Formas de Recordar a Peko Pekoyama. [KuzuPeko]

Entrenamiento.

~Una herramienta no puede hacer nada por su cuenta~

Una vez yo lo dije y no me molesta volverlo a repetir, antes de que Peko tomase la mano de su madre, fue un Shinai.

Me arremango las mangas de mi camisa de vestir blanca, esta vez no traigo mi saco pero si un delantal.

Su entrenador solía decirme que la encontró abandonada en una caja, una niña de cabellos platinados y ojos completamente abiertos, respiración fuerte, errática pero no lloraba. No sentía nada, como si pasara por alto todo. El la escogió para que fuera su discípula y al mismo tiempo, una ofrenda para mi padre y un "regalo" para mí.

Ese señor también escogió su nombre, nada.

"Pekopeko" significa servil u obsequio, para los demás significa "herramienta."

Para mi significaba amor, inteligencia, amiga, compañera, leal, mi Peko.

Cuando era un bebe y lloraba, mi madre solía dejarla a mi lado y así mi llanto cesaría. Esa tranquilidad tan impenetrable de ella es una característica desde que ha tenido desde siempre, era dócil y perfecta. Como una bella bailarina de porcelana...pero claro, la fueron rompiendo poco a poco con feas palabras y largas espadas.

Ella parecía bailar al ritmo de su Shinai cada vez que practicaba, ataques, defensas y contrataques, una perfecta arma para matar. Mi arma para amar y cuidar.

Cojo un cuchillo con pesadez y sigo las indicaciones del pequeño castaño mientras aun me sumerjo en mis pensamientos.

Siempre que a veces meditaba con ella o simplemente me sentaba en el Zafuton a su izquierda, podía sentir su mirada carmesí en sobre mí. Su parpadear era algo lento y siempre parecía estar alerta a cada cosa irregular, sensible al sonido y de reacción rápida, destructiva pero al mismo tiempo hermosa.

Ella siempre estuvo para mí, lastimosamente yo no podía hacer nada para compensárselo, no sabía cómo y tampoco digamos que podía hacerlo. Recuerdo que lo más que pude hacerle, fue regalarle unas cintas por navidad, las que tenía antes estaban muy gastadas y eran de una tela bastante fea. Yo...yo solo quise —quiero— lo mejor para ella.

En las reuniones y cumpleaños, siempre acostumbraba a sentarse junto a mí pero al final de todo ella estaría limpiando con las sirvientas. —No lo hagas— le dije una vez que la vi barriendo con sus manos los restos de pastel, era mi séptimo cumpleaños. —Las demás se encargaran.

Ella levanto la vista y me miro, yo me tense un poco, sus ojos carmines sobre los míos, el rojo de la sangre y el verde de la vida, nosotros.

Corto algunos vegetales, el sonido del filo es algo familiar.

—Es mi deber, Kuzu-Cha-- —ella iba a llamarme de esa forma, su forma—Bocchan, por favor descanse. —respondió.

Yo solo hice una mueca y murmure un: —"Como sea"

Duele tratarte así, por favor Peko, amate, así tendríamos algo más en común