Segundo día

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"Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra."

Katara estaba enojada.

Deambulaba por su casa con un humor insoportable, envuelta en una gruesa manta, como una leona enjaulada.

Sokka se había refugiado de su ira a cal y canto en su habitación, conociendo demasiado bien el alcance de la furia de su hermana.

Ella está así desde que Haru la llevo a casa esa tarde, porqué estar molesta era lo único que evitaba que comenzará a llorara.

Y ella quería hacerlo, aunque eso la llenará de rabia, porque llorar por un hombre no era algo que Katara estuviera dispuesta a hacer; se negaba.

Había estado tan decidida a olvidar todo con respecto a Aang, que fue directamente a su cuarto y busco el dibujo que le había entregado, pero cuando se dispuso a romperlo, las fuerzas la abandonaron y fue incapaz de seguir.

Eso la ponía aún más furiosa.

Descubrió que entre más intentaba olvidarlo, más pensaba en él.

Pensaba en su estupida actitud encantadora, en sus coquetos ojos grises, sus labios finos, llamándola a devorarlos, el aroma de su cuerpo o como es que el cabello le caí desordenado por el rostro.

¿Por que tenía que ser tan difícil borrarlo de su mente?

Al pensar en él, también regresaba la imagen de esa chica, Toph. Era terriblemente bonita, con piel de porcelana, nariz respingases, cuerpo menudo, brillantes ojos verdes y cabello oscuro como la noche.

¿Como Katara podría competir contra ella? ¿Debía de intentar hacerlo? No lo quería en realidad, no era una actitud que le gustará. Odiaba las comparaciones y aún así...

—Yo soy más bonita—se dijo mientras se veía en el espejo—. Soy más alta y mis ojos son más llamativos—sus labios se fruncieron—, y yo tengo más tetas que ella.

Y entonces Katara comenzaba a sentirse ridícula e infantil por su actitud. Se había dejado engañar por aquel chico, había creado ilusiones estupidas en su mente y ahora estaba enojada al respecto.

No podía decir si estaba molesta con ella misma o con Aang, porque estar enojada con él, le resultaba casi imposible.

Había sido únicamente su culpa. Ella había llegado a imaginar cosas donde no habían ¿En que había estado pensando, al enamorarse de un extraño? pero aún así rechazaba el tener toda la responsabilidad; Aang también había participado, comportándose de una forma que era incorrecta.

Durante el resto de la tarde no tuvo mente para nada más. Cada cosa que ocurría a su alrededor la hacía volver al tema de inmediato. Quería desahogarse con alguien, para que la ayudarán a llevar ese dolor y miseria, pero muy apenas contaba con algunas amigas y sentía que hablar con ellas al respecto solo ocasionaría sus burlas.

Podía hablar con Suki, la novia de su hermano, pero eso implicaba qué tal vez Sokka llegara a enterarse al respecto.

Deseo que su madre estuviera ahí con ella.

Eran esa clase de situaciones las que hacían a Katara darse más cuenta de su ausencia. Vivir en una casa con solo hombres era difícil. No había nadie ahí con quien pudiera hablar sobre los femeninos problemas que la aquejaban.

Sokka nunca entendería el miedo e inseguridades que llegaron con su primer periodo y su padre nunca le aconsejaría cuál vestido la hacía lucir menos gorda.

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