Se podría decir que la inocencia es un atractivo muy fuerte; para Viktor Nikiforov, es un atractivo insuperable, y cuando conoce a Yuri Katsuki, un chico de 24 años de cabello corto del color de la noche y unos hermosos ojos color chocolate, que con...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¡¿Pero qué mierda te sucede?! ¿Estás demente acaso, Nikiforov?
No le respondió. Yuuri había sacado al ruso de su cama a empujones, prácticamente lo había pateado fuera de allí. Y si Viktor intentaba acercarse, Yuuri no dudaba en gritarle, incluso en arrojarle algo.
Justo ahora, le apuntaba con la lámpara de su mesa de noche mientras le exigía una explicación decente, enojándose aún más ante el silencio del alfa. Viktor ni siquiera le miraba. Parecía un perro regañado, y eso sólo hacía su cólera aún peor ¿De verdad quería usar esa técnica de mierda justo ahora?
Cómo quería reventarle la lámpara en la cabeza.
- ¡Te estoy hablando, Nikiforov! Respóndeme de una puta vez ¿Qué coño te pasa en la cabeza? ¡Entras a mi habitación cómo si nada, sin permiso, ebrio! ¡Te me pones encima! ¡Me manoseas cómo si fuese una puta cualquiera! ¡Cómo si tuvieses el derecho de siquiera tocarme! -blandía la lámpara cómo si fuese un cuchillo, siempre apuntándole al otro, gesticulando con cierta efusividad mientras le gritaba. Estaba molesto, muy molesto- ¡Que me respondas! Qué. Mierda. Te. Sucede.
-Yu-Yuuri, lo lamento, yo no quería... No era mi intención- Por favor, baja eso...
Viktor, por otro lado, se encontraba confundido, aturdido, la agresiva respuesta de Yuuri había sido suficiente para traer a su ebrio ser a la conciencia. Se podía decir que le bajaron la borrachera a punta de gritos y golpes, y honestamente, no le parecía que la situación era para menos. ¿Por qué había hecho eso? Él nunca le habría puesto una mano encima a Yuuri, no sin su permiso... O eso le había gustado creer de sí mismo, pero, sin embargo, lo había hecho y estaba dolido por eso. Incluso molesto consigo mismo por ello. Y estaba convencido que, si Yuuri no lo detestaba lo suficiente antes, ahora no le iba a querer ni dar las noticias.
- ¡Esa es una respuesta de mierda! ¿Realmente crees que ponerme ojitos de perro y pedirme perdón va arreglar esta situación? ¿Me crees idiota acaso? ¿O una ramera? Para que me vengas a tocar cuando te venga en gana.
- No creo que seas nada de eso, Yuuri, en ser-
- ¡Entonces dame una respuesta medianamente decente! -le interrumpió, dejando a Viktor con las palabras atravesadas en la garganta- ¡Y no hablo de una miserable disculpa! Quiero acciones Viktor, quiero respeto. Me merezco respeto. Desde que llegué a esta casa no has hecho otra cosa que mandarme o sonreírme y tratarme de idiota. Deja de creer que por el simple hecho de ser un maldito alfa tienes total control sobre mí. -los ojos del omega se cristalizaban con cada palabra que salía, cada una llena del rencor y desprecio que le había tenido guardado. Esto había sido el colmo, pero se tragó el nudo en su garganta, respirando hondo antes de seguir hablando. Quería llorar, pero no en frente de él-¿Para esto me traes a esta maldita casa en medio de la nada? ¿Para tener en qué quemar tus celos y matar antojos? ¿Eso es lo que significa un omega para ti?... ¿Eso es todo lo que crees que puedo ser, realmente?
