El último encuentro con Cameron me había dejado con los nervios de punta, intentaba entender la desesperación que sentía, pero me era imposible debido a sus ataques histéricos... Es decir, yo estaba tan segura de que no hacía nada malo, como de que tampoco era la responsable de la masacre ocurrida.
Tener conocimiento de los hechos era tan dañino para mí, como el no saber nada... de cualquier manera y frente a toda posibilidad, era la culpable.
Sí todos se esforzaban por culparme, era mi deber como ciudadano limpiar mi nombre y demostrar que alguien más era responsable de lo ocurrido. Nadie más iba a apoyarme, yo lo sabía desde un principio... La presencia Cameron sólo me había atormentado en los momentos que yo había intentado hacer algo bien.
—Tengo que hacer algo, —hablé bajo para mí y medité unos segundos de manera mental. — ¿Cómo empezar? —agregué al mismo volumen de voz y de pronto tuve algo con lo que comenzar. Apreté los labios y asentí a la nada, hacia donde se concentraba mi mirada, un punto vacío e invisible en la pared de mi habitación.
Rohypnol.
Si alguien tenía en su expediente el uso de alguna droga, registros criminales, enfermedad mental o familiares de esa índole, tendría finalmente un indicio sólido.
Iría a la universidad de contrabando nuevamente, en la noche y buscaría en la oficina de servicios escolares los expedientes de todos los que asistieron a la fiesta, de quienes habían muerto y quiénes estaban muriendo.
"Hecho." Me dije a mi misma con el presuntuoso orgullo que suponía un buen plan. El sentimiento me hizo sonreír.
...
Esa noche tenía todo listo para mí expedición, había preparado una mochila con lo necesario para buscar, sobrevivir e investigar todo lo que pudiera resolverme la vida. La mochila contenía una linterna recién recargada, llevaba mi celular, guantes y bolsas de plástico por si fuera necesario un análisis más profundo. Me había ocupado otra vez de dejar una carta con los datos de mi ubicación, horario y las razones que justifican mis actos... Algo breve.
Salgo de casa cuando son casi las doce de la madrugada, cuando estoy segura de que mi padre piensa que estoy dormida. Sé que cerré mi habitación con seguro y salí por la ventana, mi padre no es de sueño profundo... cualquier ruido y su suricata interior alza la mirada.
Camino directamente hacia la universidad. El camino es solitario y lo adjudico a la hora, la época, la falta de jóvenes...
Cuando llego a la universidad, entro rápido por la puerta dañada que ya bien conozco y enciendo mi linterna para moverme rápido. Los pasillos me parecen lúgubres y no es sólo por la oscuridad, pareciera que se hubiese ido el espíritu de allí. Los recuerdos que tengo del ambiente que alguna vez existió allí, me parecen tan lejanos que si no fuese por mi buen juicio pensaría que se trata de un vago sueño.
Cuando me intento acercar al edificio interior donde se encuentran los "servicios escolares", escucho algunos pasos y alcanzo a detectar una sombra moviéndose que los provoca. Agradezco por unos segundos la baja potencia de mi linterna ya que la sombra no pudo darse cuenta de mi presencia, bajo un poco la luz y me oculto tras una pared observando la escena.
Se trata de un hombre, creo que está en las mismas condiciones que yo, invadiendo propiedad del estado a media noche. Segundos más tarde, escucho el estruendo que provoca un cristal al romperse y ahora estoy más convencida de que viene exactamente en las mismas condiciones que yo.
Soy cuidadosa al avanzar ya que no quiero ser descubierta, sin embargo no tengo miedo. Mi respiración se encuentra acelerada mientras paso a paso me acerco al objetivo, es la adrenalina. Escucho más ruidos, como si el invasor arrastrase, golpeara y empujase objetos. Estoy por acercarme más cuando le veo salir ocultando algunas cosas en su mochila, comienzo a sentir como la sangre de mis venas es reemplazada con refrigerante.
Me muevo enérgicamente hacia atrás y después hacia un lado, volviendo a mi escondite tras la pared. Mis zapatos provocan un ruido que pasaría desapercibido sino hubiese sido por el estúpido eco del abandonado lugar, mi respiración vuelve a ser escandalosa y cubro mi boca con ambas manos para no ser escuchada. Transcurren algunos segundos y el silencio permanece.
¿Me habrá visto?
La pregunta que formula mi mente me atormenta, había confiado en Cameron cuando él había prometido ayudarme, pero ahora todo era diferente su actitud me daba miedo y si me veía ahora, yendo sin él a la universidad a buscar pruebas cuando habíamos formado una sociedad, enloquecería.
Es improbable que un loco tenga conciencia de lo que hace y bajo ese supuesto, es probable que me matara.
El silencio de pronto desaparece cuando el sonido de sus botas resuena por todo el espacio cerrado alejándose del lugar. Suspiro aliviada, cierro mis ojos por unos segundos y me recargo en la pared para descansar del estrés provocado por el momento.
Abro los ojos cuando sé que debo continuar, sigo nerviosa por lo ocurrido hacía unos instantes, así que el menor sonido provoca que eleve mi mirada e inspeccione el lugar rápidamente. Por las circunstancias en que encuentro la oficina de servicios escolares, sé que Cameron estaba buscando algo, que buscaba exactamente lo que yo buscaba. Los gabinetes que contenían en orden los expedientes están volcados y los expedientes adornan el suelo.
Fuck.
Me coloco los guantes de látex que había guardado para este momento y comienzo a rebuscar entre los expedientes que están en el suelo. No me enfoco en los apellidos, busco aleatoriamente en los registros médicos y de familiares, algún indicio de acceso a medicina psiquiátrica. No soy consciente cuando me desvío completamente del tema.
¿Qué habrá buscado Cameron?
Frunzo el ceño intentando captar algún indicio y me voy por el lado lógico-racional que dicta mi cerebro. Si hurgó en los expedientes seguramente buscaba uno, pero, ¿cuál?
Wright.
Busqué por apellidos esta vez, si bien él no estudiaba en la universidad, su hermana sí.
Helen Wright.
Wade, Wagner, Wang, Wallace, Warren, Waters, West, Williams, Wolf... Wright no existe aquí. La repentina frustración provoca que por instinto quiera rascar mi cabello, sin embargo no quiero esparcir mi ADN en el lugar, así que lo evito con una maldición por debajo.
¿Por qué Cameron se había llevado el expediente de Helen, tendría ella algo que ver con el asesinato o lo habrá hecho por mera melancolía?
Me asalta un pensamiento aún más siniestro, todo comienza a tener sentido y todo parece conectarse. Siento un poco de satisfacción y suspiro aliviada al saber que todo el misterio ya tiene una respuesta, una respuesta que liberará mi nombre de toda posible culpa. Habré ayudado a las personas y habré limpiado mi nombre.
—Fue Helen Wright. —Necesitaba decirlo para que fuera real, poder escucharlo y terminar con esta situación que estaba terminando conmigo.
Sonrío y me recargo en la pared. Descanso.
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El Crimen de Ailann Wood
Mystery / ThrillerAilann solía ser una chica invisible para cualquiera, nunca había intentado ser popular y sabía que hacerlo sería un fracaso. Ser invisible tenía sus ventajas no tenía que preocuparse por lo que dijeran de ella... Sin embargo, después de la fiesta d...