Feliz Cumpleaños

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-¡Feliz cumpleaños Yaomomo!

Todos sus compañeros de la UA gritaron al unísono para que la pelinegra soplara las velas del pastel que Sato había preparado especialmente para ella.

-¡No olvides pedir un deseo Yaomomo!- le dijo la sonriente Ashido.

Y sí, Momo tenía un deseo, uno que llenaba su corazón de anhelo, e inconscientemente buscó al chico que protagonizaba aquel anhelo. Sus ojos negros se encontraron un segundo con aquél par heterocromático, y mientras se sonrojaba, Todoroki sonrió levemente.

La fiesta transcurrió con normalidad, todos gozaron enormemente la generosidad de la familia Yaoyorozu para celebrar los 16 años de su única hija.
Y cuando todos comían surgieron las clásicas riñas entre compañeros que Iida se esforzó por detener, aunque sin mucho éxito.

Mientras conversaba con Jirou notó cómo Uraraka iba muy enojada a la cocina, fastidiada por el temperamento explosivo de su rubio. Era muy curioso cómo las cosas se habían desarrollado, nadie había visto venir aquella relación. Y aunque era problemática y siempre daba de qué hablar, Momo la envidiaba a veces, tan intensa y explosiva. Ella a veces simplemente sentía que no podía llegar a Shouto, y a veces, cuando caminaban juntos y él tomaba su mano, al ver sus ojos sentía que aún no se ganaba su confianza del todo.

-Momo-chan

Ella estaba distraída en sus pensamientos pero Tsuyu parecía tener rato llamándola.

-P-perdón Tsuyu chan ¿Qué me decías?
-Todoroki kun tiene rato sentado afuera en el jardín, tal vez deberías ir a hablar con él...
-¿E-eh?!
-Sí, será mejor que vayas Yaomomo!

Las chicas la animaron (prácticamente la aventaron) a salir al jardín.
Shouto estaba sentado en una de las bancas repartidas alrededor.

-Mmm ¿Todoroki? Todo bien? Vi que saliste y no volvías...

Él la volteó a ver con ojos distraídos

-No es nada, sólo meditaba.

Otra vez. Esa pared que ella sentía a veces estaba ahí de nuevo. No pudo evitar sentirse desdichada, y él lo notó.

-¿Yaoyorozu? ¿Puedo darte aquí mi presente de cumpleaños?

Ella alzó la vista con una chispa de esperanza. El regalo de Todoroki.

Asintió tratando de contener su impaciente felicidad, y el chico le extendió una caja pequeña de un vivo color rojo y listón plateado. Con cuidado la tomó y jaló suavemente el listón, y al abrir la caja se encontró con una matryoshka de madera un tanto irregular y claramente pintada a mano. Miró a Todoroki y el desviaba la mirada, con un sonrojo evidente y su mano izquierda cruzando su pecho apoyándose en su hombro derecho, un gesto que tenía cuando estaba nervioso.

-Perdón si no es lo más guay del universo, pero darte un regalo es complicado, después de todo puedes crear todo lo que quieras... Así que pensé que debía ser algo hecho por mi mismo. Al parecer soy pésimo con la madera.

-¿T-tú la hiciste?

Momo no podía creer aquello que sostenía.

-Sí, pero ábrela.

Por un momento había olvidado la principal característica de esas muñecas de madera, y con cuidado comenzó a sacar las muñecas que estaban unas dentro de otras.

Valentía
Sinceridad
Belleza
Confianza
Inteligencia
Amabilidad
Generosidad

Cada muñeca llevaba pintada una palabra diferente, y al observarlas notó que era ella misma pintada en las muñecas con diferentes expresiones.

-A veces olvidas lo extraordinaria que eres. Sólo quería darte algo para que lo recuerdes siempre.

Él la observó con calidez en su mirada, esa calidez que solía derretir el corazón de Momo tan fácilmente como si fuera hielo

Y la muralla fue cruzada.
Y Momo se sintió cercana al corazón de su chico
Y sin pensar en los metiches que los observaban por las ventanas del comedor, cruzó la pequeña distancia que los separaba.
Y lo besó, con amor y gratitud.
Y supo que los pasteles en verdad cumplen deseos.

Déjame Tomar Tu ManoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora