Capítulo 6

17 0 0
                                    

Tengo mucho que agradecerle a Fede. Él también dice que tiene muchoque agradecerme a mí.

 Os contaré un poco para que comprendáis la relación que nos une.Fede vino a mi consulta dos años atrás guiado por las referencias demis pacientes. Uno de ellos era íntimo amigo de Fede, y le recomendó queme visitara para que le tratara el miedo que tenía a hablar en público.Antes, Federico hacía sus reuniones online, desde su despacho colindantea la sala de conferencias, nunca a niveles presenciales. 

Vino a mí porque estaba cansado de no poder exponer sus briefingsfrente a sus colegas y trabajadores. Decía que su miedo le paralizaba,hacía que sudara, le daban taquicardias... Lo típico: la ansiedad ledesbordaba. 

Después de un año, logramos encauzar sus nervios y ayudarle acontrolar su ansiedad y su pánico escénico. Como agradecimiento, o talvez porque me consideraba válida, Fede me propuso como miembro delequipo de psicólogos de Gran Hermano. Bueno, no fue así exactamente,solo esperó a que yo dijera que sí para que Antonio me incluyera en susplanes, sin entrevista ni nada. Fue puro enchufe. Favor por favor. Aunqueyo nunca se lo pedí, él fue quien pensó en mí para el proyecto. Y supongoque ahora nadie puede decirle que estaba equivocado. 

Por eso Fede y yo tenemos una relación distinta, mucho más cordial ymenos fría que la que tiene con cualquier otro trabajador de la productora.Estoy convencida de que algunos dirán que me pongo de rodillas y se lachupo para conseguir esos tratos de favor. Y no puedo hacer nada porevitar esos comentarios, porque gente mala y envidiosa hay en todaspartes. Pero si lo dicen o no, tampoco lo sé, porque no soy de compartirbirras con los compañeros y solo oigo lo que se dice tras los cristales deGH. Me centro en mi trabajo y en mi equipo, y ya está. 

La cuestión es que, favores aparte, me alegra muchísimo comprobarque mis métodos le ayudaron y le han dado tan buenos resultados, comohoy demuestra, hablando con todo el equipo de El diván y usando mistécnicas con tanta precisión. 

Estamos en Madrid, en la sede central de Zeppelin. 

Conmigo se encuentra Ingrid, una chica monísima, de largo pelocastaño y ojos color miel, que posee un cuerpo fino y elegante y un cutisque da rabia. Ella va a ser mi maquilladora y estilista; a su lado, Bruno, elsegundo cámara, un moreno guapísimo con un corte de pelo militar en laparte de abajo y estilo capa en la de arriba. Y falta un tercero, el primercámara, el que se encargará de mis planos y el de mis pacientes. Todavíano ha llegado. 

Fede no me lo ha dicho, y creo que no hace ni falta que me lo diga, perono van a invertir mucho presupuesto en El diván de Becca. 

—Se trata de las personas, de sus miedos y de todo lo que deben superar—aclara Fede—. No tiene sentido montar escenarios ni nada por el estilo,porque no va a hacer falta. La vida será el mejor escenario de todos. Nosahorraremos director de iluminación, diseñador de set... Seréis un equipode cuatro personas. Becca, te dejo total libertad para que tú elijas cómotratar a tus chicos, qué estrategias desempeñar. —Se encoge de hombros—. Tú mandas, serás como la directora técnica. Eres como una especie deConexión Samantha. Partes el bacalao, ¿correcto? Decides dónde grabaslas charlas, qué métodos utilizar y qué explicaciones dar. Fluirás como elagua. Estoy convencido. 

—Ya —respondo, y soy consciente de que no sabré partir el bacalao asícomo así, y de que haré partícipe de mis dudas a mis tres compañeros. Yosolo trabajo sola en mis terapias; en todo lo demás, me gusta trabajar enequipo y saber la opinión de cada uno de sus miembros. Por eso utilizaré amis tres compañeros como asistentes de dirección. Esa fe ciega que tieneFederico en mí me pone la piel de gallina—. Pero yo no soy directora denada, Fede. 

—Tienes un sexto sentido para esas cosas. Y quiero que seas tú la que lodecida todo.  

—De las localizaciones, los planos y el sonido nos encargaremos elprimer cámara y yo —dice Bruno, que me deslumbra con su sonrisa igualque en el anuncio de Licor del Polo. 

EL DIVÁN DE BECCAWhere stories live. Discover now