Legolas

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En sus aposentos Legolas seguía observando las estrellas, lagrimas caían de sus ojos al recordar su infancia. Thranduil como padre fue muy estricto y aunque reconocía que él era travieso, no podía ser culpado por ello. Los niños son traviesos por naturaleza, pero su padre jamás lo entendió.

Thranduil esperaba que siempre estuviera leyendo o estudiando en silencio, no podía correr por el palacio ni correr por los jardines, tampoco se le permitía jugar con los otro niños, aunque Tauriel si podía hacerlo.

Mientras que el debía estudiar hasta 8 horas con estrictos profesores, Tauriel solo tenia que estudiar la mitad del tiempo, podía jugar con los otros elfitos. Ella podía ser libre como lo será su nueva hermana.

Legolas sentía el rechazo de su Ada, sabía que Thranduil no lo amaba, lo notaba en sus regaños, en sus castigos, en su falta de cariño. Thranduil nunca estaba cuando lo necesitaba y aquella vez cuando el y Tauriel fueron a cazar y casi fue...No, no es bueno recordar el pasado.

-no te amargues, piensa en Aragorn, en sus bellos ojos grises y su sonrisa, su fuerza...deseo que nuestros hijos hereden su sonrisa, con esa sonrisa se puede conquistar el mundo.

Legolas se recostó en el lecho, desde la mañana sentía punzadas en el vientre, por eso había declinado la oferta de Frodo de ir al rio. Suspiro, no podía ser su luna tan pronto. La dama Galadriel le había dado suficiente medicina para retrasarlo por unos meses.

Él no podía evitar querer a la dama, si es verdad que le recalcaba a menudo que el no seria nadie mas que el hijo de Thranduil, pero también era sincera. Ella fue quien le dijo quien era su padre y la razón por la que no estaba con ellos, a diferencia de Thranduil que por 80 años evadió sus interrogatorios, ella se lo dijo de frente.

Tenia 140 años y entro sin llamar a la habitación de su padre, aun puede recordar la expresión de sorpresa en el rostro de Thranduil, como el miedo se reflejaba en sus ojos. Eso es lo más extraño que vería en su vida, el miedo en un ser tan perfecto e impasible como su padre. Recuerda como ambos se movieron sincronizados, su padre agarro su túnica y el avanzo hacia él, la forma como Thranduil lo rechazo y como el jalo su túnica, intentando llamar su atención, luego como volvió a jalar con más fuerza y la prenda caer al suelo.

La expresión de pánico en el severo rostro de su Ada y su inherente curiosidad no pudo evitar mirar y descubrió el calzón y la sangre que bajaba por las piernas de su padre.

Es mi luna, fueron las palabras que dijo Thranduil antes de empujarlo fuera de su habitación. Después de ese evento no podía entrar a ninguna habitación sin llamar.

Unas semanas mas tarde viajaba a Lorothien.

Llegar al Bosque Dorado fue un sueño, todos eran tan amables, en especial los reyes. Celeborn le sonreía con cariño y la Dama Galadriel contestaba sus preguntas sin impacientarse.

De hecho, la primera noche cuando el lloraba bajo la luna, preguntándose porque su padre no lo amaba, fue sorprendido por la Dama Galadriel quien le guio a la fuente y le mostro la verdad.

Le dijo que Thranduil se había involucrado con Celeborn, aunque estaba casado con una Elfa muy buena, como lo había enamorado con su cuerpo virgen de elegido y como Celeborn había caído. Le explico que Thranduil había ido al bosque dorado y anunciado a Celeborn su embarazo, como Celeborn y Thranduil habían planeado escapar, huyendo de sus responsabilidades y lastimando a sus seres amados para vivir su pasional y tórrido romance.

También le dijo que cuando ella lo había descubierto, le rogo a Celeborn que no se fuera, en memoria de la hija que habían tenido juntos y que perdieron a manos de los orcos, que si deseaba podría traer a su hijo y que ella lo criaría con el mismo amor que le dio a Celebrian.

La dama también le dijo como Thranduil rechazo ese plan, cuando ella fue a Mirkwood a decirle que no fuera egoísta, como el rey no quiso escucharla y como la despidió.

Yo si te hubiera amado Legolas, desde el primer momento en que Celeborn te hubiera puesto en mis brazos, hubiera dedicado para ti mis mejores horas.

-no llores mi amor...

Legolas se recostó contra el fornido pecho del rey, no sabia en que momento Aragorn había entrado, pero le alegraba, le daba paz.

-solo pensaba- murmuro Legolas cansado, movió su mano hasta su vientre al sentir una punzada de dolor- yo Aragorn...

Celeborn y Thranduil: Un Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora