Viajando en aviones de papel

1. La gente siempre vuelve a los lugares donde amó la vida.

Mi historia comienza en un sótano, con un mp3 antiguo —esquinas rotas incluidas—, y dos canciones de Taylor swift de las cuales apenas recuerdo el título.

Es el recuerdo más nítido que posee mi mente desde que tengo uso de memoria.

La música siempre lo ha sido todo para mí, aunque los motivos de mis ganas de escucharla fueran distintos conforme iban pasando los años.

Probablemente hace un tiempo podría haber dicho que cualquier lugar es bueno siempre y cuando haya música en él, sin embargo, ahora es bastante distinto.

Probablemente ahora no sea tan sencillo.

Supongo que muchas personas volverían atrás en el tiempo, para reparar errores o para revivir experiencias, aunque eso es irrelevante, sea cual sea el motivo, todos alguna vez hemos querido ir a esos lugares que nos hacían felices, con esa gente a la que apreciamos, en esa época en la que todo iba bien.

Sí, bueno, hay que admitirlo, yo también me he encontrado en esa situación.

Y bueno, supongo que ese es el motivo por el que me encuentro aquí, escribiendo.

Y sí, soy completamente anónima. Aunque al fin y al cabo, supongo que lo tengo asumido como una metáfora. No creo que nadie se moleste en saber quién soy, y tampoco creo que a nadie le interese lo más mínimo.

Aún así diré que soy joven, que no he vivido bastante como para tener experiencia en la vida y bla, bla, bla.
Lo que le dice la gente superficial a cualquier chica de mi edad.

También diré que no sé por qué escribo. Tampoco sé quién me leerá, pero en vuestras manos os lo dejo, que me lea quien quiera, quien pueda o quien también tenga un lío en la vida o pájaros en la cabeza. Realmente no me importa.

Y bueno, ¿De qué voy a escribir? ¿Qué leeréis?

Realmente no lo sé.

Supongo que algunos fragmentos de la mente de una chica que asegura estar cuerda mientras toda su vida se cae a pedazos.

O bueno, a lo mejor leeréis parte de mi alma, que también se desmorona, poquito a poquito, pedazo a pedazo, hasta dejarme sin corazón.

O mucho peor, con un corazón roto.

Así que, sin más que decir, aquí os lo dejo. Aquí está mi avión de papel, con tinta incolora escrita y con un billete de viaje, para que me acompañéis a esos rincones de mi corazón que ni yo sabía que existían.

~A.