CAPÍTULO 6: ¿QUÉ HACES AQUÍ?

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CAPÍTULO 6: ¿QUÉ HACES AQUÍ?

Los días pasaron sin que hubiera ningún avance en la amistad entre Kurt y Blaine. Los amigos del moreno aumentaron el número de llamadas para controlar que estaba bien. Septiembre llegó con algo menos de trabajo para el guía ya que había menos turistas. Su jefe le comunicó que unos abogados de EEUU venían para preparar un juicio y habían solicitado un guía para conocer Roma. El joven cogió el coche de siete plazas de la empresa y se dirigió al aeropuerto y esperó a los turistas. Cuando un grupo de hombres trajeados leyó el nombre del cartel que sujetaba el ojimiel se acercaron a él.

– Hola. Nos esperas a nosotros. – Dijo uno de ellos.

– Soy Blaine Anderson, su guía ¿Están todos? – Preguntó educadamente.

– Falta uno. – Le informó uno de los hombres.

Entonces el moreno se quedó parado viendo a un hombre que se acercaba hacia ellos. Cuando sus miradas se cruzaron, la cara del otro chico se volvió blanca.

– Sebastian...

– Blaine... ¿Qué haces aquí? – Preguntó el recién llegado.

– Vivo aquí, soy guía. ¿Tú? – Contestó molesto el más bajo.

– Soy becario de un bufete de abogados y tenemos un caso aquí. – Dijo el castaño.

– Entonces yo seré tu guía esta semana. Vamos al coche, os llevo a todos al hotel.

El viaje fue incómodo para los dos más jóvenes. Sebastian no hacía otra cosa que mirar al otro chico. Blaine los dejó en el hotel y se marchó porque su trabajo empezaba al día siguiente. Cuando llegó al apartamento llamó a Sam.

– Hola amigo.

– Sam... – El moreno estaba llorando

– ¿Qué te ha hecho Hummel?

– No ha sido él... Sebastian

– ¿Qué tiene que ver ese...?

– Está en Roma

– ¿Qué?

– Voy a tener que mostrarle la ciudad esta semana.

– ¡No!

– Si.

– Ok. Cuéntame todo.

Los dos amigos se quedaron hablando. Dos horas más tarde, Kurt recibe una llamada inesperada...

– ¿Hola?

– Kurt... Soy Puck.

– Hola, ¿Qué tal estás?

– Bien... Ahora no quiero hablar de mi salud, necesito pedirte un favor.

– Tú dirás...

– Sé que has estado viendo a Blaine, me lo ha contado. La cosa es que ha llegado a Roma su ex novio, le hizo mucho daño. Sé que se ha vuelto a hundir, ¿Sabes dónde vive?

– Si

– ¿Podrías ir a verlo? Compra algo de chocolate y lleva una película para tías o de dibujos, le encantan.

– ¿Noah Puckerman conoce los gustos de un chico? – Se burló.

– No es un chico... es MI chico y tómate la expresión como quieras. Yo solo quiero que esté bien. Aunque eso suponga pactar con el diablo.

– ¿Yo soy el diablo?

– Si, pero eso no es importante ahora. Haz lo que te pido... Por la memoria de Finn.

– Lo haré, no te preocupes.

– Ese es el problema, me preocupo.

Kurt salió de su apartamento y se dirigió a ver a Blaine. Llevaba varias películas de su colección y de camino compró helado, galletas y bombones... todo lo que había de chocolate en la tienda. Cuando el moreno abrió la puerta tenía los ojos hinchados y rojos, el pelo despeinado y la cara húmeda por culpa de las lágrimas. El castaño lo abrazó y dejó que el menor se desahogara. Cuando se calmó, el ojiazul habló con la intención de animar al guía...

– No te voy a engañar, me llamó Puck. Estoy un poco confundido... ¿Desde cuando sois novios? – Preguntó el periodista.

– ¿Qué? – Se extrañó el ojimiel.

– Me dijo que eras su chico... – Respondió Kurt

– Ah, eso... Artie y yo siempre fuimos algo así como sus protegidos... Siempre nos dijo así... – Explicó Blaine.

– Entonces nunca ha habido nada entre vosotros... – Dijo el mayor.

– Esto... – El moreno pensaba en la respuesta.

– Dime que no eres el chico con el que se enrolló una vez cuando estaba borracho... – Suplicó el castaño.

– De hecho, los dos estábamos muy borrachos. Nos afectó mucho la muerte de Finn y a mi además la ruptura con... – El guía no terminó la frase.

– Vaya, no me lo esperaba... – Dijo el ojiazul.

– Dos personas que se sentían solas con la única compañía del otro y unas cuantas botellas de Vodka, que esperabas... – Añadió el menor encogiéndose de hombros.

– ¿Eso quiere decir que si te emborracho tendremos sexo? – Bromeó Kurt.

– ¿Te estás burlando de mi? – Preguntó Blaine esbozando una pequeña sonrisa.

– No, lo que quería era verte sonreír... Y lo he conseguido, al menos un poquito. – Dijo el castaño.

Vieron una de las películas que llevó el mayor y se comieron todos los dulces.

– Se ha hecho un poco tarde. – Dijo el moreno. – ¿Quieres quedarte? No tengo cama extra, pero yo puedo dormir en el sillón.

– No he traído nada... – Respondió el mayor.

– Yo te dejo algo y mañana vas a cambiarte a tu apartamento. – Sugirió el ojimiel.

– Ok. – Accedió el ojiazul.

Blaine guío a Kurt a su habitación. Antes de abrir le pidió perdón por el desorden. Al entrar, el castaño se sorprendió porque todo estaba en su sitio salvo un montón de fotos y objetos esparcidos por la cama. El moreno empezó a meter los objetos en una caja y Kurt se acercó con la intención de ayudar cuando se fijó en una de las fotos. En ella aparecía Blaine, tal cual lo recordaba en sus años de estudiante, junto con un chico bastante más alto que él. Los dos llevaban la misma camisa negra y corbata roja. Estaban sonriendo y el mayor pasaba un brazo por los hombros del otro chico.

– Esa es de la final de los Nacionales que ganamos. – Le dijo el moreno.

– Realmente fuisteis buenos amigos. – Respondió el castaño.

– Si, ha sido alguien muy importante en mi vida. – Comentó el ojimiel.

– Nunca vi una competición de coros. – Dijo Kurt.

– Lo sé, él nos lo contaba. – Informó Blaine.

– Me arrepiento de haberme perdido tantos momentos con él. – Suspiró el ojiazul.

– ¿Lo hechas de menos? – Preguntó el moreno.

– Mucho.

Terminaron de recoger las cosas que había encima de la cama. De vez en cuando Kurt le preguntaba algo al ojimiel sobre las fotos y él alegre le respondía. Después se cambiaron de ropa y se fueron a dormir. Ninguno de los dos apartó su mente de la sala donde se encontraba el otro. A las 2 de la mañana, el castaño no pudo más y salió en busca del moreno, que estaba despierto.

– La cama es muy grande, podemos dormir los dos. – Dijo el ojiazul.

Blaine no dijo nada, se levantó y juntos fueron a la cama. Durmieron dándose la espalda y lo más separados que pudieron.

Ciudad Eterna, ¿Amor Eterno? (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora