CAPÍTULO 3: UNA CITA CON HUMMEL

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CAPÍTULO 3: UNA CITA CON HUMMEL

Al día siguiente, Blaine llegó corriendo al apartamento. Se metió a la ducha, se afeitó y salió del baño con la toalla atada a la cintura. La ropa que se iba a poner descansaba sobre la cama, ya que la había elegido la noche anterior y la había preparado antes de irse a trabajar. Eligió unos pantalones ajustados rojos, una camisa blanca de manga corta, unos zapatos negros y una pajarita roja.

Llegó a la plaza de Campo di Fiori a las 18:20 y se dio cuenta de que no habían quedado en un sitio concreto, así que comenzó a dar vueltas por allí. Afortunadamente, no era hora de mercadillo y había menos gente de la habitual. No pasaron ni 5 minutos cuando lo vio. Llevaba unos pantalones ajustados blancos y una camiseta azul con un dibujo en plateado. ¿Quién quiere a Venus cuando tiene delante a Kurt?

Los dos chicos se acercaron y saludaron. Nuevamente, su apretón de manos duró más de lo necesario, pero pareció que a ninguno de los dos le importaba. Se acercaron a una terraza, se sentaron y pidieron unos helados. Cuando el camarero les trajo el pedido, los chicos comenzaron su conversación:

– ¿Qué ha sido de ti estos años? – Quiso saber Blaine.

– Me fui a estudiar a la NYU. Cuando terminé mis estudios me mandaron como corresponsal a Moscú. Estuve seis meses allí y conseguí este puesto. Llevo en Roma siete meses. ¿Y tú? – Respondió Kurt.

– Terminé mi último curso en el McKinley y fui a estudiar a Yale. Acabé hace un mes... El tiempo que llevo viviendo en Roma.

– Yale... ¿Por qué será que no me extraña?

– De algo tenía que servir vivir entre libros, ¿no? – Dijo el moreno en broma

– Jajaja ¿Te arrepientes?

– No, nunca. Puede que lo pasara mal en el instituto, pero me siento orgulloso de haber sido yo mismo todo ese tiempo.

– Hay cosas de las que yo me arrepiento de aquella época.

– ¿Cuáles?

– Los Slushies, los empujones a los casilleros, los insultos, tirar estudiantes al contenedor de la basura... ¿Hice contigo alguna de estas cosas?

– Esto... – El ojimiel no sabía qué contestar.

– ¿Hice todas? – Preguntó asustado el castaño.

– Si. – Dijo apenado.

– Lo siento mucho, era un estúpido en la adolescencia.

– No te preocupes... Al final, todo eso me sirvió para ser más fuerte.

– Aun así, no me siento bien al haberte hecho eso...

– El pasado, pasado está y es mejor que se quede ahí.

En ese momento el movil de Blaine sonó. El moreno vio que era un mensaje de Sam y sonrió.

– ¿Tu novio? – Preguntó Kurt.

– ¿Cómo dices?

– Recuerdo que eras uno de los cinco chicos gays del McKinley. Quiero saber si el del mensaje es tu novio.

– No, es más, conoces a la persona que me ha enviado el mensaje. – Kurt lo miró extrañado. – Sam Evans.

– ¿El jugador de fútbol? – Blaine asintió – ¿Desde cuándo sois amigos?

– Desde que empezamos en el McKinley.

– ¿Por qué yo no lo sabía?

– Porque se esforzó mucho para no mezclar a sus amigos. No quería arriesgar su popularidad. Ya era suficiente que gracias a él, Finn, Puck y Mike todos los miembros del Glee Club recibiéramos menos Slushies de los que nos tiraban cuando ellos no pertenecían al Club. Si sabían que se llevaba mejor con los Loser del club que con alguno de vosotros ellos perderían su popularidad y nosotros hubiéramos vivido un infierno.

Ciudad Eterna, ¿Amor Eterno? (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora