capitulo 9

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Año 3019 TE, Después de la Batalla del Abismo de Helm.

Una nueva mañana había llegado al bosque y aunque la sombra del nigromante era latente los elfos se esforzaban por que la oscuridad no inundara sus corazones.

En la oficina del rey Thranduil volvía a leer un informe, intentando descifrar su contenido, pero los ojos le pesaban y las náuseas no lo dejaban. Intento concentrarse, pero fue inútil.

Al final dejo los documentos aun lado.

Estaba caminando por los jardines del palacio cuando sintió unas manos fuertes le agarraron la cintura. Una sonrisa apareció en su rostro, sus mejillas se colorearon de carmín y un suspiro escapo de sus labios.

-es un sueño o es la realidad- pregunto al aire.

-es la realidad mi amor- respondió Celeborn besando el blanco cuello.

- ¿no me volverás a abandonar? - pregunto el elfo silvano.

-nunca más- respondió el elfo sindar- pero debemos entrar, no es saludable para ustedes estar tanto tiempo afuera.

-no soy débil, ni tampoco nuestra hija...recuerda que ya pasé por esto una vez- le respondió Thranduil sintiéndose ofendido- te recuerdo que Legolas es uno de los elfos más poderosos.

-mi amor solo quiero cuidarte- replico Celeborn- nunca podría dudar de tus capacidades como Ada.

-eso espero- Thranduil miro al otro elfo- tráeme un postre de fresas.

-mi amor...

-nuestra hija quiere fresas...además te recompensare muy bien- murmuro Thranduil con un sonrisa coqueta.

Celeborn sonrió de verdad que fue un tonto, perdió mucho tiempo buscando lo que ya tenía. Nunca se perdonará sus errores pasados y sabe que Thranduil tampoco, pero se esforzará cada día para reparar su error, por dejarlo solo durante tanto tiempo, por no ayudarlo en su primer embarazo y por no estar para Legolas.

Nota

Gracias a todos(as) por leer esta pequeña historia.

Disculpen por la tardanza.

Los quiero

Celeborn y Thranduil: Un Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora