No tengo ni la menor idea de qué hacer con el resto de mi tarde, mi hermano sigue con resaca y duerme como bebé, la casa inspira soledad y no me dan ánimos para salir. Decido terminar de organizar lo que empecé ayer en mi cuarto y limpiar un poco de polvo. Cojo la vieja aspiradora y la enciendo, me muevo por toda las casa aspirando la delgada capa de polvo que la cubre, al acercarme a la habitación que solía ocupar mi madre, el sonido de el mugre entrando por la aspiradora se hace mas fuerte, no hemos abierto esa puerta en mucho tiempo, me debato entre entrar o no, decido hacerlo.
Enciendo la luz y veo cómo todo sigue igual, nada ha sido movido y todas sus cosas están guardadas en cajas debajo de su cama, me acerco y me siento en el suelo, su aroma no se ha ido, cualquiera que viera su habitación podría pensar que solo fue a darse unas vacaciones y pronto llegará, pero la realidad es muy diferente, ella no va a regresar, un día un maldito desgraciado decidió tomar su vida y arrebatarsela dejando una oleada de dolor tras eso, mi madre merecía ser feliz más que cualquier otra persona en este mundo, ella iba por la vida dejando sonrisas y regalando abrazos, siempre todos se preguntarán qué hizo para merecer una muerte tan atroz, pero me he dado cuenta que las cosas no funcionan de esa forma, que las peores cosas le ocurren a las mejores personas y que a veces simplemente la vida decide librarlas de más sufrimiento, tal vez solo son demasiado buenas para este mundo.
Saco una de las cajas de debajo de la cama y retiró un pequeño trozo de cinta que la mantiene cerrada, al abrirla observó los cuadernos que pertenecían a mi madre cuando estaba en la universidad, veo también cartas que le enviaba mi padre cuando vivía en Suiza, se conocieron en un viaje que mi madre hizo a ese lugar cuando cumplió los 18 y se enamoraron de inmediato, cuando mi madre regresó a San Francisco el empezó a enviarle cartas, a la antigua, era de lo más romántico, se escribían por internet y hablaban por teléfono, tres años después mi padre vino a ver a mi madre y le pidió matrimonio, compraron esta casa y se casaron, un año después nace Matthew y tres años después yo. Si estas cartas no son prueba del amor verdadero no se que lo es, se que mi padre nos abandonó, pero fue una decisión tomada por amor, él no podía mantenernos y se negaba a que mi madre trabajara, decidió volver a Suiza donde tenía un empleo seguro y podía mandarnos dinero desde allí, a pesar de todo lo que sucedió, mi padre seguía amando a mi madre más que a nada en el mundo, cuando se enteró de la muerte de mi ella, se suicidó.
Esta caja trae consigo miles de recuerdos, veo en ella una pequeña bolsa blanca, la tomo y la abro, son cartas más recientes, no muestran ese particular color amarillento de las cartas viejas de mi padre, cuando leo los encabezados me doy cuenta que no fué el quien las escribió, es la letra de mi madre está mi nombre escrito en ellas.
Comienzo a leer.
"Les dejo el amor a ustedes "solías decir cuando tenías doce, ahora te veo viendo películas románticas y suspirar cuando ves un beso, solo quiero que sepas que el amor de cuento de hadas si existe y quiero que me prometas que no pararás de buscar tu príncipe azul, quiero que cuando crezcas encuentres un hombre que te trate como una princesa como tu padre lo hizo conmigo. Quiero que comprendas que el vacio que tu padre dejó en mi hoy está siendo llenado por un hombre, el me trata bien y es posible que sea algo serio, quiero que tu estes deacuerdo con cualquier decisión que yo valla a tomar en mi vida, te amo."
Las lágrimas no dejan de correr por mis mejillas, mi madre estaba segada y no pudo ver con que clase de hombre se estaba metiendo, el corazón de mi madre era tan bello que era capaz de ver el lado positivo en todo y no noto al monstruo que se estaba colando en su vida, esto terminó por matarla.
-¿Zoe?- dice mi hermano al entrar en la habitación.
-estoy bien- le contesto antes de que pregunte.
-no, no es así- me responde y me estira los brazos para levantarme -ven, arriba- añade y me sonrie, yo le devuelvo la sonrisa y me pongo de pie con su ayuda.
-prepararé algo para la cena- me dice mientras me seca las lágrimas con la manga de su chaqueta.
-¿de verdad?- le pregunto sorprendida.
-claro- se encoge de hombros.
Baja las escaleras y oigo el ruido de los platos un buen rato, hasta que lo veo subir por las escaleras con dos platos en las manos con tres tacos cada uno, tenia un olor delicioso y de repente se me abrió el apetito.
Comimos juntos en la habitación de él y charlamos un buen rato sobre su nuevo empleo y mis estudios hasta que se hizo muy oscura la noche.
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INCAPAZ DE MATAR
HorrorSoy responsable de la muerte de 13 hombres, he visto su frágiles vidas escaparse frente a mis ojos, tras una seducción, el deseo los ha llevado a la muerte. pero ahora me siento incapaz de matar y que el instinto asesino que corre por mis venas no e...