Memorias.

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~No mataremos a nadie nunca más.~

Estaba en mi cabina, vagueando por un día más para poder sobrevivir.

Oscura, fría y misteriosa noche. Podía escuchar a las cigarras desde lo lejos, las olas chocar contra las rocas... la desesperación cantar, resonar por todo el cielo perdido en matices de negro y rojo. No podría ser la mejor canción de cuna pero era más pacífico que los suburbios o el clan. Si en la adversidad creces, en la adversidad te quedas, ¿no?

Rodé en la cama para quedar bocabajo, estaba aburrido y todo el día nada interesante pasaba. Mikan cayéndose, Teruteru cocinando o con su instinto carnal sabia cuando la enfermera se caía y Akane y Nekomaru entrenando. La princesa, Hinata, Komaeda y yo nos encargábamos del Neo World Program junto a Kazuichi. Cada vez encontrábamos más planos, más acertijos, más respuestas. Su presencia se sentía cerca pero la frialdad de ese maldito recinto solo daba ansiedad que nos calaba hasta la jodida coronilla. Hoy no pude soportarlo, ellos sabían que ya no podía estar ahí otro segundo más y quise estar ahí por ella, pero simplemente sentía un martilleo en mi cabeza que ya no aguantaba más y preferí despedazarme en mi soledad. Ellos ya tienen mucho con que lidiar para yo ser otra carga.

Pase mis dedos por la suave tela de la sabana, cada pliegue parecía ser interesante. Eran como interminables montes de arena del Sahara de esos viejos relatos árabes. Suspire, realmente ya no sabía qué hacer. Estoy cansado, solo quiero dormir y cuando despierte Peko me esté sonriendo.

Oh, pero eso no sería tan fácil.

Todos despertamos extasiados, perdidos.

Naegi junto a sus compañeros de la Fundación del Futuro nos guiaron un poco para eventualmente irse. Ellos hicieron lo suficiente restaurando nuestras vidas. Ahora quedaría a nuestro alcance salvar la de nuestros amigos.

Y yo podía recordar los gritos de pura agonía cuando muchos despertaban, también podía recordar nuestra cólera al ver lo que éramos en nuestra... "faceta" de remanente.

Hinata ya sufría pura disforia al ver sus ojos y su cabello tan largo.

Akane estaba delgada, joder, podía ver sus huesos. ¿Cuánto tiempo nos dejaron ahí?

Sonia no quería hablar, pensaba que el alzar de su voz, hablar su propia mente solo causaría estragos.

Souda se confino en soledad por varios días, el prefería evitar todo contacto.

Yo no quería verme en un espejo, no quería abrir mi ojo y ver uno de color azul feo y oscuro. Tampoco quería verme sin camisa, sí, eso era lo peor pero sabía que en los escombros de la ciudad mi padre estaría retorciéndose en su muerte de pura felicidad al ver que su hijo tiene jodidos Irezumis.*

Hice una mueca de puro disgusto ante ese pensamiento, para nuestro clan era algo de lo que enorgullecerse, de hincharse de pura gloria. Maldito bastardo, espero que sea en donde este las ratas se lo estén comiendo.

Pude distraer mi mente en eso, ¿Cómo se encontraría la ciudad ahora?

Cuando Naegi vino a por mí, no fue fácil. Solo le disparaba a todos los robots vestidos de Yakuzas. Estaba tan cerca de atraparme varias veces pero Peko intervenía cada una de esas veces. Yo solo miraba en perpetuo silencio cada blandir de su espada, cada gracilidad de su cuerpo moviéndose. Amaba como el blanco de sus ropas se tenía de rojo, de bello y dulce carmín pero nunca tan exquisito como el de su natural mirada. Jamás pude diferenciar la mirada de la desesperación con la suya. Solo no podía, creo que era su belleza que me distraía.

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2018 ⏰

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Formas de Recordar a Peko Pekoyama. [KuzuPeko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora