CAPITULO 13

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“¿Qué he hecho mal?” Pensaba. “¿En qué he fallado?”

La habitación estaba iluminada por la tenue luz de una única lamparita de noche, situada en una moderna cómoda de metal.

Niall había llegado a su casa mucho antes de que finalizara la fiesta. Estaba triste y enfadado. Y, ahora, estaba ahogando sus penas en la botella de vino que sujetaba su mano izquierda.

Tras unas horas, consumiendo alcohol continuamente, cayó en brazos de Morfeo.

******

A la mañana siguiente al alcohol que había consumido la noche anterior, cobraba factura. Le dolía la cabeza y estaba mareado a causa de la resaca.

Sin fuerzas, alcanzó el mando del televisor. Encendió el aparato para ver las noticias.

-Anoche se hizo oficial, la nueva pareja del momento. Ashton Irwin y Annie Jones estás juntos. Nos pusimos muy contentos tras la noticia, ambos se quieren y disfrutan de la compañía mutua. Aquí tenemos unas imágenes de la After-Party a la que acudieron, anoche, los dos jóvenes artistas. Y, también, la declaración de la pareja, afirmando su romance.- Comunicó la presentadora de  televisión.

Seguido, dichas imágenes, asomaron por la televisión de Niall. Harto de ira, lanzó el mando del televisor contra el aparato. De un hábil movimiento, se levantó del sofá vintage dónde había pasado la noche.

Tomó su abrigo, y sin rumbo fijo, avanzó por las nevadas calles de Londres hacia quién sabe dónde. Recorrió todo tipo de parques, calles y callejones.

El pecho le pesaba como si su corazón, al ralentizarse, también se hubiera vuelto de hielo. Sobre su cabeza flotaban sus manos, con la piel tensa y pálida. Las puntas de los dedos y las palmas mostraban tonos violetas y azules. El rostro le dolía, gélido y tan blanco como el alabastro.

Con las esperanzas de vida ya esfumadas, se desplomó sobre la nieve, desesperado.

Annie pasaba por aquel parque, en busca de regalos de Navidad para sus seres queridos, entre ellos, Niall.

Tropezó con algo. Al fijarse un poco más, descubrió que se trataba de un pie. Un pie humano. ¡Había alguien enterrado en la nieve! Asustada, desenterró a aquella persona que estaba moribunda, pero mayor fue su sorpresa al descubrir que esa persona era él. Era Niall.

Sin perder un segundo, subieron al coche en dirección al apartamento de la joven. Al llegar, depositó a Niall en un sofá, cerca de la chimenea. Proporcionándole así, el calor que su cuerpo tanto ansiaba.

Le cubrió con una manta y, poco a poco, iba abandonando la palidez de su piel y volvía a cobrar los tonos rosas que solía tener habitualmente.

Abrió los ojos muy despacio, cómo si, al abrirlos, fueran a dañársele.

-Hola.- dijo él, en un susurro apenas audible.

-Hola.- le respondió Annie, con una sonrisa.

Niall se acomodó en el sofá, hasta conseguir una postura en la que su espalda estaba verticalmente recta.

-Voy a por un chocolate.-propuso Annie, levantándose de su lado.

Niall asintió, forzando una sonrisa. Unos segundos más tarde volvía con dos tazas calientes. Cada una sujeta a una de las delicadas manos de Annie.

Llevaba puesto un jersey, de punto, verde. Combinaba a la perfección con el hermoso color de sus ojos. Los vaqueros ceñidos, se ajustaban perfectamente a sus trabajadas piernas. Los pies estaban cubiertos por unos calcetines grises, que a su vez, estaban ocultos por unas zapatillas de estar en casa. El pelo le caía delicadamente por su espalda. Haciendo el efecto de olas doradas, debido a las ondas rubias que tenía en su cabeza.

-Toma.-le tendió la taza. Niall la agarró y dio un pequeño sorbo al chocolate caliente.

-Gracias.

-De nada.- Annie sonrió.- Oye.

-Dime.

-¿Puedo preguntarte algo?- dijo mientras se acomodaba a  su lado.

-Claro.-le respondió, apartándose, para que Annie pudiera sentarse.

-¿Qué hacías tirado en la nieve?

-Es una larga historia. Prefiero no hablar de ello          .

-Está bien. Lo importante es que estás bien, supongo. Pero no vuelvas a hacer una tontería como esa. ¡Imagínate que yo no habría pasado por ahí en ese momento! ¡Podrías haber muerto!

-Lo sé. Perdóname. Oye… ¿y tú que hacías un Sábado tan pronto por ahí?

-Recados.

-¿Qué recados?

-Ahhh. Secreto.- Ambos rieron.

En ese momento, sonó el móvil de ella.

-¿Sí?- respondió Annie mientras se alejaba del salón.

Niall pudo contemplar lo mucho que había cambiado desde la última vez que se vieron. El pelo no le tenía tan rizado y había crecido. Tanto físicamente como profesionalmente. Estaba más guapa, y eso que Niall pensaba que ya era imposible.

Annie regresó a la habitación, con los ojos empañados. Las lágrimas amenazaban con salir.

-¿Qué ocurre?- preguntó Niall, preocupado.

-Nada, nada.

Niall se levantó de un brinco, cuándo Annie rompió a llorar en medio del salón, y corrió a abrazarla. Annie hundió su cabeza en el pecho de él.

-Annie, ¿qué ocurre, princesa?

Annie no respondió.

-Annie, dímelo.

Ella se limpió las lágrimas de los ojos y clavó la mirada sobre los de Niall.

-Niall, mi…-intentó decir, en vano.

-¿Tu qué?

-Mi… madre…

-¿Qué? ¿Qué le ocurre a tu madre?

-Ha muerto.-dicho esto volvió a hundir su cabeza en el pecho de Niall, llorando con más intensidad.

Niall no sabía que decir, ni cómo reaccionar. Simplemente la abrazó. Y así estuvieron los siguientes diez minutos.

-Le atropelló un coche, cuándo estaba con mi hermana en el parque. Noah está en el hospital, en coma. Al parecer, fueron a cruzar la calle y pasó un conductor borracho que se las llevó de golpe.

-¿Se sabe quién fue ese cabrón?

Annie negó con la cabeza.

-¿Y tu padre? ¿Dónde está?

-No lo sé. Le llamaré luego. Ahora quiero descansar. ¿Puedes llamar a Ashton, por favor? Dile que venga.

Niall asintió y así lo hizo.

Media hora más tarde Ashton estaba con Annie. Y Niall se retiró hacia su casa. Con un nudo en el estómago. Mezclando toda la ira y los celos, con un puñado de tristeza. ¿Por qué se habían ido Susan y Noah? Las tenía mucho aprecio. Bob tenía que estar destrozado. ¿Qué debía hacer él? En teoría, ya no era nadie en la vida de Annie. Ella tenía a Ashton. ¿Él que tenía? Nada. Ya claro, podéis pensar que él tenía: fama, dinero, chicas, fans, discos… Pero si no tienes amor, no tienes nada. Y eso es lo que le faltaba a él: Amor.

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