CAPÍTULO 9: UNIDOS EN LA TRISTEZA

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CAPÍTULO 9: UNIDOS EN LA TRISTEZA

Los meses pasaron y llegó noviembre. Sebastian no se había ido porque el juicio se había alargado, para desgracia de Kurt. Blaine lidiaba con los dos como podía, pero siempre con total sinceridad. Los dos castaños eran informados por el moreno de lo que pasaba cuando estaba con el otro... y había habido avances. Con Kurt estuvo dos veces más a punto de llegar a tener relaciones y se besaban muy a menudo. Con Sebastian había compartido algún beso, casi siempre robado por el castaño, pero ni siquiera habían compartido caricias más allá de cogerse de la mano o tocarse la cara. El ojimiel seguía repitiendo que no quería enamorarse y que no iba a ser novio de ninguno de los dos, pero eso a ellos no les importaba. No se rendían tan fácilmente y querían conquistar al moreno, costara lo que costase. Los dos se ponían muy celosos cuando se enteraban de lo que hacía el más bajo con el otro, pero no podían enfadarse porque no era novio de ninguno y siempre era sincero.

A mediados de mes, Kurt llegó al apartamento del chico de sus sueños y llamó. Cuando Blaine abrió estaba llorando desconsoladamente. El castaño lo abrazó.

– ¿Qué ha pasado? – Preguntó el mayor.

Sin embargo no consiguió respuesta. Una hora más tarde, seguían abrazados, pero ahora estaban sentados en el sillón. En ese momento se escuchó el timbre de la puerta. Al abrir vio a Sebastian.

– ¿Cómo está? – Preguntó el ex Warbler.

– Mal... ¿Sabes que le pasa? – Quiso saber el mayor.

– Si. Mi tía trabaja en Anderson & Gates y me llamó para contármelo. Su padre se está muriendo, está muy grave en el hospital, le quedan horas de vida. – La tristeza era visible en el menor.

Los dos chicos se pusieron a ayudar a su amigo. Arreglaron las cosas para viajar con él a Ohio y le prepararon la maleta. Primero Sebastian y luego Kurt fueron a preparar sus pertenencias, pero no dejaron solo a Blaine en ningún momento. Ninguno de los tres pudo dormir.

Por la mañana fueron al aeropuerto y cogieron el avión. Por suerte, habían visitado a un doctor que les recetó algo para que el moreno pudiera dormir en el viaje. Cuando llegaron a EEUU, Sebastian prácticamente llevaba a rastras al ojimiel mientras que Kurt se hacía cargo de las maletas. Estarían dos semanas en Ohio, por lo que necesitó la ayuda de un carro. Puck los vio y se acercó corriendo a ellos. El joven ya no llevaba la cresta que lo caracterizaba de adolescente, sino que llevaba el pelo rapado muy corto. No le gustaba la compañía que traía su amigo, pero en esos momentos lo único importante era que llegaran al hospital para que tuviera la oportunidad de despedirse de su padre. Cargó a su amigo, liberándolo de los brazos del ex Warbler que tanto había dañado al ojimiel en sus años de instituto.

Llegaron al hospital y Blaine entró a la habitación donde se encontraba su padre. Corrió a abrazar al hombre que se encontraba en la cama, que todavía estaba consciente. Notó que alguien tocaba su espalda, pero no le dio importancia.

– Enano, yo salgo. Aquí sólo pueden estar dos personas, os dejo a mamá y a ti. – Dijo Cooper.

Blaine se separó un poco de su padre para que el actor se pudiera despedir, seguramente ese era el último momento en el que el mayor de los hermanos veía a su padre con vida. El señor Anderson esperó a que su hijo saliera para hablar con Blaine.

– Hijo, quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti. De verdad, me alegra ver el hombre en el que te has convertido. Generoso, trabajador, amable, sin prejuicios, con un gran corazón, optimista, gran amigo, leal y cariñoso. Sólo lamento que te rindieras tan pronto con tus sueños... Podías haber sido un gran actor o cantante.

– Soy feliz, papá. No te preocupes.

– Inténtalo, una vez más. Sé que puedes llegar lejos... Mira a tu hermano... y entre tú y yo, eres mejor que él.

– Haré lo que pueda. Pero ahora no te preocupes.

– Una cosa más. Quiero que encuentres a alguien que te complemente y te ame como tu madre lo ha hecho conmigo. Quiero nietos...

– Papá, sabes que soy gay...

– ¿Y eso te impide enamorarte, casarte y tener hijos? Yo creo que no...

– Lo intentaré. Te quiero papá.

– Te quiero hijo.

Mientras, en la sala de espera estaban Cooper, Kurt, Sebastian y Puck. Si las miradas matasen, los dos más mayores habrían asesinado al menor y Noah, además, habría acabado con la vida del hermano de su mejor amigo. El ex soldado se despidió ya que tenía que ir al aeropuerto, Mercedes y Mike llegaban de su gira para apoyar al ojimiel y media hora más tarde aterrizaba el avión que traía a Brittany y Santana. Una vez solos, los tres comenzaron a hablar.

– No sé que haces aquí, pero como le vuelvas a hacer daño a mi hermano te juro que te realizaré un cambio de sexo. – Amenazó el mayor.

– No es mi intención cagarla esta vez. – Dijo Smythe.

– Yo tengo en contra a sus amigos, pero tú también tienes en contra a su familia. – Dijo Kurt.

Poco a poco, la gente comenzó a llegar. Puck realizaba diversos viajes con su coche en busca de los amigos que iban llegando para acompañar a su amigo en estos malos momentos. Todos habían conseguido permisos en sus trabajos y habían regresado a Lima para la muerte y funeral del señor Anderson.

A las doce de la noche, los médicos autorizaron a la familia del enfermo que pasaran todos juntos porque ya quedaba poco tiempo. A las 2 de la noche, el hombre dejó de respirar y su corazón dejó de latir. Su mujer y sus dos hijos se abrazaron para intentar no sentirse solos. Todo había acabado... o no había hecho nada más que empezar, según se mire.

Ciudad Eterna, ¿Amor Eterno? (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora