CAPÍTULO 8: LA HORA DE LA SINCERIDAD KLAINE

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CAPÍTULO 8: LA HORA DE LA SINCERIDAD KLAINE

Después de terminar su trabajo, Blaine llegó al edificio donde se encontraba su apartamento y vio que Kurt estaba allí esperándolo con una bolsa con comida y unas películas.

– Pensé que te apetecería repetir lo de ayer... – Dijo el castaño mostrando sus adquisiciones.

– Sube. – Dijo mientras abría el portal y ambos entraban al recibidor del edificio. Cuando llegaron a la puerta del apartamento, el moreno sacó la llave y los dos entraron dentro. Se dirigieron a la cocina y Blaine puso las cosas en la mesa y prepararon la cena.

– Me gustaría hablar sobre lo que pasó esta mañana. – Dijo finalmente el moreno.

– Lo siento... Lo vi tan... dispuesto a ligar contigo que pensé... – Se excusó el castaño.

– Se lo que pasó, no soy tonto. No entiendo en qué momento me convertí en un premio en una competición, pero no quiero ese papel. Se lo he dicho a él y te lo digo a ti. Parad esto. Yo soy el que decide si quiere una relación con alguno y ya he tomado una decisión. Sólo os quiero como amigo. He entregado mi corazón dos veces y las dos veces ha acabado mal... No quiero sufrir más. Mi corazón está bajo llave y nadie puede llegar a él, lo siento.

– Yo también lo he pasado mal y no estoy dispuesto a rendirme. Se que en algún lugar hay alguien para mi y puede que ese alguien seas tú. Sólo espero que no seas tan estúpido como para dejar tus sentimientos de lado porque tuviste un par de malas experiencias. A mí me destrozó Harry. Cuando salíamos en el instituto, éramos la pareja perfecta... en apariencia. Descubrí que era infiel y me dijo que sólo estaba conmigo por la popularidad y por el sexo... Aunque según él no era lo suficientemente bueno como para satisfacerlo. – Las lágrimas caían por la mejilla de Kurt. – Me dejó el autoestima por los suelos y sólo teniendo líos de una noche conseguía sentirme deseado... Pero me descubrieron. Todo el mundo pensó que yo era un chico fácil y que me acostaba con todos. Él quedó como la víctima... Finn fue el que evitó que esto llegara a oídos de todo el instituto... Pero nunca me creyó, nadie lo hizo... Por eso me imagino que todos te han dado advertencias de que no te acerques a mí. En la universidad y en Moscú intenté tener relaciones, pero la sombra de Harry es muy alargada... Hasta que te conocí a ti. Eres tan diferente a él...

– Si esto va de dar pena, creo que yo te gano. Sebastian me conquistó con sus piropos, insinuaciones y coqueteos... Yo me sentí como nunca antes... Importante. Uno de los chicos más guapos y sexys que había visto en mi vida se interesaba por mí, un chico con gafas, gomina en el pelo, amor por los libros... vamos, un loser con todas las letras. Se lo di todo, mi primer beso, mi primera vez... Para que luego me dijera que todo lo había hecho porque quería ganar los regionales y que nunca me había querido. – Blaine rompió a llorar – Amenazó a Rachel para que no cantara y, conmigo hundido, pensó que tenía la competición de coros en su bolsillo. Yo estaba fatal, no me podía creer lo que me había pasado. Y las cosas en el instituto no mejoraban. Me preparó una broma que pudo ver todo el McKinley y que me dejó humillado... Para añadir más presión a todo, poco después muere Finn, y perdí a un gran amigo y un gran apoyo. Después de eso, no entré en NYADA. Aquella parte de mi vida fue la peor que he vivido hasta ahora... Aunque tiene una muy buena competencia, Jeremiah. Él fue mi novio en la Universidad. Estuvimos casi un año juntos. Pensé que sería para toda la vida... Hasta que me enteré de que lo único que quería era alguien que le calentara la cama por las noches. A ti te destrozó una persona... A mi dos.

Los dos chicos se abrazaron. Intentaban consolarse mutuamente, sin dejar de preocuparse por sus corazones heridos. Lloraban desconsoladamente mientras intentaban olvidar todo el dolor que les producía su pasado. Acariciaban la espalda del otro como si con ello fueran capaces de borrar el sufrimiento. Estuvieron mucho tiempo abrazados, sin decir nada, simplemente sintiendo cada centímetro de piel que estaba en contacto con el otro, sintiendo el reconfortante cariño del otro. Para ellos el tiempo se detuvo, entre lágrimas, tristeza y deseo. No eran conscientes de nada de lo que había alrededor. Si hubiera caído una bomba a escasos metros de ellos, ni lo hubieran notado. Después de mucho rato se separaron y se miraron a los ojos. Blaine pudo apreciar cada pequeño matiz de ese azul profundo que caracterizaba los ojos de Kurt y el castaño pudo distinguir toda la gama de marrones y dorados que tenían los ojos del moreno. No lo pudieron evitar, se besaron. Un beso con sabor salado por las lágrimas, pasional y nada dulce, pero muy necesitado. Las manos de Blaine comenzaron a descender por el pecho vestido del castaño, para luego rodear su cintura y, una vez tocó la espalda del ojiazul, lo atrajo más hacia él. El mayor pasó sus manos por el cuello del ojimiel y lo abrazó. Pegaron sus cuerpos mientras sus lenguas luchaban por llevar el control del beso. Sólo se separaron un segundo por la falta de aire y volvieron a juntar sus labios. Kurt decidió tomar la iniciativa y quitó la pajarita del menor. Luego siguió la camisa, dejando ver el pecho musculoso del joven. El guía decidió que él también quería ir más allá y dejó al castaño sin camiseta. Seguían con los labios pegados y sus manos recorrían el cuerpo desnudo de su acompañante. Se dirigieron a la habitación y por el camino perdieron zapatos, calcetines y pantalones, por lo que cuando llegaron estaban en calzoncillos. Se tumbaron en la cama, Kurt encima de Blaine. Los dos chicos estaban muy excitados y el castaño comenzó a moverse de manera que sus entrepiernas se rozaban a través de la piel de la ropa interior. A cada roce los chicos lo acompañaban con gemidos que eran ahogados por besos de pasión. El periodista besó el cuello de su amante mientras seguía moviéndose. El ojimiel estaba desbordado por la pasión y era incapaz de pensar. El castaño se sentía en el mismo cielo. Entonces el mayor se decidió a meter la mano por los calzoncillos del otro chico y sujetó el miembro del moreno. En ese instante él reaccionó.

– Kurt... Para... No creo que sea una buena idea. – Dijo Blaine.

– ¿Qué pasa? – Quiso saber Kurt.

– No creo que sea buena idea que tú y yo tengamos sexo. Estamos muy dañados porque nos han utilizado ¿Vamos a hacer esto así? – Contestó el moreno.

– Lo siento – El castaño se puso rojo. – Será mejor que me vaya...

– No. Solo quédate y abrazame. Por favor... – Dijo el ojimiel.

– ¿Todavía piensas que no va a pasar nada entre nosotros. – Comentó el periodista.

– Si.

– Nunca digas nunca...

Ciudad Eterna, ¿Amor Eterno? (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora