Yowl Voiceless |Rubelangel Omegaverse

7Ω. Estigma

Deja de llorar y dime algo,
Intenta decirme que fui un cobarde,
¿Por qué me hiciste esto a mí entonces?
Lo siento.

-BTS, Stigma.

Francia, Congreso.

10hrs

— ¡¿Están locos?! ¡Esto es inconcebible! —Gritó el director Valentino levantándose de la silla.

Estaba aterrado de la estúpida decisión que los presentes habían anunciado que tomarían, la misma que el presidente de la OMS había propuesto. Su asistente de detrás se aguantó las ganas de levantarse y sujetarlo por los hombros, su mismo maestro le había pedido que se mantuviera al margen, yendo como un infiltrado, puesto que se volvería peligroso si sabían que él estaba de su lado. 

Debido a ello, lo único que pudo hacer el rubio chico, fue rogarle silenciosamente a su maestro que se calmará. 

No era bueno exponer esas ideas ante personas tan peligrosas.

No obstante fue demasiado tarde, el arbitrario senador osó carraspear para llamar la atención del ofuscado, en sus labios pintaba una sonrisa sonsacarrona.

—Pues estimado mío, precisamente no estás muy limpio para hablar de "cosas inconcebibles". —Se mofó el pelirrojo, a lo que el director de análisis clínicos se tensó, y su aprendiz lo sintió. Rouge aumento el agarre a la tela de su pantalón, conteniéndose, el director estaba ignorando el peligro que corría.

—Estuve de acuerdo en ceder a investigar esa especie, todo con tal de demostrar que no era dañina, ¡Y mira lo que hicieron! ¡Esto es un caos! —Graznó, defendiéndose al sentirse juzgado. Los presentes tomaron su pérdida de estribos como un punto a favor, uno en especial se tomó con desdén su lugar.

—Tonto, ¡Fue porque así se plan...! —Comenzó el castaño director del congreso, el cual intentó, -al igual que el senador-, burlarse de la desinformación de Valentino, lo que hizo que el subjefe a su costado le golpeara con fuerza en las costillas para que callara. 

Tras ello la sala se inundó en un silencio denso. 

Nadie quería que eso se hablará, no al menos estando presente el hombre de ciencias.

— ¿De qué habla? —El allegado Valentino rompió el silencio, cuestionando mordaz al idiota rizado. Su voz se había endurecido fríamente hasta dejarla en un tono de advertencia. No iba a tolerar evasiones. 

El director del congreso no fue capaz de sostenerle la mirada, inmediatamente la trasladó hasta el supervisor de salud pública, pidiéndole que tome su lugar y le cuente. 

Bastó un par de miradas intercaladas entre superiores para lamentar, y gruñir la impertinencia del director por soltar esa información. Esa mirada que le lanzó el subjefe de estado a su costado, fue suficiente para hacerle bajar la cabeza al castaño sabiendo que algo malo le sucedería por abrir la boca de más.

—Nosotros no consideramos que tus facultades cognitivas estuvieran funcionando perspicazmente una vez nos presentaste la información al respecto sobre aquella tribu japonesa. —Tomó la palabra esta vez la cabeza de la sala, el presidente de la OMS, dejando en el silencio un vibrante mal augurio. Desde ya pálpito una señal de advertencia en la perspectiva del aprendiz para empezar a buscar una salida de emergencia. 

Esto iba a terminar jodidamente mal.

— ¿Ah, sí? ¿Y eso debido a qué? —Se atrevió Valentino a continuarle el juego, abrazando las brasas de la perdición bajo sus propias decisiones.