7. Luces y recuerdos.

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Hoy la música me ha taladrado los oídos, mi garganta se ha quedado seca, prometiéndome mi voz afónica del día siguiente, y mi mente se ha quedado en blanco, bailando al ritmo de cada golpe que resonaba en mis tímpanos.

Las luces se movían de un lado a otro, era maravilloso y a la vez me ha agobiado, pero ha estado bien.

La gente me rodeaba, un mar de personas moviéndose al son de la música era divisible desde muy lejos, pero aún así tenía mi espacio para moverme libremente.

Sin embargo, me faltaba alguien.

Esa persona con la que uno quiere estar en momentos así de libres, así de locos.

No estaba sola, ni aunque quisiera podría estarlo en una noche así, sin embargo, también sentía ausencias.

Esto me ha hecho recordar los momentos en los que la vida me hacía feliz.

Con tan solo un par de personas, unas bromas de por medio, unos aperitivos y una buena película éramos capaces de rozar el cielo.

Y es irónico que ese cielo se encuentre tan vacío cuando antes estaba repleto de ángeles.

Echo de menos la sencillez con la que podía ser feliz en el pasado.

Nunca he sido una persona avariciosa, ni mucho menos; siempre he apreciado más lo que no se puede comprar con dinero, y he sabido mantener las pequeñas cosas que la vida me ha ido enseñando.

Sin embargo, ahora el término "felicidad" se encuentra realmente lejos.

Y antes de alcanzarla, he de tomar muchas decisiones correctas, al igual que equivocadas.

Ahora la pregunta es, ¿Estoy dispuesta a perseguir mi felicidad?

Y ahora la respuesta es, "sí. Allá voy."

~A.

Viajando en aviones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora