CAOITULO 14

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Día 25 de Diciembre: Navidad.

-¿Cómo estás?- preguntó Ashton a Annie, mientras ella se preparaba para embarcar en el aeropuerto.

-Bueno…

-¿Cuándo volverás de España?

-No sé si volveré, Ashton. Mi padre me necesita. Me podría haber ido ayer, pero tuve que ir al funeral de Jake. No me apetece sufrir más. Siento que la gente que más quiero se va yendo y no quiero que eso ocurra más. Necesito alejarme de todo y de todos.-hubo una larga pausa.- Hasta de ti.

-¿Estás rompiendo conmigo?

-Lo siento, Ashton. No puedo seguir así. Necesito espacio.

-Lo entiendo.-se abrazaron.- Si necesitas algo, llámame.

-Lo haré, descuida.

Se abrazaron de nuevo.

-Te quiero.-susurró Ashton, en su oído.

Annie no respondió. Sonrió y se adentró por aquel infinito pasillo hacia el avión. Tomó asiento, se abrochó el cinturón y posó su mirada sobre la ventanilla. Veía el ala del avión. Nada más.

Cerró los ojos con la esperanza de caer en un profundo sueño hasta llegar a su destino pero, cuando estaba a punto de conseguirlo, alguien intentó llamar su atención dándole unos golpecitos en el hombro. Abrió los ojos de golpe.

-¡Annie!-dijo la niña rubia que le llamaba.- ¿te acuerdas de mí? ¡Soy Dani! ¡Danielle!

-¿Dani? ¡La niña bailarina! ¿Qué tal? ¿Qué haces en Londres?

-No me cogieron para la escuela en Nueva York, por eso he venido a intentarlo en Italia.

-¿Sí? ¡Qué bien! ¡Mucha suerte!

-¡Guau! ¡Es increíble! ¡Ahora eres súper famosa! ¡Y la novia de Ashton Irwin! ¡Amo a 5 Seconds Of Summer!

-Era.- Le corrigió.

-¿Perdón?

-Era la novia de Ashton. Ya no. Acabo de romper con él.

-Vaya… Lo siento mucho.

-Da igual.

-Me enteré de lo de tu madre y tu hermana. Lo siento. Y, también, sé lo de la Premier. ¡Eres la mujer más valiente y con el corazón más grande que he conocido nunca!

-Eres muy amable, Dani. Pero estoy agotada, ¿te importa si me echo una cabezadita?

-Para nada, descansa.

-Gracias.

Al abrir los ojos, ya estaban aterrizando en España. Salieron juntas del avión, como la última vez.

Se despidieron y Annie, al llegar a su casa en taxi, deshizo su maleta y pasó todo lo que quedaba de día en el hospital, con su padre, viendo a su hermana pequeña. Se la veía indefensa. Pálida. Débil. No podía aguantarlo más.

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