Capítulo 29

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P.O.V Camila

Cami...—dice Derek tirado en el suelo, y ¿Sangrando? —recuerda que te amo princesa... Y que eres lo mejor que me ha pasado en mi vida.
—Derek...¿Qué mierda está pasando? —comento desesperada, con la cabeza de mi amigo encima de mi regazo.
—Se fuerte Cami, porque ya no estaré físicamente para apoyarte en los momentos difíciles que se te vienen pequeña —susurra Derek, sonriéndome débilmente mientras que de su ojo derecho se desprende una lágrima.—Te amo Camila Santana.—y dicho esto el se queda inmóvil con los ojos perdidos en el horizonte.
Der... ¡Derek! ¡Derek! —grito moviendolo, y tomándole el pulso.— ¡No tú no, me prometiste que jamás me ibas a dejar, que los dos siempre íbamos a estar juntos! —comento abrazándolo y llorando desconsoladamente.—Der te amo príncipe. Te suplico que no me dejes, eres lo único estable en mi vida...¡Por favor vuelve conmigo!

Me levanto agitada y asustada por esa maldita pesadilla. Siento como mi cuerpo se encuentra bañado en sudor.
Me fijo en la hora y para mi no sorpresa mi despertador no me levanto. Pero quién necesita de ese artefacto ruidoso, cuando tienes pesadillas que te levantan de ipso facto.

Ya saben si quieren levantarse temprano, programen a su subconsciente para que les provoque una dulce y plácida pesadilla.

Mi susto es tal, que seguido de despertarme me dirijo a llamar a Derek, el cual para mí suerte contesta enseguida.
—Hola princesa, ya estoy a cinco minutos de llegar a tu casa —comenta mi amigo, y tan solo el poder escuchar la voz de Derek me tranquiliza y parece anestesiar la angustia que me dejó la pesadilla.
—Vale, aquí te espero. Derek te quiero... te quiero demasiado —comento, sabiendo que esas palabras no son lo suficiente para poder expresar todo lo que siento por él.
—Yo también Cami —responde Derek, y puedo imaginar como en este momento se le ha formado una sonrisa en el rostro.

Termino la llamada, y me dispongo bañarme.
Mientras el agua quita todas las células muertas de mi piel, intento olvidar las imágenes de esa maldita pesadilla, de tan solo pensar que eso podría pasar siento como se instala un dolor punzante en mi corazón.

Yo sin Derek, es como imaginar el cielo sin nubes, quedaría totalmente vacía y sola, es inimaginable.

Tengo la tentación de quedarme un rato más en la ducha, pero desisto de ella porque sé que Derek ya no demora en llegar. El al contrario de mí es muy puntual.

Al salir del baño, me dirijo a la habitación y cuando paso por la puerta siento como unas manos se posan alrededor de mi cintura y me atraen hacia un cuerpo, yo por mi parte me muevo como gusano para liberarme de su agarre.
—¡Ah! —grito del susto—Soy hombre, tan solo que llevo puesto un disfraz de mujer, pero te juro que tengo amiguito.—digo en modo de defensa, mientras sigo forcejeando. Dios que se crea mi excusa y no me intenté hacer nada el intruso.
—Entonces mejor para mí, porque se supone que a mí solo me interesan los hombres —susurra alias el intruso Derek en mi oído.
—¡Mierda casi me matas de un susto Derek! —respondo calmandome, y dejando de moverme como gusano.
—Bueno, tan solo te quite una de tus siete vidas —comenta Derek, dándome un beso en la nuca. Yo me río ante su tacto porque soy muy sensible en esa parte, siento como el sonrie encima de mi piel.
—Ni que fuera un gato idiota —comento volteandome para quedar  frente a el. Mi amigo sigue con sus manos alrededor de mi cintura y veo como tiene una sonrisa de oreja a oreja. De repente recuerdo la pesadilla y siento el impulso de abrazarlo, de sentirlo conmigo, de saber que el está aquí conmigo y que nunca me dejará.
Lo abrazo y me aferró de el como si fuera lo único que me mantuviera de pie.
—¿Cami, princesa sucede algo? —inquiere Derek dándome un beso en la coronilla de la cabeza, mientras que yo tengo hundida mi cabeza en su pecho.
—No —susurro aferrándome más fuerte a el.—tan solo tuve el impulso de abrazarte.
—Santana en verdad me alegra que quieras abrazarme, pero creeme que si seguimos así, en mi se va a producir el impulso de quitarte esa toalla que cubre tu cuerpo y llevarte a la cama —comenta mi amigo, haciéndome recordar que lo único que tengo puesto es una toalla.
—Lo siento se me había olvidado —digo rompiendo el abrazo y sonrojandome un poco, ya que aunque Derek sea gay, no le quita el que sea un hombre.—y creeme es más probable que yo pierda la virginidad, a que tú te acuestes conmigo.—comento acomodandome la toalla y riéndome por el comentario de mi amigo.
—No es bueno asegurar nada en esta vida Camila. Vístete que te estaré esperando abajo.—dice Derek besandome otra vez la mejilla y saliendo del cuarto.

Enséñame a dejar de ser mujeriego [PAUSADA TEMPORALMENTE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora