CAPÍTULO 1

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El equipo estaba en el aeropuerto esperando a la llegada de Kagami, el chico había hecho un equipo en América, pero la sensación en el juego no era el mismo, por lo que decidió en contactar con la Generación de los Milagros y hacer que Vorpal Swords volviera con más fuerza que nunca.

No eran el mismo equipo que antes había jugado contra Jabberwock, estaba la Generación de los Milagros, Takao, Hyuga y Furihata, pero todos habían trabajado en grupo o individualmente, aumentando su fuerza y mejorando increíblemente.

Kuroko y Kagami habían estado en contacto en su tiempo fuera, después de que el alto se declarara al peliceleste cuando se habían despedido, habían contado los días y las horas que faltaban para poder verse de nuevo. No estaban en ninguna relación, pero ambos sentían cosas por el otro.

―¡Ahí llega! ― exclama Riko señalando a una persona que bajaba por las escaleras mecánicas, y, efectivamente, era él.

El peliceleste corrió hasta el más alto, abrazándolo al instante, pudo sentir su corazón ya completo con el chico a su lado.

―Kuroko... ― lo abrazó más fuerte, no queriendolo soltar. No se creía que hubiera vuelto, y ésta vez, para quedarse.

―Venga, ya tendréis tiempo para abrazos ― el peliazul separa los dos cuerpos, Kagami lo mira mal antes de palmearle la espalda en forma de saludo.

―Me alegro de veros, chicos.

―¿Qué te parece un 1vs1 para celebrar? ― Aomine se colgó por sus hombros, con una sonrisa de medio lado.

―Aominecchi, acaba de llegar y... ― Kise fue interrumpido por Kagami.

―De acuerdo ― dijo con mirada segura.

―Si vais a jugar que sea un partido de práctica, todos ― interviene Riko, Aomine iba a protestar pero fue cortado por la entrenadora ― Sin peros ― los dos chicos aceptaron de mala gana y fueron hacia la cancha de baloncesto más cercana. Se dividieron en un equipo más o menos equilibrado.

―Bakagami, ¿qué te parece ahora el 1vs1? ― preguntó Kagami al peliazul, quien sonrió en respuesta afirmativa. Ninguno de los dos lograba encestarle al otro, sus fuerzas ahora estaban muy igualadas.

―Vaya, si que has mejorado, nos vemos ésta noche tigre ― Aomine chocó el puño con el otro, quien le sonrió mientras se sentaba a descansar un poco en el banco.

―¿Ésta noche? ― una voz sonó a su lado.

―¡Nyaa! ― gritó Kagami, Kuroko estaba sentado al lado suya, con su típica cara neutra ― ¡Kuroko! ¡Te he dicho miles de veces que no me sorprendas así!

―Lo siento.

El pelirrojo suspiró ― Eh... Sí... Van a venir algunos a mi piso, ya sabes... Para celebrar.

―Oh, no sabía eso, ¿puedo unirme también?

―Uh... ― Kagami se veía nervioso ― Es que tengo que hablar de algunas cosas con Aomine ya sabes... ― Kuroko frunció el ceño ― Tu tranquilo, mañana ya celebramos mejor, quiero estar descansado para hacerlo especial.

El peliceleste se sonrojó un poco con sus palabras ― De acuerdo... ― accedió aún así de mala gana.

El pelirrojo miró la hora en su móvil y abrió mucho los ojos ― Kuroko, tengo que irme, hablamos mañana ― se acercó al otro chico dejándole un suave beso en la comisura de los labios, y antes de que pudiera responder, Kagami ya se había ido corriendo.

Kuroko se tocó la zona que el alto había besado, se sonrojó notando esa sensación cálida y levantó la vista hacia el cielo. La luna estaba casi llena, pero se veía brillante, como si tuviera vida propia... Parecía que estaba atrapada por la oscuridad y hasta que no estuviera completamente llena no estaría libre.

-- UN MES MÁS TARDE --

Kuroko y Kagami estaban saliendo, era ya oficial, ambos estaban muy contentos y sus amigos muy felices por ellos.

El peliceleste y Kise volvían de cenar en el Maji Burger, sabían que sus novios estarían en casa de Akashi, a si que habían avisado a Furihata y irían a darles una sorpresa.

El castaño estaba esperando delante de la puerta de la casa de su pareja cuando los dos chicos llegaron.

―Buenas noches.

―Buenas noches Furihatacchi.

―Tengo una copia de la casa de Akashi ― dijo el castaño sacando una llave de su bolsillo, ambos chicos lo miraron confudidos ― Tiene su explicación... ― y sin más dilación forcejeó con la cerradura abiendo la puerta en unos segundos.

Kuroko levantó la vista al cielo, la luna estaba completamente llena, completamente libre. Sonrió y se adentró a la casa.

―¡Akashi! ¡Kuroko y Kise están aquí! ― llamó por los gigantescos pasillos, no hubo respuesta ― ¿Akashi?

―¿Aominecchi? ― Kise probó a llamar a su novio, pero seguían sin escuchar nada.

―No entiendo... Akashi me dijo que estarían aquí...

¡Plash!

Un golpe seco sonó desde el sótano.

―¿Podrían estar abajo? ― habló Kuroko, Furihata levantó sus hombros y se dirigió al sótano, estaba oscuro, muy oscuro, no veían con claridad por donde pisaban, por lo que tenían que andar muy despacio.

―¿Akashi...?

Otro golpe y un sonido de cadenas se hizo presente.

―¿Hola...? ― habló el rubio con miedo.

―No deberíais de estar aquí ― la voz de Kagami sonó, pero no era su voz normal, ésta era más ronca.

Cada luna llena [KnB] (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora