Adiós

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Muy solitario fue sentarme a escuchar una melodía que no iba dirigida ni a ti ni a mí, ni a nosotras juntas.
Muy solitario era verte cuando tus ojos no me estaban buscando.
Muy solitario era sentirte aquí dentro cuando hace tanto no te sentía los labios.
Pero nunca había sentido tanto a la soledad, como cuando me abrazaste para decirme que me querías, y no pude quererte nada.
No después de estar tan sola aún cuando estabas ahí.

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