Especial II #Editado

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Hasta en la robótica tiene estilo

...

Deprisa, pero conservando una elegancia envidiable se podía apreciar a una chica caminar por las calles de la ciudad.

"Como puede haber personas tan prejuiciosas en este mundo", pensaba, no había forma de que ese pensamiento no invadiera su mente, tan solo hace unos minutos atrás había tenido una cita, cita que debió ser maravillosa, pero contrariando sus planes termino en total desastre.

Resulta que Rarity, la protagonista de esta pequeña historia, lo había conocido hace ya dos semanas, todo había sido de ensueño, él era caballeroso, atento, guapo, todo un príncipe para resumirlo y para Rarity, ingenua, presa de sus expectativas, creyó que finalmente su tan espero hombre de sus sueños, su príncipe azul, había llegado a su vida, pero no todo lo que brilla es oro dice un dicho muy popular, y eso lo acaba de confirmar a la mala.

En aquella dichosa cita, todo iba bien hasta que le propuso dar un paseo en su auto, la llevo a ver el atardecer, sonaba muy romántico, si, y lo habría sido de no ser que el tipo trato de propasare son ella y para rematar, al ver sus negativas se le ocurrió decir:

"Vamos apuesto a que no es la primera vez que tienes una propuesta así, las chicas como tú siempre hacen este tipo de cosas".

Las chicas como ella, LAS CHICAS COMO ELLA, como es que ese tipo se atrevía a insultarla de esa manera, pero eso no fue todo, ella trato de hacerle entender que estaba equivocado y que se iría en ese mismo momento de ese lugar, pero no se dio por vencido y metió su mano por debajo de su falda, fue ahí donde perdió la calma que era tan típica de su personalidad.

Da la casualidad de que Rarity no solo era una experta en moda, ella creaba sus propios diseños, y era increíble haciéndolo, pero tenía otro talento oculto, ella tenía un don para la robótica no era algo que Rarity presumiera mucho, de hecho, solo su pequeña hermana lo sabía. Sus habilidades iban desde crear dispositivos con pequeños propósitos para su uso personal que eran bastante discretos hasta dispositivos de rastreo y comunicación que utilizaba para cuidar a su hermana en ocasiones.

Ese día llevaba un brazalete que había creado en caso de que alguien la atacará, ser una chica bonita en una ciudad tan grande era difícil, que para variar combinado con el vestuario que traía puesto se veía hermoso, "nunca está de más ser precavida", fue lo que pensó aquel día y no se arrepentía de su decisión.

El brazalete se activaba al presionar puntos específicos, así lo hizo y del artefacto salió una pequeña aguja, en un movimiento Rarity la encajo en el brazo de aquel tipo, la aguja soltaba una descarga eléctrica que inmovilizaba temporalmente a quien la recibía, el brazalete tuvo éxito sacándola de esa horrible situación. Pero eso no quitaba lo dolida que se sentía, no era la primera vez que le sucedían ese tipo de cosas, ser juzgada por su aspecto, que daba la imagen típica de alguien materialista, interesada, falsa, etc., como odiaba eso.

Al fin logro llegar a su hogar.

— ¡Hermana!, ¿cómo te fue? —Sweetie Bell se lanzó sobre su hermana al verla llegar tan temprano, dándole una cálida bienvenida a su hogar.

— No era para mí — respondió Rarity lo más serena que pudo, no quería preocupar a su hermana por sus problemas amorosos y tampoco quería dar muchas explicaciones de lo que paso, su hermana era muy pequeña para comenzar a ver lo cruel y perverso que podía ser el mundo.

— ¿Eh? — Sweetie pudo notar el desencanto en las palabras de su hermana, no entendía del todo lo que sucedió, pero debía ser algo malo para acabar con el buen humor con el que había partido cuando salió de casa hace tan solo unas horas. Era oficial no entendía a las adolescentes.

— Iré a recostarme, estoy agotada — eso era verdad, estaba cansada emocionalmente por su desastrosa decepción sumándole lo físico, correr con tacones no es una gran idea y menos si se trata de largas distancias.

— Espera, Rarity — llamó Sweetie Belle, antes de que su hermana fuera a sumergirse en su habitación — te llego un paquete.

En la mesa de centro se encontraba una pequeña caja, Rarity la tomó un poco extrañada, tenía el logo de un corcel y decía Agencia Canterlot. Jamás había escuchado un nombre así, ya sin decir mucho llevo la caja a su habitación, dentro de ella estaba un DVD, lo analizo un poco y se dispuso a ver el contenido, en la pantalla apareció una mujer que no pasaba de los 20 años, vestía un traje y su cabello era de tres colores morado, rosa y amarillo, elegancia y formalidad es lo que pensó Rarity.

— Mis más cordiales saludos — comenzó a hablar — mi nombre es Candence y soy una miembro de la Agencia Canterlot, hemos notado sus grandes dotes para la robótica y su camuflaje en objetos cotidianos —aquel comentario sorprendió y aterro a Rarity se suponía que ella había sido muy discreta con ese tema — sabemos que esto es sorpresivo para usted pero estamos interesados en usted por esa razón, si quiere más detalles sobre esto diríjase a la dirección que está en la caja, sin embargo y por temas de confidencialidad solo tiene tres días para presentarse, piénselo cuidadosamente una persona como usted nos hace falta en nuestra comunidad. Fin del mensaje.

El video termino dejando a una atónica a Rarity.

Tomó la caja para ver lo que tenía escrito, una dirección. De cierta manera todo aquello le pareció aterrador, pero intrigante al mismo tiempo.

"¿Debería confiar?", pensó.

Podría probar que no solo era una cara bonita pero no se confiaría, iría con gran precaución después de todo no solo tenía aquel brazalete para defenderse, jamás se imaginó que la decisión de ir cambiaría su forma de ver las cosas. 

Estragos de un Brillo de Sol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora