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Arrullado por el balanceo del bien engrasado carruaje, LuHan se permitió relajarse sobre los cojines de terciopelo. Siete horas de forzada intimidad con Oh SeHun habían hecho mella en sus nervios.

Habían hablado poco durante el trayecto desde el norte de Londres. Al encontrarse con SeHun en el vehículo aquella mañana, él había percibido su necesidad de silencio, que satisfizo gustoso. Sin embargo, en aquellos momentos, LuHan volvió la cabeza para observar a su compañero de viaje. Sehun miraba por la ventanilla el paisaje de Warwickshire que discurría ante sus ojos inmersos en sus íntimos pensamientos.

Comprendió que era un error contemplarlo demasiado de cerca. Su hermoso y noble perfil aún tenía la facultad de alterar su razón recordándole de nuevo que estaba fuera de su elemento al tratar con él.

Por enésima vez, LuHan se preguntó qué locura la había inducido a establecer un convenio lascivo con semejante hombre. No se hacía ilusiones acerca de lo que Lord Oh realmente deseaba de él como su amante. Lo más probable era que lo quisiera como un peón en su juego de venganza.

Por supuesto, él podía entender su deseo de venganza. LuHan sabía que él deseaba devolver el golpe al hombre que había seducido a su hermano, y él era un instrumento adecuado. Pero se prometía que le haría lamentar obligarlo a pagar por los pecados de su hermano. No sería el sumiso títere que él creía.

El humor de SeHun parecía haberse ensombrecido a medida que se aproximaban a su finca rural. Pero ahora ya estaban cercanos a su destino y LuHan aún sabía poco acerca de la situación a la que se había comprometido.

Por unos momentos paseó su mirada por la encantadora escena bucólica que discurría fuera del carruaje. El móvil paisaje era un mosaico de campos de cultivos y praderas verde esmeralda salpicados con setos y árboles. En la distancia, caballos de tiro avanzaban pesadamente por estrechos senderos pasando junto a rebaños y ganado que pacían tranquilamente.

Finalmente, reunió el valor necesario para hablar.

—Si voy a ser acompañante de tu hermano, tal vez deberías contarme algo acerca de él —dijo con voz queda.

SeHun se removió en su asiento como si de pronto recordara su presencia, y lo miró con sus tempestuosos ojos grises.

— ¿Qué deseas saber?

— ¿Cómo son su carácter y su temperamento? ¿Cuál es exactamente el actual estado de su salud? ¿Hay algo que me permita relacionarme mejor con él?

SeHun curvó la boca con un asomo de amargura.

— ¿Su salud? En estos momentos es un inválido. No experimenta sensaciones en sus miembros inferiores y no hace ningún intento de abandonar su sombría habitación ni de utilizar la silla de inválido que he hecho construir para él. En cuanto a su carácter y comportamiento...

Se le suavizó el talante, así como la voz.

—Siempre ha sido una criatura de naturaleza muy dulce, y al crecer se convirtió en un jovencito encantador, generoso y sano de carácter, lo mejor que se podía desear —agitó sardónicamente la cabeza—. No alcanzo a comprender cómo era posible, perteneciendo al linaje de los Oh. Debe de ser una mutación.

LuHan percibió una brusca emoción en su voz y sintió una extraña opresión en la garganta. Tal vez se había equivocado al creer que lord Oh deploraba verse agobiado por su hermano inválido. La ternura de su voz sugería que le interesaba muy profundamente su bienestar.

Resultaba extraño pensar que aquel célebre lord se preocupara intensamente por algo que no fuese su propio placer.

Lord Oh inclinó la cabeza y se frotó la sien con sus elegantes dedos, como si aliviara el dolor.

Seducción [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora