Capítulo 18

3.1K 181 11
                                    

P.O.V Camila

—Cami ¿Estás bien linda? —dice Derek mirándome de reojo mientras que continúa manejando.
—Si, ¿Por qué lo dices? —respondí, con mi cabeza recostada en la ventanilla.
—Porque desde que salimos de la casa del idiota, has estado muy silenciosa, y creeme eso jamás será normal en ti —dice Derek
—Estoy bien Derek, tan solo estoy cansada —mentí, en realidad estaba algo preocupada primero por la cena de esta noche, no se qué le diré a mi papá de justificación por estos moretones, y segundo por la actitud del chico mujeriego, a lo último no siquiera se despidió de nosotros, pero decido dejar esos temas a un lado.
—Eso espero Santana —dice Derek
—Estoy bien te lo aseguro, la que no está bien es la chica que está en los asientos traseros. —digo mirando hacia atrás, donde encuentro a Nat, con los ojos llorosos.—Aún no he muerto para que llores.
—Tu no, pero mi dignidad si —dice Nat mirándome con los ojos rojos.—Me cansé Camila.
—Abreme espacio Marmota, que voy para allá —digo posicionándose para pasarme a un asiento de atrás.—y Derek ni te atrevas a deleitarte con mi trasero.
—No puedo deleitarme con lo que no existe —dice Derek frenando de repente, haciendo que caiga sentada encima de él. Derek me toma de la cintura con una mano mientras que con la otra acaricia mi mejilla.—Si mi miembro es pequeño, entonces tus nalgas son invisibles Santana.
—Idiota, casi me matas del susto — digo apoyándome en sus piernas para levantarme otra vez, pero me veo imposibilitada por su mano en mi cintura.
—Quiero matarte pero a besos —dice Derek, mordiéndome la mejilla
—Muerta voy a terminar si tú novio escucha lo que dices, y creo que tienes que buscar otra vez el significado de beso, porque eso no se parece nada a una mordida. —digo limpiándome con el saco de Derek la saliva que dejó en mi mejilla.
—¿Entonces por qué no me enseñas tu de nuevo el significado de beso, sabes uno aprende mejor con la práctica? —Dios porque me diste un amigo tan pervertido.
—Vale yo te enseño —respondo, y veo que mi pelinegro sonrie travieso.
—Tu sabes que no eres capaz Santana —responde Derek quitándome un mechón de cabello.
—Eso es lo que tú crees —digo posicionando mis dos manos en su nuca y acercándome a el, estamos demasiado cerca, aunque para nosotros eso ya es común. Nos miramos fijamente a los ojos, y Dios como no amar los ojos de este chico. El también me mira a los ojos, y al principio se mostró un poco sorprendido, pero después me volvío a dar su sonrisa traviesa. De repente observo que ¿Derek me miró los labios?... No, jamás haría eso. Me acerco aún más y si mi tanteo no esta mal, lo único que nos separa son tres o dos centímetros.
De repente me separo y me acerco a su oído
—Será para la próxima, hay niños viendo —susurro en su oído y señaló a Nat cuando pronuncie la última frase. Apenas dije eso escucho como se comienza a reír, mientras que Nat solo bufa por lo que he dicho.
—Dios Santana que haré contigo, eres un caso. —dice Derek soltandome, y dándome paso para que me ubique atrás junto con Nat.
—El horario para niños será para ti, que aún eres virgen —dice Nat, sacándome la lengua, y corriéndose para que me pueda sentar.
—Estúpida, mi virginidad idiota —digo sentándome al lado de Nat, y Derek vuelve a poner el auto en marcha.
En el camino, intenté animar a Nat, y lo logré al menos un poco, ya que la oía reír de las babosadas que decía, intenté no tocar frente a Derek el tema de Hunter, se que Derek ya sabe muy bien que a Nat le guste el chico mujeriego, el es muy perspicaz con esos temas, pero se que Nat no se suelta tan fácil para hablar sobre Hunter cuando hay alguien presente, además mis dos mejores amigos aún estás peleados, parecen niños, pero ya se les pasará.

Llegamos a mi casa, nos alistamos lo más veloz que pudimos, gritos de Derek cantando, gritos de Nat porque se pellizco el párpado con el encrespador de pestañas y gritos míos   al ver como la nevera se había quedado sin provisiones, primer día que pienso en desayunar y la nevera vacía, muy bien Camila tienes una suerte envidiable.
Aunque suene raro la primera que estuvo lista fui yo, luego Derek y por último Nat que se demoro un siglo maquillandose. Nos montamos rápido en el auto de Derek y este último arrancó el carro directo a el infierno, perdón a la universidad es que estás dos palabras son casi sinónimos.

Enséñame a dejar de ser mujeriego [PAUSADA TEMPORALMENTE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora