DEJEMOS ALGO EN CLARO

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¿Conoces el sentimiento, cuando estas en algún lugar y de repente sientes que alguien te mira?

Bueno, yo no. Nunca me he sentido así.

Debe ser porque nunca he llamado demasiado la atención. Nunca he destacado por ser buena en alguna actividad en particular o por ser la más bonita entre un grupo de chicas. Soy, lo que se podría definir, como una mujer ordinaria. Y eso nunca me ha molestado, ya me acostumbré.

Vivir con una sola madre, que es "demasiado sexy para ser verdad" tiene sus ventajas y desventajas. Las ventajas son que podemos salir juntas y pretender que no es mayor que yo por 15 años. Y las desventajas son que salimos juntas y ella pretende que no es mayor que yo por 15 años.

Su nombre es Lori y se la pasa haciendo cosas que una mujer de 32 años normalmente no hace. Como salir con un chico diferente por semana, por ejemplo. No es que la culpe por no saber mantener una relación a largo plazo, pero eso es exactamente lo que estoy haciendo.

El hecho de que tenga tantas relaciones fallidas, también implica que tenga muchas veces el corazón roto. Lo que me lleva a una de las razones por las que soy tan anónima (o al menos es lo que trato de decirme a diario para no sentirme mal al respecto), su solución para no sentirse sola cuando una relación no funciona es agarrar un litro de helado de chocolate, llorar descontroladamente y salir del pueblo en busca de un nuevo "hogar".

Hogar. Hace mucho que ya no le llamo así a cualquiera de nuestras casas. Ya no espero hacer amigos ni aprenderme el nombre del vecino o vecina, porque se que tarde o temprano (casi siempre es temprano), terminaremos empacando todo y huyendo.

En fin, a lo que iba. Mi nombre es Kate Spencer y les contaré la historia de mi vida. O bueno, no de mi vida exactamente, pero si de como es que pasé de ser un punto entre tanta multitud, a la chica más popular de toda la secundaria.

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Ir a la secundaria es una de las experiencias más espeluznantes que hay. El miedo de si las personas te aprobarán, o de si siquiera notaran tu existencia en toda una cadena de estatus. Mudarme tanto, me ha servido para aprender una de las cosas más importantes aquí, y es el cómo no importa cuanto lo intentes, sino eres la capitana de las animadoras, reportera para el periódico estudiantil o una activista vegetariana, no te molestes en intentar figurar.

Necesitaba dinero para comprarme por fin un carro propio, así que conseguí un trabajo como mesera en un restaurante cerca de casa. Ahí conocí a una chica super dulce, llamada Jane. Jane llevaba viviendo en Portland toda su vida, lo que la hizo una compañera perfecta. Iba a mi misma escuela y sabía la mayoría de los chismes. Me contó cómo es que funcionaba todo y me ayudó a estar preparada para mi primer día de clases el próximo lunes. No es que lo necesitara, porque cómo dije, ya estaba acostumbrada a ser la chica nueva.

El viernes, cuando ya llevaba trabajando ahí una semana. Me pidieron que atendiera la mesa 2. Ahí es cuando por fin lo conocí. John Tucker. El capitán del equipo. El hombre. El sujeto. Él mismo era. Jane me había hablado tanto de él, que sentía que ya lo conocía. Aunque era algo normal, en toda escuela siempre está el chico más popular, al que todos admiran y quieren no importa qué haga. Al que cuando caminaba, las personas se retiraban para dejarlo pasar. Era imposible no quedarse embobada mirándolo, tenía algo en su aura que te hacía imposible dejar de mirarlo. Y el hecho de que era increíblemente guapo lo hacía aún más difícil.

Había llegado con una cita, deduje que era Carrie por su tema de conversación (no, no estaba espiando, es solo que estaba cerca y no eran muy silenciosos al respecto)

- Estoy pensando empezar un libro para niños -dijo ella

- ¿Otro? ¿Qué no habías escrito uno sobre como la señora de la cafetería no les servía la misma cantidad a todos los estudiantes? -dijo él

- Ese fue un ensayo, esto es mas comprometedor. Lo siento como un reto

- Me encanta eso de ti, nena. -dijo él inclinándose para darle un beso en la mejilla- Me encanta que siempre trates de superarte y lo organizada que eres.

- Me encanta que pienses eso, John. -dijo ella volteando para darle un beso en los labios.

Cuando empezaron a hacer más cosas no aptas para todo público con un solo beso, decidí que era tiempo de dejar de verlos. Luego más tarde, los atendí y les llevé su orden, todo el tiempo sin ser mirada por más de 5 segundos.

Obvio el sujeto más popular de la escuela estaría con la chica más inteligente y más bella de la secundaria. Era algo que se esperaba siempre.

En mi turno del sábado, quedé pasmada cuando John llegó con UNA NUEVA CITA. Esta vez fue Heather, capitana del equipo de animadoras y la chica más plástica de la que me pudo hablar Jane. Incluso al caminar se notaba cómo tenía esa actitud de que todo alrededor de ella era nada comparado. Pude oír algo de lo que hablaban en mi camino a atender esa mesa.

- Bebé, fue increíblemente estúpido. O sea, no puedo creer que enserio Hannah haya sugerido que empecemos la porra con un salto triple cuando todos sabíamos que era tradición hacerlo con una pirámide. -dijo ella

- Pero ya sabes como es ella, nena, no debería sorprenderte.

Cuando me acerqué a pedir su orden esto fue lo que pasó

- Una ensalada con una gaseosa dietética y una hamburguesa para mi -dijo John si siquiera preguntarle a ella.

- Amo como me conoces tan bien -dijo ella

- Amo conocerte tan bien -dijo el ahora "susurrándole" al oído, pero vamos, yo podía oírlos. -Por cierto, esa blusa que tienes se te ve estupenda... ¿se quita fácil?

Volteé mis ojos, que línea más estúpida.

- Y no nos molesta que se demoren en atendernos. -dijo él dirigiéndose a mi y acercándose mas a ella, besándola de la misma forma que besó justo ayer, en esa misma mesa, a Carrie.

- No lo entiendo, ¿cómo es que ellas no se dan cuenta que él las engaña? -le pregunté a Jane cuando ya se habían ido.

- Él es todo un experto, sale con chicas que no son del mismo circulo social. Por lo que nunca saben quien es la otra, excepto que son populares, pero no de su grupo. Además, les dice que su papá no lo deja tener novia durante la temporada porque quiere que se enfoque 100% en el partido.

- Vaya, ¿y cómo sabes todo esto?

- No sé, -dijo ella algo triste y avergonzada- sólo lo deduzco. Obvio nunca me ha pasado ni fui una de esas chicas, no, jamás. -corrió llorando al baño.

Pobre Jane, ahora todo tenía sentido. Que patán.

Cuando el domingo el mismo John se apareció con una nueva chica, ya ni sé por qué me sorprendí tanto. Esta vez era Beth, una activista vegetariana, que según Jane era más conocida por su promiscuidad.

Cuando me estaba acercando a su mesa, lo vi revisando la carta y pararse abruptamente de la silla

- ¿Cómo es posible que tengan carne de res en este restaurante? Esto es una falta de respeto, vámonos cariño. -le dijo indignado a ella

- Amor, relájate.

- No me pidas que me relaje, sabes que no como nada que sea animal. Eso es algo inhumano y despreciable. Si quisiera ver animales maltratados iría a un laboratorio, pero no lo haré, porque ahí solo tienen animales encerrados y maltratados.

- Johnny, sabes que por ti no me importaría venir a este tipo de lugares. Solo ordenemos ensalada y salgamos de aquí para enseñarte cuánto me encanta cuando defiendes tus principios. -le dijo ella en un tono seductor.

- Esta bien, ¡mozo! -dijo él entusiasta.

¿Qué no fue ayer que pidió una hamburguesa? ¡Que charlatán! ¡Que patán! No entiendo como es que estas chicas son tan ciegas. Porque en serio tienen que darse cuenta de que miente. O sea, no puede ser que alguien pueda fingir de esa forma y no ser atrapado.

Desde ese domingo me dije a mi misma, que pase lo que pase, jamás sería como esas chicas. Era increíble como es que un hombre las podía volver tan estúpidas. Me avergonzaba mi propia raza.

Lo bueno es que el lunes iniciaban las clases y estaba lista para mi rutina diaria, que consistía básicamente en no existir a los ojos de los demás. Yei

Todas contra élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora