Aragorn

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En su despacho Aragorn y Faramir conversaban sobre la lista de posibles candidatas a reina consorte de Gondor, cuando escucharon a un sirviente anunciado una inesperada visita.

-quien es- pregunto el senescal.

-Lady Arwen- respondió el sirviente.

-que pase- respondió Aragorn.

Aragorn agradecio la visita de su hermana, la necesitaba mas que nunca. Arwen apareció unos segundos después, saludo al senescal y luego tomo asiento frente al escritorio de madera.

Faramir sabiendo que los hijos de Elrond necesitaban privacidad, murmuro una excusa rápida y se retiro en silencio. Aragorn agradecio la discreción de su senescal.

-Aragorn no necesitas buscar mas candidatas al trono- empezó Arwen mirando los ojos grises de aquel niño que vio crecer, se había convertido en un gran hombre, fuerte y valiente- cuando ya tienes al único candidato que necesitas, un candidato para tu corazón, leal, fuerte y valiente.

-Arwen estas diciendo lo que creo- se pregunto el rey sintiendo una profunda dicha en su corazón- pero estas segura. Después de todo, aunque haya un candidato para mi corazón, necesito un heredero para el trono, soy un hombre, pero antes que todo un rey, debo pensar en el bienestar de Gondor y Arnor.

-cuando el amor es fuerte puede vencer todas las dificultades- respondió Arwen besando la mejilla del rey- que las dudas no nublen tu corazón, eres fuerte y leal, seguro que encontraras la manera de estar con el amor de tu vida y dar descendencia al reino.

-Has peleado, caído, pero también te has levantado y vencido, Aragorn eres el rey y también hombre y tu deber es estar equilibrado en ambas facetas, no puedes ser mas rey y menos hombre y tampoco mas hombre y menos rey. Igual que la naturaleza todo debe ser equilibrado.

-Arwen gracias por tu apoyo, estuve a punto de cometer un terrible error- Aragorn guardo entre su escritorio aquella endemoniada carta.

-siempre estaré para ti, soy tu hermana y deseo tu felicidad- Arwen le dedico una mirada mas al hombre, al rey, a su hermano antes de retirarse.

En el bosque Negro Thranduil sonreía, tantas noches amargas que lloro, pensando que nunca seria feliz y ahora esta aquí, con Celeborn y su pequeña hija.

-mi amor tengo algo en el rostro- pregunto Celeborn.

-solo pienso lo feliz que soy- replico Thranduil, aunque luego su vista se tornó gris- solo desearía que Legolas no fuera tan malcriado y participara de nuestra felicidad, a veces es tan orgulloso.

-igual que tu mi amor- dijo Celeborn entre risas.

-por supuesto que soy orgulloso, de otra forma no habría soportado un embarazo que casi me cuesta la vida, las criticas de la sociedad y el desprecio de mi amado- grito Thranduil con lagrimas en el rostro- crees que fue fácil criar a Legolas, siempre inquieto, nunca obedecía mis ordenes y luego cuando descubrimos que era un elegido....Todos los elfos lo miraban con deseo, con codicia, no tienes idea del miedo que tenía, que un día llegara tras esos viajes con Tauriel, embarazado. Que me dijera que un elfo lo tomo y que una vida crecía en su vientre.

-Thranduil amor- Celeborn quiso disculparse, pero Thranduil se levanto y se marcho de la habitación- perdóname.

Al llegar a su habitación Thranduil empezó a llorar, el miedo a estar solo de nuevo, tener que dar a luz una nueva criatura, el miedo que todo fuera un sueño.

Tener que volver a criar un elfo inquieto y necio como Legolas.

-por favor bebe, se mas dulce y linda, no te parezcas a tu hermano mayor, no podría lidiar con otro niño problemático- pidió Thranduil.

Celeborn y Thranduil: Un Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora