CAPÍTULO 2: UN NUEVO AMIGO

560 43 1
                                    

CAPÍTULO 2: UN NUEVO AMIGO

Blaine llegó al hotel donde se alojaba el grupo al que acompañaba en ese día. Al llegar, saludó a todos los que estaban allí.

– Blaine, ayer por la noche murió el Papa. ¿Te importaría si vamos al Vaticano hoy en vez de mañana? Nos gustaría rezar por su alma y para que Dios ilumine el camino del futuro Papa. – Preguntó una señora mayor.

– Por mí está bien, pero no puedo deciros si podremos entrar a algún sitio. Es posible que la Catedral de San Pedro esté cerrada para preparar el funeral y que la Capilla Sixtina también lo esté porque allí se elegirá al nuevo Papa. Y aunque estén abiertos, las colas para entrar pueden ser larguísimas.

El grupo salió del hotel y se dirigió a la parada del metro. Una vez llegaron, se encontraron la Plaza de San Pedro repleta de gente.

– Será mejor que recemos aquí fuera. – Dijo un señor mayor.

– Si quieren hacerlo por mí está bien. Ahora, queréis que os explique algo sobre la plaza antes o después de rezar. – Preguntó Blaine.

– Mejor después, ¿Nos acompañarás? – Preguntó ilusionada una chica joven de 17 años acercándose al ojimiel.

– No soy católico. – Respondió el moreno.

– No te preocupes, yo rezaré por tu alma. – Le dijo la abuela de la joven.

– ¿Cuánto tiempo van a necesitar? Lo digo porque así yo puedo ir a investigar si podemos entrar a alguna parte del Vaticano.

– Una hora estará bien. – Le dijo el señor.

– Nos vemos aquí en una hora. Tienen tiempo libre para hacer lo que quieran. – Dijo Blaine.

El moreno se paseó por la plaza en busca de información, pero llegó a la conclusión de que, aunque estuviera abierto, perderían todo el día esperando su turno, por lo que desistió. Cambió de rumbo y decidió caminar hacia la zona donde se encontraba toda la prensa. Periodistas y cámaras de muchos países consultaban sus teléfonos, leían papeles o daban las noticias frente a la cámara.

De repente, uno de los reporteros llamó su atención. Esos ojos... Los recordaría toda su vida. Pertenecían al chico que le gustaba en el instituto hasta que, un año antes de la graduación del moreno, este chico terminó sus años en el McKinley y se fue a la universidad. Se veía más maduro, aunque seguía teniendo la piel clara y el pelo impecablemente peinado. Vestía unos pantalones ajustados negros y una camisa azul que lo hacían ver tan sexy como el uniforme de Cheerio que llevaba en sus años de adolescente.

– ¿Kurt Hummel? – Preguntó Blaine.

El castaño levantó la vista de sus papeles y dirigió su mirada hacia el moreno. Lo reconocería en cualquier lado. No había cambiado mucho. Tenía el cuerpo más musculoso, una pequeña barba de dos días y ya no llevaba gafas. Sin embargo, seguía vistiendo con colores alegres, pajarita y zapatos sin calcetines, llevaba el pelo engominado y una sonrisa de oreja a oreja.

– ¿Anderson? – Dijo el ojiazul, que recibió un asentimiento por parte del otro hombre. – Lo siento, no recuerdo tu nombre.

– Blaine. – Aclaró el ojimiel.

– Cierto. – Dijo mientras se estrechaban la mano más tiempo del habitual en este tipo de saludos. – ¿Cuánto ha pasado desde la última vez que nos vimos?

– Creo que no nos hemos visto desde que te graduaste. – Dijo el más bajo.

– Eso es mucho tiempo. – Bromeó el más alto. – ¿Qué te trae por Roma?

– Trabajo de guía turístico aquí. – Respondió Blaine.

– ¿En serio? Veo que con los años no has perdido tu pasión por la Historia. – Comentó Kurt.

– Por supuesto que no. – Dijo el moreno. – ¿Tú te hiciste periodista?

– Ya ves, soy corresponsal en Roma de un canal de noticias. En estos días voy a trabajar mucho. – Comentó el castaño.

– Cierto, y yo aquí no hago otra cosa que molestarte. – dijo el ojimiel. – Será mejor que me vaya.

– No molestas. – Añadió el ojiazul sinceramente.

– No te preocupes. Ya nos veremos. Ciao.

– Espera. – Una tercera voz se incorporó a la conversación, era el cámara que acompañaba a Kurt. – Siento haber escuchado vuestra conversación... Pero creo que no os habéis dado el número de teléfono. ¡Vamos chicos! No todos los días te encuentras antiguos amigos.

– Tiene razón. – Dijo Kurt mientras le daba a Blaine su teléfono. – Escribe tu número, prometo llamarte.

La sonrisa del moreno se hizo aún más grande si eso era posible. El Gran Kurt Hummel, jefe de animadores del McKinley High, hermano del Quaterback y novio del segundo mejor jugador del equipo de fútbol americano, el chico más deseado de su época adolescente le prometía llamarlo...

– Nos vemos. – Se despidió el castaño.

– Ciao. – Respondió el moreno.

Sin nada más que decir, el ojimiel se alejó de allí y se dispuso a dar otra vuelta por la plaza antes de dirigirse al lugar donde había quedado con el grupo de turistas. Cuando se reunió con ellos, todos lo notaron diferente e intuían el motivo y se alegraron por él... Todos excepto una chica de 17 años. Empezó su explicación al grupo y notó que su teléfono vibraba en su bolsillo. Cuando terminó de hablar, se dirigió de vuelta al metro, ya que irían a visitar la Catedral de San Pablo Extramuros. Una vez en el tren, leyó el mensaje que le había llegado.

“Me ha algrado mucho volver a verte. ¿Tomamos mañana un helado en Campo di Fiori? - KH”

Blaine respondió rápidamente.

“Yo también me he alegrado. Acabo de trabajar a las 17:00, ¿Quedamos a las 18:30? - BA”

Su móvil volvió a vibrar.

“Ok. KH”

Ciudad Eterna, ¿Amor Eterno? (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora