuncio bajo, para mi propia y solitaria audiencia.Necesitaba hablar con alguien de toda esta locura, el indicado no era mi papá puesto que su primer movida sería contactar con la policía y provocar un enorme problema. Me había quedado sin amigos e ir de pronto a contarles de mi nuevo amigo sospechoso y su desaparecida hermana asesina, no era el mejor plan. Por otro lado, estaba él, pero era obvio por qué no podía ser él.
El sentimiento miserable que gobierna mi vida estaba de vuelta otra vez, ¿cómo podía salir de esta? Si era franca conmigo, no tenía ninguna prueba de mi inocencia aún. Hasta hace unos minutos había estado satisfecha con lo que tenía, pero, ¿qué pruebas tenía yo? La descripción de un misterioso sujeto que llenaba perfecto el perfil de un asesino serial al que ni siquiera yo conozco bien, fotos del lugar que recientemente había irrumpido y una teoría exorbitantemente descabellada que justificaba los hechos, ¿cuánta credibilidad podía tener yo? ¿cuánta credibilidad podía tener la ubicación sospechosa del monstruoso resultado en aquella fiesta?
— No tengo nada. — abrí los ojos para enfrentarme de nuevo a la fría y oscura realidad. Allí estaba él, frente a mi, del otro lado del cristal mientras sostenía su puño en lo alto y apenas me daba tiempo a reaccionar.
El cristal rompiéndose destapó el peligro en mi sistema nervioso y al mismo tiempo, era el cristal rompiéndose quien desplegaba ese mar de partículas brillantes en el inmenso y oscuro universo. Había caído súbitamente hacia atrás sin ser capaz ni siquiera de poner resistencia. Mis párpados pesan demasiado y por más que busco todas las reservas de energía que no usé durante todos los años que las excusas me salvaron de hacer gimnasia, sé que hasta aquí llegó lo más profundo de mi consciencia.
Le veo asomarse por la ventana, sé que es él. Distingo parte de su silueta antes de que el universo lo consuma como había hecho con todo a nuestro alrededor y por primera vez en todo este tiempo, quiero tocar su cabello.No me siento bien...
...Probablemente el tiempo, la música o mi cerebro reponiendose de la sacudida, me hicieron despertar y así como yo volvía a la vida, un extremo dolor de cabeza se acentuaba justo en mi frente.
El golpe, el cristal, el, el, él.
Explota el pánico en mi organismo haciéndome abrir los ojos de golpe y despertar el resto de mi cuerpo que pareciese estar aún adormecido. La blancura del lugar en el que me encuentro junto con la luz expanden hacia horizontes inalcanzables el dolor que ya me había estado taladrando el cerebro.
— Mala idea, mala idea. —murmuro. De vuelta a la oscuridad.
Una fuerte y cálida mano sujeta la mía y de pronto la preocupada voz se delata.
— ¡Despertó, despertó! Hija, Ali, ¿puedes explicarme qué pasó, por qué lo hiciste?¿En serio?
Le responde mi sarcástica y retumbante consciencia. Pudo haber sido un ladrón, un accidente o el asesino de la universidad destruyendo el cabo suelto que dejó... ¡No! Lo más lógico es que su ya de por sí jodida hija hizo de las suyas nuevamente.
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El Crimen de Ailann Wood
Mistério / SuspenseAilann solía ser una chica invisible para cualquiera, nunca había intentado ser popular y sabía que hacerlo sería un fracaso. Ser invisible tenía sus ventajas no tenía que preocuparse por lo que dijeran de ella... Sin embargo, después de la fiesta d...