10. Hay consecuencias, siempre las hay.

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Últimamente he estado pensando.

No es ninguna novedad, siempre pienso, siempre me cuestiono la vida despedázandola trocito a trocito para sacar conclusiones.

Desde el principio supe que quería dedicarme a hallar respuestas, que esa era mi meta en la vida, mi camino a la felicidad.

A crear preguntas, a contestarlas, a darles vida a todas esas palabras que brotan de mis manos que, con urgencia, siempre buscan un bolígrafo para expresarse.

¿Qué le puedo hacer?

Es mi felicidad.

Por otra parte, es lo único que no ha cambiado en mucho tiempo.

Apenas recuerdo la etapa en la cual no me hacía preguntas, en la que no me conocía a mí misma, ya que mis momentos más nítidos los tengo en mente a partir de mi constante esfuerzo mental por conseguir preguntas, por hallar respuestas.

Y desde entonces, siempre he tenido claro todo.

En serio, es un verdadero alivio cuando, por fin, te encuentras después de una búsqueda tan larga.

Y en esa búsqueda ha cambiado prácticamente toda mi vida.

No la echo de menos, a decir verdad.

Es mejor superar el pasado, aunque es necesario tenerlo en mente para ser mejor persona; cuando miras hacia atrás es todo completamente distinto, pero sigues siendo tú y las decisiones que tomas siempre tienen motivos que las hacen ser correctas.

Es por ello que no hay que arrepentirse de nada, porque cuando decidiste hacer algo, tuviste motivos para hacerlo, y eso es lo importante.

Siempre hay consecuencias de las decisiones que tomamos, y es por ello que antes de decidir hay que poner en una balanza la acción y la reacción, y ver qué nos perjudica más.

Sinceramente me arrepiento de algunas cosas que hice, de las cuales no encuentro motivos que me impulsaran a hacerlas, y a día de hoy, por suerte, puedo reparar esos errores porque, a día de hoy, sigo teniendo esa oportunidad.

Lo bueno de perder a alguien es que te das cuenta de que no has aprovechado bien esos momentos, con esa persona.

Y cuando pierdes a alguien que te ha marcado de verdad, créeme.
Acabas cambiando.

A mí me ha servido de mucho, soy una persona nueva, vivo para no arrepentirme de nada en mi muerte y hago lo que me apetece hacer en el momento justo, respetando, pero respetándome.

Vivo como si nunca fuera a vivir más, como si fuera un viaje a un lugar al cual nunca volvería.

Busco quedarme con experiencias, con emociones, y sin arrepentirme, y aprovecho cada oportunidad con cada persona como si fuera la última vez que pudiera hacerlo.

Porque yo también perdí a alguien.

Porque antes de perderlo, no aproveché bien el tiempo.

No hice lo que quise por miedo, aunque esa ya no es una excusa válida; perdí cada segundo lamentándome de no tener oportunidades, quería morirme porque pensaba que nada merecía la pena.

Y entonces, me di cuenta de todo.

Y lo peor, es que perdí personas en el camino.

Y lo mejor es que he aprendido, y pase lo que pase, no dejaré que vuelva a suceder.

~A.

Viajando en aviones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora