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Fue una noche de puro encantamiento que concluyó demasiado pronto. Al amanecer, con la primera luz, Oh lo acompañó por el pasadizo secreto hasta su habitación.

Parecía imposible, pero el beso que SeHun le dio antes de irse lo excitó tanto como lo había hecho el primer contacto de su boca, aun cuando LuHan se creía tan sensualmente agotado que no podía imaginarse capaz de sentir ningún otro deseo ni placer.

Durmió profundamente, saciado y agotado, y se despertó bastante más tarde que de costumbre. Durante unos momentos permaneció en el lecho recordando la noche anterior. Aún podía sentir las cálidas y elegantes manos de SeHun en su carne, su esbelto y ágil cuerpo complaciéndolo, las suaves palabras de elogio y satisfacción mientras lo conducía al éxtasis una y otra vez.

Él lo había llevado a un mundo de relajación con su agotadora pasión y, al hacerlo así, había disipado los sentimientos de temor y sus dolorosos recuerdos. Lo más notable era que su exquisita forma de hacer el amor lo había dejado conmocionado al descubrirle su propia pasión.

Lo correcto sería que se sintiera avergonzado por comportarse como una ramera, sin embargo, no podía hacerlo. LuHan había soportado sumiso un matrimonio sin alegría, y la desdicha de las relaciones carnales con su marido sin haber sabido nunca lo que significaba ser plenamente hombre, sentirse querido, deseado, necesitado.

SeHun le había dado a probar la auténtica pasión —tal vez la única que podría conocer en su vida— y no repudiaría esa fantasía por fugaz que fuera.

Cerró los ojos saboreando los recuerdos de sus devotas caricias.

En su piel aún persistía el olor varonil y sentía una absoluta desgana de lavarse...

La idea del aseo fue una intromisión, aunque agradable, por qué le recordó los planes del día. Aquella tarde SeHun se proponía llevar a YiXing al baño que había construido en el invernadero.

Se levantó con un eufórico sentimiento de expectación y llamó para tomar su propio baño.

No obstante, aquella mañana no vio a SeHun por ninguna parte ni más tarde en la comida, puesto que, según le dijeron, estaba supervisando los últimos toques a su creación. Luego estuvo ocupado ayudando a YiXing a ponerse su nuevo traje de baño, preparándose para el trascendental acontecimiento. Cuando SeHun llegó por fin a la habitación de su hermano, LuHan aún no había tenido ninguna oportunidad de cruzar unas palabras con él en privado.

Reflexionó que era muy apropiado que no estuvieran solos, porque él apenas podía sostener su mirada. De pronto se sentía terriblemente tímido, mientras el corazón le palpitaba en el pecho a un ritmo semejante al pánico. Luego Oh lo miró sonriente, con una suave y tranquila sonrisa que irradiaba el calor del sol matinal, y la velocidad de su pulso se aceleró. Sin embargo, aparte de algún breve gesto, él se comportaba como si nada insólito hubiera ocurrido entre ellos.

LuHan se dijo a sí mismo que él, desde luego, no querría anunciar su recién descubierta intimidad con una pública demostración apasionada, y muy en especial ante su hermano.

El propio SeHun acompañó a YiXing al invernadero junto con LuHan y dos doncellas. La expresión del joven fue de auténtico placer ante aquel baño curativo instalado entre las rosas.

—¡Oh, gracias, SeHun! —exclamó sincero mientras él empujaba su silla hasta el borde de la embaldosada piscina—. ¡Cuántas molestias te has tomado por mí!

—No ha sido ninguna molestia. ¿Por qué no lo pruebas y ves si el diseño es apropiado?

Le mostró cómo acceder al baño y, con ayuda, consiguió introducirse en el saliente bajo. Con un suspiro, YiXing se instaló en las aguas cálidas y arremolinadas.

Seducción [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora