5Ω. ¿Virus o estrés?

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Y nunca estaremos solos de nuevo,

Porque esto no pasa todos los días,

De alguna manera conté contigo como un amigo,

¿Puedo rendirme o renunciar?

Ahora pensé en lo que quería decir,

Pero realmente nunca sé a dónde ir,

Así que me encadene a un amigo.

-Instant crush, Daft Punk ft. Julian Casanblanca



—Necesito que duermas algo, tío.

Escuchó el mismo consejo de Maximus todos los días.

No debería molestarme, sin embargo, hay un motivo irracional por el que mi ego requiere que se aparte y me deje a solas con Mangel, sin embargo eso no sucederá si me pongo a alegar. Así que sólo terminó por asentir, mientras veo cómo se arregla la chamarra en el marco de la puerta.

Es extraño, ha sido una rutina de al menos varios días desde que todo esto comenzó y aún así, con cada día que pasa, no puedo evitar sentir que nada fluye viendo como Mangel apenas despierta unas horas y vuelve a dormirse.

En realidad yo podría dormir un poco si lo intentase con todas mis fuerzas.

Si Mangel no gritara por las noches.

Es por eso que Maximus viene por las noches, es complicado que yo anestesie a Mangel.

No soy capaz.

Durante el día apenas puedo quitarle un ojo de encima.

He comenzado a desarrollar una necesidad apremiante, y eso es ver todos los días sus ojos, buscando algo...

Lejano al dolor.

No ha aminorado un poco, y yo realmente lamento todos los días que apenas hable, que apenas coma. Necesito que despierte y vuelva a ser mi Mangel. El hombre de chonguito sigue hablándome, no obstante no dejo de admirar con mi cansancio ferviente el rostro en calma del hombre a mi interés, perdiéndome en ello. Ignorando al despierto.

Cuando una mano se posa en mi mandíbula mi reacción me desconcierta al alejarme con brusquedad, como si el toque ardiese de mala manera. Sólo entonces prestó atención al hombre delante mío con las cejas arqueadas.

— ¿Qué?

—Estás muy pálido, y frío. ¿Te sientes bien? —Cuestiona Maximus, y por primera vez desde hace días, me enfoco en mí mismo. Tomando mi rostro entre mis delgados dedos, percibo la sensación de hielo sobre mí.

Antes de que pueda detenerme, mi voz me responde:

—No estoy seguro.

Maximus me examina de arriba para abajo, con seriedad. Seguido, rechina los dientes con desagrado antes de cruzar los brazos a mitad de la instancia.

—Voy a ir a prender el aire acondicionado, y quiero, por dios que te duermas un rato y luego comas algo tibio. No me importa si manchas las gasas de Mangel.

— ¡P-PERO!

—Ningún pero que valga, Rubius. ¿Acaso creer que necesitamos dos moribundos en esta situación?

Yowl Voiceless |Rubelangel OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora