1Ω. Pandemia tras la ventana

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" Todo lo que necesitaba, 

era lo último que quería"

-Alone in the roomAsking Alexandria.

Rubén

— ¡¿Otra vez?! ¡Por un demonio Rubius! ¡No te pedí mucho! Sólo que hicieras tu parte de la limpieza ¡Nada más! —Cierro los ojos instintivamente al escuchar su reproche, ahí va de nuevo con esa mierda.

Suelto la cuchara y dejó que haga sonido con el borde del tazón. Luego miro al frente mientras cruzó los brazos, encontrando a mi despeinado compañero de piso, recién levantado y dispuesto a tocar los cojones temprano.

—Buenos días para ti también, Mangel. —Masculló sarcástico, alzando una ceja y reprochado a mi manera que lo primero que haga, sea discutir sobre los trastes sucios del fregadero.

—No, no hagas eso. Sabes que no me enojo si haces lo que te corresponde, ¡Yo no soy el malo aquí! —Es su turno de cruzarse de brazos y recargarse en la pared. Tiene el ceño fruncido, y las mejillas abultadas por los labios apretados. Seguido de una larga batalla de miradas, sé reconocer su molestia cuando no cede. Suspiré, y traté de bajar mi orgullo para no discutir tan temprano.

—Iba a hacerlo después de terminar de desayunar. —Admití sin muchas ganas, descruzando los brazos y mirando con disgusto mi cereal. Se me fue el apetito, pero si lo dejó a medias va a quejarse de que nunca terminó nada, y de que desperdició la comida. Y sinceramente no quiero un discurso de media hora sobre niños de África que padecen hambre. Mangel da indicios por seguir queriendo reclamar, conozco su postura defensiva, así que vuelvo a tomar la cuchara y hundirla en el cereal antes de hablar de nueva cuenta. —Lo haré, lo prometo, así que ahora mejor dime como te fue anoche en zoo. Volviste tarde de nuevo. —Al levantar la mirada con cereal en la boca, veo como sus cejas se relajan y su mirada se agacha, dejando entrever melancolía y un poco de desgano. Niega con la cabeza, tomando la silla frente a mí y arrastrándola para sentarse.

—Nada fuera de lo común, sólo Mario y Cheeto liándola por lo pedos que estaban. —Toma la caja del cereal y pone más de la mitad en su tazón, luego vierte la leche con más tristeza, tomando la cuchara e iniciando a comer. Me quedo mirándole un tiempo, con la misma pregunta de todos los sábados.

—Mangel ¿Por qué siempre que vas a zoo vuelves tan deprimido? —El morocho dejo de comer un momento, mirando las bolitas de cereal como si tuvieran las respuestas del universo. Luego miro al frente, lidiando con mis ojos envueltos en duda.

—Ni yo lo sé. —Aprieta los labios en una mueca de lado, bajando otra vez la mirada al cereal. Retoma la cuchara y sigue comiendo. Suspiró antes de levantarme rumbo a la cocina, llenando un vaso de agua y tomando un alka zelzer de encima del refri.

Bien sabía yo que era indispensable comprar una caja nueva cuando fui al súper ayer.

Volví a la mesa y deje el vaso junto con la pastilla delante de Mangel. Él, al percatarse de lo que le dejé, levantó la mirada hacia mí.

—Por si te duele la cabeza o te dan náuseas en la tarde como la otra vez. —Respondí antes de que preguntará, sonriéndole levemente y despeinando su maraña de cabellos con cariño. Mangel se quedó mirándome varios segundos, y sin entender porque, una especie de incomodidad se extendió en mi estómago, por lo que aparté la vista, y seguido tomé mi plato para escapar directo a la cocina.

—Rubius. —Le escucho llamarme, y sé al instante lo que me va a decir. "Que deje de gastar mi dinero en pastillas para su resaca, que él debe encargarse por su propia cuenta de eso". Pero como sinceramente no quiero volver a pelear por eso, me hago de oídos sordos.

Yowl Voiceless |Rubelangel OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora