CAPÍTULO 6

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Me levanto con mi cuaderno clavado en la espalda, me dirijo al baño y al mirarme al espejo aun tengo los ojos rojos por el llanto de anoche, mi aspecto es terrible, abro la llave y me lavo la cara. Al pasar por el lado de la habitación de mi hermano Matthew, la puerta está abierta y no está el adentro, de inmediato busco mi teléfono para llamarlo, siempre cuido de él aunque el es mayor que yo, actúa como un adolescente. Oigo que su celular suena cerca, dentro de la casa, corro buscandolo y bajo las escaleras de la casa, al acercarme al baño principal me doy cuenta de que de allí proviene el sonido, al abrir veo a mi hermano tirado en el piso del baño y vomito por todas partes, me acerco a él y lo muevo.

-!Matthew¡- grito y lo golpeo, huele a vodka y su camiseta está toda vomitada.

-Zoe- abre los ojos despacio.

-estúpido ¿qué hacias bebiendo?- le digo sacudiendolo de la camisa.

-¿que? soy el mayor aquí, no tienes derecho a preguntarme eso.

-pudrete entonces- le digo y salgo del baño, pero al dar unos pasos me arrepiento y me devuelvo, me acerco a él y lo ayudo a ponerse de pie, lo subo casi arrastrando por las escaleras y le ayudo a quitarse la camisa antes de dejarlo recostado en su cama.

Vuelvo a mi habitación después de desayunar a intentar pensar qué hacer hoy para no morirme de aburricion. Posteriormente me baño y me pongo un hermoso vestido negro que me regaló Evan el año pasado, unos converse del mismo color y una chaqueta de cuero. 

Finalmente después de recoger mi cabello decido salir, paso por una floristería y resuelvo comprar un gran ramo de margaritas, estas eran las flores que más le gustaban a mi madre, me siento en una banca de un parque donde solía jugar de niña y me permito oler las flores, su aroma me inunda de recuerdos, cuando yo tenía aproximadamente unos siete años mi padre cada domingo traía un ramo de estas margaritas para mi madre, ella le sonreía ampliamente y luego se lanzaba a sus brazos, todo a mi alrededor parecía perfecto, mis padres eran felices juntos, no logro comprender qué pasó ni porque se separaron. 

Agarro mi teléfono y llamó a Evan.

-¿si?- contesta enérgico.

-¿podrías venir a recogerme a el parque que queda a dos calles de mi casa?- le pregunto. 

-¿Zoe? claro, llego en 5 minutos- responde sin dudarlo y cuelga.

Lo espero por aproximadamente 3 minutos y llega, trae su moto y se detiene en frente de mi en al lado del andén. Tiene una camiseta blanca y una pantaloneta a cuadros. 

-¿que ocurre?- pregunta mientras me entrega el otro casco y subo a su llamativa moto azul rey.

-Solo pensaba en ir a visitar a mi madre al cementerio- digo -pero vamos antes a tu casa y te pones unos pantalones- anado riendo.

-si, mejor- concuerda.

Arranca y despues de andar unas 6 calles se detiene frente a su casa, se baja y me indica que lo espere un minuto, asiento y entra a su casa. Su madre se asoma por la ventana con el delantal de cocina aun puesto y me dedica una sonrisa radiante con su cabello rubio resplandeciente, es una bella y joven mujer, le tengo mucho aprecio, le devuelvo la sonrisa y levanto una mano para saludarla antes de que de la vuelta y entre. Puedo oír desde aquí la risa dulce de Riley, la hermanita menor de Evan, es un hermoso sonido, luego escucho a Evan bajar las escaleras, despedirse de su madre y decirle cuanto la ama, lo veo acercarse a la puerta así que me pongo el casco denuevo.

Cuando ya estábamos listos arrancó, me aferré a él mientras esquivaba los autos y daba vuelta a las calles, avanzó hasta llegar a un hermoso jardín que rodea el cementerio de la ciudad a diferencia de otros este no es escalofriante, es un bello lugar y hoy un bello dia, parquea su moto y nos bajamos. Caminamos por un largo camino rodeado de césped verde y húmedo aún de la lluvia de esta mañana, pero ahora el sol resplandecía.

Nos acercamos a la tumba de mi madre pisando el césped, me arrodille junto a ella y pude sentir la humedad del pasto bajo mis rodillas, deje las margaritas y luego me recoste en el suelo dejando que el agua humedeciera mi espalda, solté mi cabello y cerré mis ojos, la brisa me refrescaba el rostro y podía sentir que mi madre estaba aquí conmigo, rozando mi mejilla y sonriendo. siento como Evan se recuesta a mi lado y toda la serenidad y felicidad que creí que un día habían abandonado mi cuerpo ahora regresan a mi y me llenan de una manera inexplicable, sonrio y al abrir mis ojos veo a Evan sentado junto a mi viéndome sonreir.

-tengo algo para ti- me dice y sus ojos brillan más de lo normal y se ven de un azul resplandeciente. 

-¿enserio? ¿que es?- le pregunto.

-cierra los ojos- me pasa la mano con suavidad por la cara haciendo que los cierre. Oigo como saca algo de su bolsillo.

-abrelos- dice tras unos segundos. Lo hago y veo una pequeña cajita roja de terciopelo en sus manos, la abre y de inmediato veo un precioso collar, su dije es una daga plateada, entiendo al instante su significado, es un gran detalle. Desde hace unos años dibujo dagas y espadas por doquier, nadie más que Evan ha entendido lo que significan para mi, simbolizan justicia y venganza, la muerte de mi madre no será en vano y Evan lo comprende. 

-oh Dios- digo y no puedo contener las lagrimas, allí mismo, sentados en el suelo, me abalanzo encima de él y lo abrazo con fuerza -gracias, es hermoso- añado.

-sabia que te gustaria, deja que te lo ponga- me dice y yo sostengo mi cabello recogiendolo con mis manos mientras él me lo pone.

Luego de eso me invita a almorzar a nuestro restaurante favorito y a comer un helado, a las 3 de la tarde estoy devuelta en mi casa .




INCAPAZ DE MATARWhere stories live. Discover now