Prólogo:

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  Había estado mirándola desde hacía ya bastante rato, viendo como sus grandes pechos rebotaban cuando corría por toda la pista. Era algo inexplicable, un sentimiento totalmente diferente a lo que jamás hubiese podido sentir en la vida... era algo que ni él mismo podía darse cuenta de lo que le pasaba, era un sentimiento que le llenaba el pecho con tan solo verla, era algo que nadie podia ni debia saber que el sentia. Él era una persona que sabía reprimir muy bien sus sentimientos, escondiendolos en un desván hasta el fondo de su corazón. Pero eso era algo totalmente diferente, esto que sentía al verla no podía esconderlo por muchísimo tiempo. Era como estar atrapado en un aura sin salida, en un silencio lacónico que pedía a gritos ser sacado, era como un simple pecado para el. Pero carajo, ya iba a cumplir veintiún años el año siguiente y aún era un puto virgen, Claro, no había tenido relaciones sexuales nunca en su vida era algo de lo que sentía algo avergonzado, pues todos sus amigos ya habían tenido relaciones con sus parejas y el ni pareja tenía.

     Cuando tenía quince años se prometió a sí mismo no tener relaciones sexuales hasta que llegara la persona indicada y especial en su vida... era una promesa que parecería que no iba a cumplir. Puesto que las cosas con su vida eran diferentes, pues en la pubertad tuvo más control de sí mismo como ningún otro adolescente. La mitad de sus compañeros de secundaria dejaron embarazadas a sus novias y la otra mitad perdió la virginidad en el instituto. Ahora que algunos estaban en un colegio o universidad, la mayoría ya estaba haciendo planes de boda. Él se graduaba ese año en literatura y comenzaría a dar clases en una universidad muy prestigiosa en cuanto terminara. Tenía un puesto asegurado para dar clases, era demasiado joven para hacerlo, pero al ser un chico superdotado, salió del instituto mucho antes que los demás. No era el trabajo soñado de cuando era un adolescente pero siempre le había gustado enseñar y desde siempre le había gustado leer y se había interesado en la literatura. Desde que iba al instituto siempre leía tantos libros como podía. Se la pasaba metido en la biblioteca como un ratón, mientras sus compañeros de clase salían con sus novias para follarlas y al otro dia llegar al salón diciendo como estas les habían hecho una mamada, y eso no era lo peor que decian, habia algunos que les tomaban videos a sus novias haciéndolo, y luego eran tan patanes que los difundían por toda la escuela denigrando a las pobres chicas y haciéndolas sentir miserables como basura al saber que les habían desgarrado la virginidad de una forma tan atroz y con personas tan mortiferamente crueles.

     Pero él no era así. Él era un chico dulce y amable que disfrutaba del aire libre, de los libros y de los más pequeños placeres de la vida, él era sin duda el mejor hombre que una mujer podría tener; sin embargo, los chicos inteligentes no eran el fuerte de ninguna mujer, pues ellas preferían a los chicos rudos en motocicletas con chaquetas de cuero ajustadas que remarcaban sus músculos llenos de esteroides (no específicamente hablando). Nadie se fijaría en un chico inteligente, vestido de pantalones de mezclilla y polo, con un coche común y corriente y con músculos promedio pero que debajo de aquellos suéteres de rombos parecía demasiado enclenque.

     Existen momentos en la vida donde escondes lo que en realidad eres en tu caparazón demasiado apretado para ti mismo. El era de las personas que alejaban a la gente con su actitud, pero por primera vez al verla no quería dejar ir a esa chica, no quería desagradarle y hacer que se alejara de él.

     Para él era imposible lograr acercarse a ella, pues (según sus palabras dichas de él mismo) él no era nadie para ninguna persona en la vida, era algo que simplemente él no podía controlar. Por el hecho de que él mismo se despreciaba y denigraba de una manera tan cruel desde que sus padres se habían divorciado cuando tenía doce años de edad. En realidad eso era algo de lo que no le gustaba hablar.

     Una pelota de tenis golpeó la punta de su zapato y solo entonces él salió de sus pensamientos.

     Una chica rubia se acercó corriendo hacia él y se quedó mirando como si estuviese esperando algo. Él la recorrió con la mirada, reparando en su piernas largas, una tez blanca como la nieve (algún tipo de Blancanieves), su hermoso y rizado cabello rubio, un hermoso cuerpo y unos preciosos en hipnotizantes ojos verdes. Él tragó la saliva que tenía contenida en la boca antes de dejarla salir por esta.

     La chica le dirigió una sonrisa muy segura de sí misma.

     -Esa es mi pelota. -Le dijo la chica con una voz algo dulzona por aquel tonito tan interesante.

     Eso fue lo único que le bastó para darse cuenta de que aquella chica sería su perdición. 

ACTIVITIES J.B. (New version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora